ojos marrones.
Enzo's pov.
Creo que básicamente me dejaron por completo en banda, Eva explotó y parecía que ya era tiempo de que pasará, me ardía el pecho indicando que me había quedado sin corazón después de todas las palabras que me dijo. Quería hundirme en el mar y no salir nunca más, quería volver corriendo a la habitación de hotel para buscar a Olivia, ella era la única que me podría mantener estable.
—¿Estás bien, Enzo? — Preguntó Scaloni deteniendome en mi camino hacia la cancha.
—¿Eh? — Pregunté confuso y bajé la cabeza rascando mi nuca como hábito.
—Te veo perdido y bajoneado, sabes que podes hablar conmigo cualquier cosa. — Dijo con su mano en mi hombro mientras me obligaba a mirarlo.
Asentí sin mencionar ninguna palabra, agradecía que teníamos un entrenador tan empatico con todos y que estaba dispuesto a ayudarnos con nuestros problemas personales. Me alejé de él con la cabeza baja y me acerqué a donde estaba Julián en la banca, me senté a su lado y este me miró preocupado, al parecer se notaba bastante como me sentía.
—¿Qué pasó, hermano? — Preguntó palmeando mi espalda mientras yo me inclinaba hacia adelante.
—Te fallé Juli. — Las lágrimas se hicieron presentes, aunque intenté aguantar las ganas no fue posible.
—¿En qué? — Cuestionó confundido y se agachó para mirarme bien.
—Lastimé a Eva y ahora ella no me quiere ni ver. — Pasé mi mano por mi cara de una forma brusca casi sacando todas las lágrimas de mis ojos.
Pensé que Julián se iba a enojar conmigo después de haberle hecho tal confesión, pero fue todo lo contrario a lo que esperaba, acarició bruscamente mi cabeza en forma de consuelo y me dio un abrazo inesperado. Siempre había temido de que este momento llegará, siempre que estoy a punto de confirmar todo con Eva, sucede algo que nos mantiene separados.
No considero real lo que dijo, ella y yo podemos estar juntos si podemos, sé perfectamente que fue error mío no aclarar las cosas con Sofía. Ella me hace recordar a esa canción que dice: "Me gusta el verde en sus ojos, y no lo comparo, con tus ojos marrones...". Creo que esa canción explicaba todo lo que sentía por Sofía.
Esperaba el perdón de Eva con toda mi alma, está vez quería hacer las cosas bien y lo primero era aclarar las cosas con Sofía. Le sonreí a Julián sin mostrar mis dientes y me levanté del banco para terminar de entrenar.
—¡Fernández! — Gritó Scaloni desde el otro lado de la cancha, me acerqué trotando y me paré enfrente de él. — Felicitaciones, sos titular a partir de hoy.
Hice mi mayor esfuerzo para parecer feliz por la noticia pero mi mente no estaba en ese mismo lugar, sonreí como pude y agradecí la oportunidad que me había brindado Scaloni para demostrar mi desempeño. Me dirigí al gimnasio para terminar todo lo que era el entrenamiento físico y volver a la habitación del hotel.
Lisandro y Julián me siguieron para continuar con sus respectivos lugares.
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Eva's pov.
Me sentía aliviada después de decir todo lo que venía sintiendo hace días, respiré hondo desplazándome en mi escritorio y agarré mi celular para revisar un poco mis redes sociales, justo en el momento menos esperado me apareció una publicación de Enzo.
hace 4 horas
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Rápidamente se volvió claro el recuerdo de aquel día retratado en esa foto, volví a llorar recordando lo lindo que se sintió tener nuestro primer beso que deseábamos tanto. Me llenaba el corazón pensar que Enzo todavía recordaba ese día al igual que yo, me sentía confundida con mis sentimientos después de ver esa publicación, a lo mejor debía ir a buscarlo para pedirle perdón por como lo había tratado, sabía que era mucha presión los partidos y más sus problemas internos.
Caminé hacia el gimnasio privado de los chicos encontrando a Lisandro, Julián y Enzo haciendo ejercicio en las máquinas. Al contrario de mi hermano y Lisandro, Enzo estaba en cuero haciendo que mi corazón volviera a moverse en su lugar, se sentía como bombeaba más sangre de lo que debía. Enzo me miró serio desde su lugar, nunca me sacó la mirada de encima y me acerqué hacia donde estaba Julián.
—¿Tenés tiempo después? — Pregunté haciendo que detuviera la cinta.
—Sí. — Sonrió y acarició mi pelo como si supiera que estaba tan mal.
Asentí con una media sonrisa y salí de ahí sin antes mirar nuevamente a Enzo, sus ojos marrones oscuros me miraron por última vez dejándome perpleja y finalmente me marché.
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Volví a mi habitación después de un largo día de trabajo, tuve una charla con Julián sobre lo que había pasado y finalmente terminó dándome un par de consejos bastante buenos.
"No querés dejar lo que te hace bien, Eva", fueron las palabras que me dejaron pensativa después de la charla, Enzo solía hacerme tan bien y su falta me hacía tan mal, aunque haya hecho lo que hizo. Oriana no estaba por ningún lado, dejándome sola en la habitación y sintiendo ese pánico de abandono, me acosté en mi cama tratando de distraerme pero parecía ser imposible, mi pecho se comenzó a cerrar y me costaba respirar, salí corriendo al balcón con desesperación y finalmente sentí como mis pulmones se llenaron de aire nuevamente.
La puerta sonó con tres toques, miré confusa hacia aquella puerta blanca y me acerqué aún con la respiración agitada. Abrí con lentitud sin saber de quien se trataba, Enzo estaba parado enfrente y no me dio tiempo a hablar porque estampó sus labios en los míos.
Ese beso hizo que retrocediera unos cuantos pasos y me sentí agarrada por las manos de Enzo en mi cintura, este la apretó aferrandome fuerte a su cuerpo esculpido y con un poco de fuerza apretó más mi cara con sus manos para acercarme sin que quedará ningún espacio entre los dos. Sus labios atraparon los mío entre mordidas, apretones, faltas de aire y caricias. Me separé sorprendida de él y este me miró con desesperación por atacar mis labios nuevamente.
—Por favor ámame de nuevo. — Dijo con la respiración agitada y unió nuestros labios sin previo aviso.
Enzo cerró la puerta con seguro mientras me besaba e hizo que caminaramos torpemente hacia mi cama, me recostó lentamente y él se puso encima de mí sin aplastarme. Sus manos se adueñaron de las mías evitando que pudiera alejarlo, con lentitud entrelazó nuestros dedos y separó mis piernas con la suya.
Nuestros ojos se encontraron en medio del beso, después de tanto tiempo podía volver a ver ese brillo que tenía conmigo, un cosquilleó viajó por mi vientre dejándome conocer esas famosas mariposas del amor, Enzo llenó de besos mi cara y bajó dejando un camino hasta mi cuello haciendo que mi piel se erizara con rapidez. Intenté cerrar mis piernas ante tanto placer pero volvió a separarlas con su pierna derecha y lentamente comenzó a sacarme la ropa.
Por mi parte, retiré su musculosa negra que dejaba ver lo marcado que estaba gracias a los entrenamientos y dejé que él hiciera el resto del trabajo, tal y como lo deseaba. Mis labios se adueñaron de su piel, dejando cada uno sobre sus tatuajes y con la respiración agitada solté un suspiro.
Sus manos se deslizaron por mi abdomen causando un escalofrío instantáneo, deslizaba sus dedos con tal lentitud que se sentía tan suave su tacto mientras sus labios se adueñaban de los míos. No tardó mucho tiempo para que ambos nos entregaramos el uno con él otro, se adueñó de mi cuerpo sin obstáculos y me hizo sentir como si fuera su prioridad.
La pasión se apoderó de nosotros nuevamente en una noche llena de amor, las manos de Enzo se volvieron mi obsesión principal y se me hizo irresistible escuchar la voz de Enzo en todo momento. Mis labios se volvieron su comida favorita en esa noche, en donde los saboreaba y mordía definiendo que eran suyos.
Mi cuerpo ya era suyo, desde aquel momento en el que tuvimos nuestra primera vez y hoy volvía a marcar terreno en él. Bastó sólo está noche para darme cuenta que nadie se pondría encima de Enzo, no había chance de que pudiéramos estar separados. Creí que podría seguir adelante pero el pasado suele ser más pesado que el futuro, las caricias de Enzo solían ser más pesadas que mis ganas de olvidarlo.
—Te amo. — Dije en un jadeo y Enzo se detuvo para mirarme a los ojos con ese dichoso brillo.
—Te amo, Eva. — Susurró en mis labios para volver a besarlos de manera intensa. — Te amo, te amo...
Y sí, mi amor por él era más fuerte que cualquier tormenta que se nos cruzará enfrente.