Giants - Jungkook

Od _imsander

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Avery Alcott pasa de vivir una vida tranquila en Canadá a entrar a la universidad y vivir en una residencia e... Více

prólogo
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Especial 1-Sol y Playa
Especial 2-Cosas de Hombres
Especial 3-Haylie y cita
Especial 4-Boda y Tests
Especial 5 - Veinte a que es niño
Especial 6- Arian y Adler
Agradecimientos
¿Regalito de fin de año?

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Od _imsander

JUNGKOOK'S POV

Había pasado de ser la persona más cerrada de la maldita residencia a dejarle mis llaves a Avery. Mi yo anterior estaría decepcionado del actual, pero no me arrepentía de nada. Literalmente, lo que necesitaba para enderezar mi vida era una hostia de realidad de alguien que también necesitaba volver al camino. Sólo que yo ya me había rendido buscando y ella había hasta subido a la copa de un árbol buscando el camino que perdió a lo largo de su vida.

Mi problema, era que estaba desviándome de nuevo de la senda, y ella no tenía ni idea de eso.

-¿Ya te vas, macarra?

Pablo sonrió desde su ventanilla.

-¿Sin Avery?

-Ella tiene que disfrutar con sus amigos también, Pablito. Además, ya me encargué de que disfrutara conmigo hoy.

Pablo rió negando. Me señaló y me invitó a entrar en su pequeña habitación. Dentro olía a ¿Coco? Seguramente era ese bote de colonia de la pequeña mesa empotrada a la pared.

-Te conozco más de lo que crees, Jungkook. Y sé que esa mirada que llevabas antes de salir por esa puerta-negó con la cabeza-no es nada bueno.

Suspiré sentándome frente a él en un incómodo sofá.

-Puedes contarme las cosas, tú y Avery realmente sois mis únicos amigos decentes. Tal vez sí que soy un poco bocazas, pero sólo entre vosotros. Creo que te conté la última conversación que tuve con ella.

Sonreí ligeramente. Tenía tiempo de sobra para hablar con el confidente Pablo esperando que no hablara de más. Bufé.

-Hago carreras ilegales, supongo que lo sospechabas-asintió-Después de la pelea con Taehyung, allí sólo hubo problemas. Casi nos matamos los dos, tuve que pagar un dineral para arreglar el coche y si quiero seguir corriendo tendría que liarme con la hija del organizador.

-Sí que estás jodido.

Mucho.

-Hoy iba a ser mi última carrera, pero necesito el dinero.

Pablo se quedó en silencio. Miré mis manos y las hice puño.

-Me voy a meter en peleas ilegales, de hecho, hay una después de la carrera; pensaba pasarme.

-¿Peleas ilegales? ¡Te van a reventar, Jungkook! Allí no van los adolescentes que se aburren, van hasta ex convictos; acabarás saliendo con una apuñalada. No es algo limpio como las carreras...

Chasqueé la lengua, tenía razón pero no tenía muchas opciones más. La residencia era un pastón y con un trabajo normal no podría cubrirlo.

-No tengo otra, Pablo. No tengo para pagar esto.

-¿Lo hablaste con Avery?

Negué con una pequeña sonrisa en el rostro. Si ella se enteraba me iba a cortar los cojones. Las carreras no eran aparentemente peligrosas, por eso no le importaba que estuviera ahí metido. Pero conocía a Avery, como se enterara me montaría una escena que podría acabar en mi soledad de nuevo. Sólo sería un par de veces, obtener dinero y buscar un trabajo para seguir con ingresos. Así tal vez sí podría mantenerme. Lo difícil sería que no me descubriera, seguramente vendría hasta con la nariz rota.

Avery me había marcado, no me gustaba admitirlo porque odiaba conocer mis propios sentimientos; pero estaba perdidamente enamorado de esa idiota. El verla sonreír me hacía sentirme igual, y nunca había pensado en que estaba feliz comiendo un perrito caliente mientras una película completamente infantil se mostraba en mi televisión. No quería cagarla, no quería decepcionarla, pero necesitaba el maldito dinero; porque no podría vivir sabiendo que no estaría cerca de ella.

-Habla con Avery.

Parecía sencillo, pero yo no hablaba con ella. Yo dejaba que ella se desahogara, disfrutaba viendo como superaba sus problemas con un pequeño empujón de mi parte; yo no estaba hecho para hablar de mí. Lo había intentado, todo por ella, pero no sería capaz de contarle mi problema financiero; el familiar era tan natural para mí que lo contaba como si hablara de lo mucho que odiaba la coliflor. Pero, ¿El dinero? No me había faltado gracias a las carreras, y admitir que dependía de ellas para seguir con mi vida era algo que no quería contar.

Quería encontrar una solución por mi cuanta, no quería que Avery tuviera más cosas en las que pensar. Era tan idiota que velaría por mí en vez de centrarse en ella, no lo permitiría.

-No lo haré.

-Eres terco de cojones, ¿Vas a perder a tu chica por dinero?-perder era mucho decir...¿Verdad?- Sabes que ella te ayudaría, se le ocurriría algo. Si no se lo dices tú lo haré yo.

Decirle que estoy en la mierda, que tengo que sacrificar mi salud para seguir junto a ella viéndola crecer... Joder, sabía de sobra que podía seguir viéndola aún sin vivir en la residencia; pero el problema residía en que sin residencia no había lugar en el que quedarme: un sin techo.

-No me sorprendería que cuando volviera ya lo supiera-esa chica siempre sabía todo-Yo no diré nada.

Por favor no se lo cuentes...

Me levanté del sofá viendo la hora, debía irme. Susurré un ronco adiós y salí de allí de mal humor. Ellos no tenían mi problema, si me echaban de allí no había casa a la que volver, mi hermano me cerraría la puerta en la cara y estaría literalmente en la calle; ni coche para quedarme dentro porque el mío era del concesionario. Necesitaba ese dinero, y cuanto antes. Las carreras eran estables, pero Taehyung se había vuelto realmente loco allá dentro, ponía en peligro a todos y lamentablemente se metió también en carreras de moto. Sólo me quedaba largarme de allí antes de que su coche pasara sobre el mío.

Abrí mi pequeño garaje y me preparé silbando la canción que tenía puesta mientras Avery trataba de no gritar mi nombre. Era adicto a ella, no necesitaba tenerla atada, menos tener sexo con ella; sólo una dosis diarias de su sonrisa era suficiente. Nunca había sentido que estaba donde tenía que estar.

-Tal vez sí debería hablar con ella...

Revisé el tanque de gasolina. Tras esa carrera venía mi primer ingreso en peleas; ya había hablado con un encargado para que me apuntara esa noche. Mi cabeza no paraba de replantearse qué era lo correcto.

-¿Estás listo?

Me puse el casco y miré a mi puerta: Suga. Parecía preocupado, ese idiota era de los pocos que aguantaba. Tal vez no era mi mejor amigo, pero no dudaba de que era el más decente de los que estábamos allí.

-Última carrera, más vale que gane-dije viendo el coche recién arreglado.

Recordé por un segundo mi primera vez con Avery, el momento donde me percaté de que no sólo quería empotrarla contra un Tesla; todo se desbordó cuando me di cuenta de que me gustaba verla estudiar y la tentación de verla hacerlo llevando mi camiseta tras una noche interesante y con una sonrisa en mi apartamento se volvió una meta personal.

-Me caes bien, ¿Alguna posiblidad de tomar algo después de esto?

Asentí lentamente, una copa me vendría bien. Harper me había dicho varias veces que se podía ser distante pero estar acompañado, no necesitaba hacerme amigo íntimo de las personas; pero no hacía falta que andara solo siempre. Harper era una aguja en un pajar, tuve la suerte de chocarme con ese chico accidentalmente. Taehyung fue un buen amigo, pero sentía que Harper tenía más que dar al resto. Sonreí, me había rodeado de la gente indicada.

Se había esparcido el rumor de que sería mi última carrera, no había visto ni a la mitad de la gente que había allí reunida para una carrera.  Debía ganar, debía ganarme el pastón que estaba ahora mismo contándose en el proyector. Con eso se acababan mis problemas durante un tiempo largo. Me apoyé en el capó de mi coche y sonreí bajo la mascarilla. Los ceros aumentaban, y mis problemas disminuían a su vez.

-No ganarás eso-dijo Taehyung colocándose a mi lado-Te voy a sacar de la pista sólo para joder tus planes.

Si fuera el antiguo Taehyung me lo hubiera tomado a broma, pero no lo era. Hacía de todo para llamar mi atención, incluso arrollarme.

-En teoría yo traje a la gente-sonreí de forma arrogante -Ese dinero es mío.

Y tenía razón, vinieron por mí.

—Yo traje a Avery a tí, ¿Eso la vueove mía?

No, porque ella tiene capacidad de elegir y el dinero allá arriba no.

<<Qué bien sienta saber que hay un lugar donde te valoran>>

¿Verdad?

Aceleré, me alejé de Taehyung lo máximo posible, ayudé a Suga a ponerse en segundo puesto ahorrándome la posibilidad de que Taehyung me arrollara y como era de esperar, crucé la meta.

Primer puesto, y esta vez había ganado un maldito dineral y sin ningún percance. El plan de Taehyung salió mal en cuanto Suga tomó la segunda posición.

-Con eso me puedes invitar a Disneyland París, cabrón.

Suga miró los fajos de billete mientras yo firmaba unos papeles para salirme de las carreras. Sonreí viendo como contaba el dinero.

-No cuentes, hay doscientos mil dólares.

Firmé tras leer que el Tesla sería devuelto al concesionario. Juraba por la moto de mis padres que volvería a ser mío.

-Tío, has ganado en un día lo que la gente trata de ganar en cuatro malditos años.

Observé fijamente los papeles firmados. Libre de carreras, lejos de Taehyung. Me senté viendo el Tesla, no quería despedirme de él; no sabiendo que Avery se corrió sobre esa joya.

-¿Quieres ganar más?-pregunté mirando la hora.

Suga me sonrió ladinamente antes de cerrar la bolsa de dinero. Subimos los dos a mi moto y me dirigí a aquel famoso callejón; después de eso no necesitaría más que un trabajo simple, ya sea un supermercado o una cafetería. Pero quería desahogarme antes de eso, y qué mejor que visitar mi segunda opción.

-¡Qué locura!-gritó Suga siguiéndome.

Conseguí inscribirme para dos peleas, ambas de dos mil dólares. Crují mi cuello antes de estirar.

-No te mueras ahí, se ven agresivos.

-No me conoces, Suga. Voy a desahogarme.

Subí al cuadrilátero colocándome bien las vendas que me habían prestado para la pelea. Me quité la camiseta y miré a mi contrincante, esperaba acabar intacto. El primer revés y los siguientes dos ganchos lo dejaron en el suelo, pero yo no salí intacto. Me sangraba la nariz y sentía un dolor en el pómulo derecho, pero estaba mucho mejor que mi contrario. Me dieron por ganador.

-¿Está bien?

Ofrecí mi mano para ayudar a levantarse al metro ochenta. Este asintió lentamente, todos parecían asombrados.

-No suelen ayudar al contratio, ¿De dónde vienes?

-Carreras.a

Asintió sonriente. Me bajé del cuadrilátero y me sequé la sangre con un papel que me dio Suga. Ese hombre estaba sangrando como un degenerado, incluso yo había salido mal amparado. Esa mierda no era fácil, saber que el otro estaba mal por tu culpa... no lo aguantaría mucho.

-¿Desde cuando eres tan bueno? Te metiste en la ilegalidad errónea, debiste venir aquí.

Negué viendo de nuevo el cuadrilátero, me sentía mal. Por un momento me imaginé la cara de Avery cuando volviera y me viera golpeado; debía volver. No necesitaba más dinero, sólo quería que Avery besara mi pómulo derecho y me llamara idiota varias veces. Tal vez me había vuelto dependiente de ella.

-Debo irme.

A explicarle lo idiota que era por meterme allí. Por no pedir ayuda, por no contarle mi problema.

-¿Y la segunda?

Segunda...¿Sabiendo que no le fui completamente sincero me daría una segunda oportunidad para que confiara en mí? No habría segunda ronda.

-Me voy, ¿Vienes?

Negó entregándome la bolsa de dinero. Asentí andando hacia la salida, de camino me interceptaron para darme mis dos mil de la pelea, los metí en la bolsa y seguí camino a la moto.

Era un maldito idiota.

Aparqué en el garaje de la residencia y entré maldiciendo en bajo. A mi derecha no estaba Pablo, ¿Dónde estaría? Tardé unos segundos en recordar que era un boca chancla.

-Mierda, Avery.

No me jodas que se fue a decírselo de verdad...

Salí corriendo por los pasillos, ¿Estaría en la fiesta o arriba? Chasqueé la lengua, primero miraría en la fiesta. La gente estaba como una cuba, había algunos que bailaban cerca del borde, otros que simplemente bebían y se besaban con otros en las esquinas y luego ellos, bailando como idiotas en un lateral.

-¿Avery?

-¡Jungkookie! ¡Hermoso! ¡Dame un besito!

-Ni te me acerques, Harper.

-Se acaba de ir, no sé por qué pero no parecía muy contenta y eso que había bebido unos cuantos vasos...¿Y esos golpes? ¿Eso en la nariz es sangre?

Me toqué la nariz, me sangraba de nuevo, ¿El estrés?

-Gracias, Alice.

Salí corriendo de vuelta, debí optar por subir primero. Subí las escaleras de dos en dos.

Llamé a su puerta, varias veces. Me estaba desesperando.

-Avery, sé que me estás escuchando. Apostaría mi moto a que estás contra la puerta en el suelo.

Nada, no respondía. Eso no era buena señal.

-Déjame entrar...por favor.

Toqué de nuevo.

-¿Para verte golpeado? No, gracias.

-Soy un idiota-susurré-Juro que no estoy tan mal...

Abrió la puerta, tenía el maquillaje corrido y vestía con una de mis camisetas de videojuegos. Mierda. Había llorado, lo veía en como se había corrido el eyeliner y sus rojos ojos. Tuve que desviar la mirada.

-No me lo dijiste.

-Eran problemas míos.

-Pues toma-me tiró las llaves que le había dado antes de irme contra mi pecho-arregla tus problemas solo, sin contar con nadie.

Vi las llaves en el suelo, para mí habérselas dado habían significado más de lo que ella creía.

-No tengo por qué contarte todo.

Me sentía como si hubiera menospreciado algo que para mí significaba entregarme.

-No, pero esperaba que tuvieras los cojones para pedir ayuda. Eres realmente hipócrita, no sé para qué cojones me abrí contigo.

-Avery...

-Avery no está de humor ahora.

Me cerró la puerta en la cara. Eso no era un "rompemos" ¿Verdad? Sólo hablaríamos y estaría solucionado...

¿Y si no?

Me di una ducha fría, estuve bajo el agua durante un buen rato; tal vez media hora o más. Antes las canciones no las sentía, simplemente las escuchaba y disfrutaba de la instrumental, más que lo que transmitía analizaba los bajos; pero esa vez había elegido la lista adecuada en el momento erróneo. "Let her go" no era un buen tema para escuchar cuando tu novia se había cabreado contigo por ser un impulsivo que no hablaba las cosas. Salí esta vez más cabreado que cuando entré, la impotencia me estaba carcomiendo por dentro. No sólo yo era gilipollas, Pablo era un bocazas.

Levanté la vista, ver mi figura algo difusa debido al bao del baño y los espejos empañados me hizo pensar. Toqué levemente mi pómulo algo morado, después miré bajo mi costilla; ¿Desde cuándo tenía eso ligeramente morado? ¿El rodillazo?

-¿Qué cojones me pasa?

¿Cómo me había parecido una buena idea que me golpearan y yo lo hiciera hasta desquiciarme?

Limpié un círculo del espejo reflejándome de forma más nítida. Tenía los ojos rojos...¿Lloré en la ducha y no me di cuenta? Joder, qué coño me has hecho Avery... qué hice...

"That i should have bought you flowers, and held your hands; should've gave you all my hours..."

Te odio, Bruno Mars...

Eché la larga cabellera hacia atrás tras parar la canción antes de sentir como el muro que había estado construyendo años se rompiera en pedazos. No podía ser más estúpido. Me vestí con una camiseta negra de cuello en pico y unos pantalones anchos negros muy cómodos.

-Por estas cosas acabo sólo...

Abrí la nevera y la cerré recordando por un segundo a Avery siempre sentada tras de mí en la encimera. Sonreí dándome un pequeño golpe en la frente con la puerta de la nevera. La necesitaba tanto...

Seguí en mi búsqueda de cena, al final un ramen era lo que más me apetecía.

-Quiero entenderme-dije subiendo el fuego para que hirviera el agua-Fui a por el último dineral, ¿Por qué pensé en las peleas si quiera?¿ Por qué cojones no volviste..?

Eché, tratando de comprenderme, los condimentos al agua.

-¿Avaricia, codicia? Puede ser.

Maldije en bajo mirando como se hacían los fideos. Miré la goma de pelo de mi muñeca y até parte de mi cabello. A ella le gustaba hacer eso con mi cabellera...

¿Por qué pienso como si hubiéramos roto? Ella estaba al otro lado del pasillo, no dijo que no quisiera verme en ningún momento, sólo un claro: "estoy cabreada". No habíamos roto, no permitiría que eso ocurriera, no cuando ella iba a ser mi pequeña y estúpida salvación.

-Debería estar dando golpes a su puerta hasta que me abriera. Y merezco que no lo haga.

Algo muy típico de ella, le encanta no abrir la puerta.

-Tienes razón.

Abrí los ojos como platos al escuchar su voz. Me di la vuelta viendo a Avery cruzada de brazos. Tenía la cabellera húmeda, una mueca enorme en el rostro y una camiseta infantil; me encantaba que fuera así.

Se abrió paso a mi cocina hasta estar frente a mi cena. Echó el doble de fideos y condimentos sin decir nada. Yo me contenía para no echarme a llorar; ¿Cuándo acabé tan sensible?

-Estoy cabreada.

-Lo sé.

Merecía cualquier palabra hiriente, que se fuera, que no me perdonara pronto.

-¿Peleas ilegales?¿Quieres romperte la cara?

La cara y el torso...esos rodillazos eran letales.

-Lo siento...

Sólo veía su espalda. Una pequeña espalda que amaba sentir contra mi rostro cuando dormía.

-Me importas-se dio la vuelta tras bajar la potencia del fuego-No es como antes que podías vivir una vida salvaje, existo y me preocupo por ti. Quiero estar contigo como tú lo hiciste cuando pasó lo de Noah; a penas supe qué ocurrió contigo y Taehyung.

Echó su cabellera hacia atrás, tenía los ojos cristalizados. Bajé de la encimera exaltado.

-¿No confías en mí?

-No, no, no, no, no es eso.

Abracé a Avery contra mi pecho. No tardó en romper en llanto; la había hecho llorar. Me sentí una mierda de persona.

¿Por qué era tan difícil expresarme?

-Soy complicado, lo siento tanto-me agarró con fuerza de la camiseta mientras aumentaba sus llantos-No estoy acostumbrado a hablar de mí...no es que no confíe en ti, Avery.

Apagué la olla al ver que ya estaba listo. Besé su coronilla mientras se calmaba.

-Me dolió lo de Taehyung, pero de alguna forma sabía que dejaríamos de llevarnos por alguna idiotez. Me dolía más verte mal a ti, cuando quise darme cuenta, la ausencia de Taehyung la había asimilado sin pensar en ello. En cuanto a lo de hoy...

Bufé acariciando su espalda. Avery me importaba demasiado, eso era aterrador.

-Esta era mi última carrera, no podía quedarme allí debido a los problemas con Taehyung y Hyorim...

Sonreí ligeramente al escuchar un casi insonoro: "Me caía mal".

-Gané más que una persona normal en dos años, pero por alguna razón acabé queriendo más y... quería probar las peleas.

-Si tienes problemas con la residencia, ¿Por qué no compartimos un apartamento?

Porque eso me haría más dependiente de ti...

-Puedes guardar el dinero.

-No necesitas hacer eso, puedo seguir siendo el novio de la puerta de enfrente.

-También podrías ser mi novio, al que veo en la mañana y al acostarme.

Sonaba bien.

-Ya hablaremos de eso...tengo hambre, ¿Sabes?

Avery asintió ante mi petición y se puso a poner la mesa. Dejé la olla en la mesita pequeña y prendí la televisión buscando una película que no hubiera visto.

-Por cierto, ¿Cómo entraste?

-Las llaves las dejaste en el pasillo-dijo sentándose en el suelo.

Tenía sentido. Me acomodé sobre el cojín y comencé a servir a Avery de la olla. Me estaba contando lo que hizo en la fiesta cuando me fui, desde la primera copa hasta las tres después de que el bocazas de Pablo dijera que estaba replanteándome meterme en peleas ilegales debido al dinero que me faltaba.

Escuchar su punto de vista era interesante.

-Estaba furiosa, pero no contigo. Pensé que era mi culpa, que no te transmitía seguridad para contarme tus cosas o algo así; incluso creí que querías romper conmigo y no sabías cómo hacerlo y esa fue la mejor idea que se te ocurrió.

-Paranoica-susurré antes de sorber el caldo del cuenco, lo pensé dos veces antes de seguir hablando-Estoy feliz de estar contigo, y más ahora que tengo doscientos mil dólares.

-Doscientos mil... dólares...

Asentí viendo a la televisión. Avery tenía los ojos disparados.

-Te invitaré a algo.

-Qué mínimo-dijo con una sonrisa-Al acuario, al zoo, al cine, a comer, acampada...

-Oye, para eso no sólo se necesita dinero, se necesita tiempo.

-Estamos de vacaciones...

-Avery, tenemos exámenes al volver.

Hizo un puchero antes de cruzarse de brazos. Me levanté para llevar los cuencos.

Me sentía aliviado, no quería experimentar eso de nuevo. La sensación de pérdida no la llevo muy bien, ni siquiera la de mis padres.

-Mañana te llevo al acuario.

-¿Enserio?

Se levantó del suelo ilusionada, asentí dejando en la pila los cuencos. Avery escaló el sofá y se me tiró encima.

-Te quiero, te quiero, te quiero-besó todo mi rostro hasta acabar en un largo beso en mis labios.

Si pudiera explicarle yo lo que siento por ella...

Nos encontrábamos en mi cama. Yo sentado haciendo esquina y ella apoyada en mi pecho. Estaba hablando con sus amigos de Canadá, como hacía prácticamente todas las noches. Tenía curiosidad, sólo sabía el crush que tenía una de ella conmigo; ¿Loren? Puede ser. Cuando hablaba de ellos se le iluminaba la cara, ¿Pasaría lo mismo conmigo?

Abracé fuerte su estómago y hundí mi rostro en su cuello. Su aroma me tranquilizaba, me ayudaba a dejar de pensar. Sólo tenía espacio para ella.

-Van a venir...

Levanté el rostro de su cuello esperando a que siguiera hablando.

-Vendrán a verme en año nuevo.

-Vaya, entonces nada de empezar el año gimiendo.

Me golpeó con el codo. Sonreí travieso. Quería marcarla, me gustaba ver las pequeñas y rojizas marcas por su piel; y ella también me confesó lo mismo. Desplacé lentamente la ropa de su hombro y la mordí. Se quejó de forma ahogada. Desplacé mis manos bajo su camiseta, subí hasta sus pechos y jugué con ellos mientras seguía marcando su hombro izquierdo. Las súplicas de Avery amaravillaba mis oídos.

Susurré en su oreja un cálido y aireado: "estoy enamorado de ti" que de alguna forma me hizo sentir aliviado. Avery se dio la vuelta rápidamente y me abrazó por el cuello estando a horcajadas sobre mí. Su "yo también" era sanador.

-Cierra los ojos-dijo con una sonrisa traviesa.

Obedecí por curiosidad. Tras unos segundos en los que se levantó y volvió a ponerse sobre mí, sentí sus manos en mis abdominales, me había levantado la camiseta y estaba tocando lo que le venía en gana.

-¿Y esto?

Tocó la zona donde me habían dado un rodillazo.

-Un pequeño e inofensivo rodillazo.

-No vas a pisar ese cuadrilátero en tu vida.

Suspiré cuando subió hasta mis pectorales, besó mi torso mientras sus manos jugaban con el elástico de mis pantalones.

-Nada de manos-dijo cuando traté de agarrar su cabellera-Es tu castigo.

Cabrona...

Dejó libre mi miembro y no tardó en comenzar a complacerme. Lamía mi longitud mientras sus manos estaban en mis testículos.

-Tampoco gemir, ni gruñir.

-¿Me estás copiando?-murmuré mordiéndome el labio para no soltar ningún sonido.

Miré cómo su lengua dejaba brillante mi glande, sin duda necesitaba tomar el control de aquello. Iba a sugerir una tregua cuando metió mi miembro en su boca. Eché la cabeza hacia atrás mordiendo mis labios; Avery sabía usar la boca, y no había duda de ello.

-Buah, Avery-murmuré notando como me acercaba.

De pronto la sacó de su boca dejándome con todas las ganas de correrme. Iba a asesinarla en esos momentos.

-Te voy a montar, sin tocar-dijo quitándose los pantalones junto a las bragas y su camiseta.

-Eso es pasarse, Avery.

-Tu castigo podría ser quedarse con las ganas, así que agradece y no hables.

Había aprendido sin duda como tener el control. Sonreí desviando la mirada...¿Estaba grabando? ¡Por qué cojones estaba grabando eso? Había puesto su móvil en la pared, justo al lado del espejo. ¿Cuándo?

-No mires a la cámara-murmuró poniéndome el condón.

Gruñí, no pude evitarlo. Me miró amenazante, tragué en seco.

-Quiero grabar tu castigo...

Se dio la vuelta enseñándome su espalda, se colocó antes de penetrarse a sí misma. Eché mi cabeza hacia atrás, tan profundo...tan placentero...Verla desde atrás era excitante, pero no poder tocarla era una tortura. Ella saltaba a su ritmo, hacía círculos o simplemente se estiraba hacia delante dejándome más visión. Me estaba volviendo loco. Cuando también estaba al borde de llegar se levantó obligándome a maldecir. Sonrió acercándose hacia mi rostro.

-¿Qué dirías si te propusiera un trío?

Abrí los ojos como platos. Se colocó mi miembro en su entrada antes de dejarse caer apoyándose en mis hombros. ¿Con quién cojones quería hacer un puto trío? Debía estar de broma, no iba a dejar que nadie disfrutara de ella o la hiciera disfrutar. ¿Sabes qué permitiría? Que miraran, desde que lo hicimos en el balcón, y las veces que nos escucharon fue excitante; no sabía que era un exhibicionista.

-No te comparto-me mordí el labio para no gemir-Nunca.

Sonrió antes de besar mis labios, no tardó en meter la lengua en mi boca. Avery era una puta diosa, me estaba montando sin ayuda y me estaba hasta gustando más que cuando yo la torturaba. Agarró mis manos y las dejó en su cintura. Sonreí en el beso, iba a lamentar haberme prohibido tocarla. Bajé una de mis manos a su clítoris y lo estimulé mientras con la otra mano la ayudaba a acelerar los saltos. Los gemidos ahogados en la boca del otro eran casi música para mis oídos, pero prefería sin duda el sonido de nuestros cuerpos chocar. Me corrí separándome del beso para respirar, Avery aceleró todo lo que pudo hasta que comencé a notar las paredes apretándome. Gemí con ella cuando se corrió. Me quedé dentro de ella, me gustaba sentir los pequeños espasmos de su interior tras el orgasmo.

-Me gustan tus castigos -pasé mis manos por sus brazos lentamente -Tal vez, podamos cambiar de vez en cuando el liderazgo.

Sonrió abrazándome el cuello y hundiéndose en el mismo. Toqué su espalda, tan suave...

-Te quiero tanto, Avery.

No lo pensaba, lo sentía.

No había nada más aterrador que saber que sientes demasiado.

-Dímelo otra vez.

-Te amo.

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