Ese mismo día, luego de haberse alejado de Xiao You, camino sin rumbo alguno, y tal vez fue por pura coincidencia, pero llegó al edificio en el que había estado el día anterior y dónde se había encontrado con aquel chico. Miró hacia arriba, y soltó un suspiro pesado, sin más que hacer o sin lugar a donde ir, decidió subir a la terraza y quedarse allí.
Pero grande fue su sorpresa al llegar, ese chico estaba allí, sentado comiendo donas.
Se acercó un poco, pero se detuvo rápidamente cuando vio al chico quedarse quieto repentinamente. Este, bajó el bocadillo que estaba comiendo dejándolo en la caja, tragó lo que tenía en su boca, y lo vio fruncir un poco el ceño.
— ¿Kun, eres tú? — preguntó el chico mirando atentamente hacia todas las direcciones.
— ¿Puedes responder? — preguntó nuevamente.
Y era demasiado obvio, no recibiría respuesta.
— Si hay alguien aquí... Puedes golpear una vez para decir que sí, y dos para decir que no — habló.
HaoWei dudó un poco. ¿Podía hacer eso? Hablar con un vivo, claro que lo hacía con Zhan, pero él podía verlo.
¿Podía hacerlo con alguien que no lo pudiera ver?
Mordiendo su labio inferior, se acercó a la caja de metal que había cerca. Y la golpeó una vez, ganándose una mirada sorprendida del chico.
— ¿E-eres Kun?
Iba a golpear dos veces, pero su mano se detuvo incluso antes de tocar el metal. Al final, terminó golpeando el metal dos veces.
— ¿Eres... Malo? — preguntó con desconfianza y se apresuró a responder que no.
Pero en vez de asustarse, el chico sonrió, y eso fue muy raro. ¿Quién en su sano juicio sonríe al saber que hay un fantasma con él?
— Entonces eres bueno.
Un golpe.
— Nunca pensé que podría comunicarme con un fantasma... ¿Cómo estás?
— Feliz viviendo la vida — habló HaoWei con un sarcasmo tan evidente que incluso rodó sus ojos negando con la cabeza.
— Creo, que fue una pregunta un poco fuera de lugar. ¿No crees?
Un golpe. El chico sonrió avergonzado.
— Lo siento — dijo riendo bajo. — ¿Eres un niño?
HaoWei se lo pensó un poco antes de responder, no era un niño, era muy consciente de eso, aparte de que Zhan se lo había aclarado, había muerto entre los quince y dieciocho años, eso quería decir que era un adolescente. Obviamente golpeó dos veces.
— ¿Adolescente? — golpeó una vez.
— Wao... ¿Puedo saber cómo moriste? — recibió un No cómo respuesta.
Era demasiado evidente que no lo iba a decir, porque él tampoco lo sabía, así que para que esforzarse.
— ¿Muy entrometido de mi parte?
— No creo que seas entrometido — dijo el fantasma y golpeó dos veces.
El chico rió bajo.
— ¿Quieres saber cómo supe que estabas aquí? — golpeó una vez el metal esperando una respuesta.
Dado que, si se le había hecho extraño que supiera que había algo ahí, y ese algo era él.
— Estaba cálido... El ambiente aquí era cálido, tranquilo, y de la nada hubo un viento frío y sentí como se me erizaba la piel... Hace poco tuve un encuentro con, alguien 'muy' especial para mí que, quizás ya está en el cielo, investigué y... Resulta que eso pasa cuando hay un ente cerca. Pero, me alegra que no quieras hacerme daño... — sonrió.
Y así pasó el tiempo, no preguntando, pero respondiendo las preguntas que el chico hacía, y escuchando atentamente lo que contaba. Riendo de vez en cuando ante las ocurrencias y chiste que hacía, aunque no pudiera verlo, ni comunicarse como quería, disfrutaba de ese momento, pero al mismo tiempo, tenía una extraña y pequeña sensación en su pecho.
A la mañana siguiente, Yibo despertaba del muy agradable sueño, bostezó estirando su cuerpo y luego soltando un pequeño quejido. Abrió sus ojos completamente y suspiró sentándose en su lugar, miró a su costado y se dio cuenta de que Xiao Zhan ya no estaba allí. Se levantó de la cama comenzando a arreglarla, hasta que las voces en la planta baja llegaron a sus oídos, se acercó a la puerta y notó que era una discusión entre Zhan y su abuelo.
— Abuelo-
— ¡No me voy a ir!
— Pero es por tu bien, así puedo estar más pendiente de ti.
— ¡No voy a regalar mi casa!
— No te estoy diciendo que la vayamos a regalar, podemos conservarla, pero ven a vivir conmigo.
— ¡No!
Yibo, quien había bajado para ver qué pasaba, vio al pelinegro suspirar cansado y peinar su cabello hacia atrás.
— Amm, disculpen si interrumpo — dijo haciendo que abuelo y nieto voltee a mirarlo.
— Pero señor Xiao. ¿Por qué no va a vivir con su nieto? Él está preocupado por usted y el viaje hasta aquí es un poco largo, cualquier cosa que suceda Xiao Zhan puede actuar más eficazmente. Aparte, usted dijo que quería pasar más tiempo con él porque lo tenía un poco olvidado. ¿No cree que es mejor si va con él?... Y si es por su casa, pueden venir cuántas veces deseen y pasar un tiempo de calidad los dos. ¿Qué dice?
Mientras hablaba, se había acercado al mayor hasta estar a una distancia prudente y poder poner una mano con delicadeza en su hombro. El hombre bajo su mirada y volteó el rostro para mirar a su nieto.
— Ven conmigo, ¿Mhn? — habló el menor con un ligero puchero.
El abuelo suspiro pesadamente y asintió.
— De acuerdo, de acuerdo. Hablemos después de esto. Vamos a desayunar — dijo dando unas cuantas palmaditas en la mano del castaño.
El hombre avanzó primero al comedor y Zhan se quedó un momento en silencio antes de hablar.
— Gracias... Por ayudarme a convencerlo.
Yibo negó.
— No hay de que... Pero, ¿por qué no quiere irse?
— Está casa la compró junto con mi abuela, ahorraron mucho para comprar este lugar, aquí criaron a mi mamá, aquí me crió a mí... Atesora mucho está casa, creo que es por eso que no quiere irse.
— Entiendo...
"Igual como yo y mi casa" pensó el castaño.
— Vamos a desayunar — habló Zhan haciendo que Yibo regrese de sus pensamientos. Este asintió y siguió al menor hasta el comedor, dónde ya los esperaba el abuelo Xiao.
Ese desayuno había sido tranquilo, un poco animado gracias a los temas de conversación que iniciaba el mayor de la casa, avergonzando a Xiao Zhan quien pedía que la tierra se tragara, y haciendo reír a un Wang Yibo quien no podía creer todas las ocurrencias que el pelinegro hacía de pequeño.
Para Yibo, ese desayuno fue tan hermoso, tan familiar, ese momento se había grabado en su corazón regalando una calidez que lograba hacerle sonreír cada que recordaba. No había tenido un desayuno así en mucho tiempo, y lo atesoraría.
Pero ahora mismo, debía concentrarse en lo que estaba sucediendo. El detective al cual había contratado, lo llamo diciéndole que tenía noticias, y esas palabras bastaron para que actualmente se encuentre conduciendo hacia su casa, con Xiao Zhan a su lado.
— ¿Yibo, para que necesitas mi ayuda exactamente? — preguntó el pelinegro con su ceño levemente fruncido.
— Fue el detective quien me dijo que buscará a tu abuelo, mientras más pista él tenga, más oportunidades de descubrir la verdad tendrá. Tú, puedes ver a mi hermano, entonces, quiero que por favor hables con él.
— Las cosas no funcionan así, HaoWei no quiere hablar, y tampoco puede recordar, yo no puedo obligarlo a decirme todo lo que tú y el detective quieren saber. Mientras él no recuerde y no quiera hablar, entonces no podré hacer nada.
— Pero... Puedes obligarlo a qué te diga. ¿No es eso lo que hacen en los exorcismos?
Xiao Zhan bufó ofendido.
— Oye, tu hermano no es ningún espíritu maligno. Estás comenzando a portarse egoísta solo por querer conseguir la verdad, ¿Sabes? — habló volteando su rostro hacia otro lado.
Yibo al ver esto, suspiró arrepentido.
— No es eso, solo que... Lo siento, sí me estaba portando egoísta.
Ambos se quedaron en silencio, sin tan siquiera mirarse de soslayo.
Al llegar a su residencia, Yibo bajó del auto encontrándose con el detective recostado en su auto mientras comía, al parecer gomitas. Este al notar su presencia, dejó de comer para tomar una carpeta de dentro de su vehículo y acercarse.
— Señor Wang. Me alegra verlo.
— Fue, muy rápido el conseguir información.
Y el hombre aspiró un poco de aire mostrando sus dientes y haciendo una pequeña mueca antes de negar con la cabeza.
— Será mejor que hablemos adentro. ¿Le parece?
Yibo asintió levemente, comenzando a sentir en su interior la decepción. No había encontrado anda, eso se lo había dejado claro en cuanto vio las expresiones en su rostro.
Los tres se encontraban en la sala, el detective colocó la carpeta sobre la mesa de centro y la abrió comenzando a tomar algunas hojas y fotos.
— Esto, fue lo que he encontrado hasta ahora — dijo entregándole las fotos.
— El edificio del que su hermano cayó, curiosamente las cámaras de seguridad no estaban trabajando, pero, al parecer las CCTV de una de las avenidas grabó el momento exacto, en el que aparece su hermano corriendo, escapando de alguien — está vez el detective sacó su teléfono y comenzó a reproducir el vídeo.
— Las grabaciones son viejas y algunas tomas desaparecieron, afortunadamente, esta fue la única que encontré, y la única prueba que demuestra, que no fue suicidio.
Y como lo había dicho, el vídeo era de muy mala calidad, pero se podía apreciar que un chico cruzaba la calle corriendo, más atrás de él pasaba un hombre misterioso, pues al parecer se había preparado muy bien, ya que tenía su rostro cubierto, al igual que todo su cuerpo.
— Aunque bien pudiera ser alguien más, las hora y fecha coincide perfectamente, entra correctamente en el límite de tiempo de entre cruzar la calle y subir a la terraza del edificio para luego pasar por la misma avenida como si nada hubiera sucedido.
Yibo cerró sus ojos dejando caer sus manos y cabeza.
— Ha pasado mucho tiempo, la persona que lo asesino, pudiera estar en cualquier lugar, incluso muerto... Aún así, estuve revisando y hablando con algunos conocidos, y la policía dejó muchos espacios vacíos. ¿Por qué no presionaron?
— Al principio, mis padres no lo hicieron, les lavaron tan bien el cerebro haciéndoles creer que fue suicidio que... Se convencieron de que así fue, y por una parte, no puedo culparlos, se año todos habíamos estado ocupados, yo por el tema de la universidad e irme del país y mis padre ese pasaban mas tiempo viajando por sus trabajos. Incluso al principio yo lo creí, pensé que también había sido mi culpa por dejarlo solo. Cuando ellos murieron, simplemente algo no cuadraba, yo conocía a mi hermano desde que era un bebé, solo no tenía sentido. Y aunque hice todo lo que pude, la respuesta fue la misma, suicidio...
Mientras que Yibo y el detective hablaban, Xiao Zhan se había quedado en silencio escuchando, y lo que decían lo dejaba más confundido, y si algo aprendió de todas sus series policiacas y crímenes organizados favoritas, es que, había alguien detrás de la policía indicándoles u ordenándoles, destruir evidencia.
— Disculpen... ¿Puedo hacer una pregunta? — los hombre callaron dándole paso a hablar.
— ¿No creen que, tal vez en la policía haya alguien que no quiere que Yibo sepa la verdad de lo pasó? Digo, existe la posibilidad de que estén tratando de proteger a alguien.
Y Yibo se dejó caer en el respaldo del sofá.
— Lo pensé, y también muchas teorías del porqué lo asesinaron rondan mi cabeza.
— Vio algo que no debía ver — habló Zhan mirando al hombre asentir.
— Descubrió algo que no debía descubrir, participó en algo y se deshicieron de los ojos que no tenían importancia y consideraban amenaza, se juntaba con alguien del bajo mundo. Puedo continuar todo el día haciendo ese tipo de suposiciones, pero primero hay que averiguar quién o quienes, no querían a su hermano en el mapa.
El castaño volteó su mirada a Zhan este también lo miró, y sintió pena al ver el brillo en los ojos del mayor, le regaló un pequeña sonrisa y sin pensarlo, tomó su mano intentado brindarle un poco de confort con aquella acción.
No sabía por qué, pero en su interior sentía el deseo de querer hacerle saber a Yibo, que él estaba ahí, y que no lo iba dejar solo.