Alessandra Joseph.
Once dias encerrada, sin comida digerida, sin dormir, sin nada. Los dias pasan tan rápido, ir a la iglesia en la mañana y después ir a verlo en una caja solo me hacia sentir cada vez mas débil, cada vez más muerta.
Papa murió de negligencia médica, han pasado ahora tan solo diez años y yo e estado en una negligencia emocional solo por no saber que es real y que no lo es. Simplemente extrañar es otra forma de poner la vida en pausa.
Mama intentaba hacer de todo para que yo tuviera una buena imagen de mi pasado, haciéndome creer, crear, conquistar a mi manera mi presente y mi futuro, pero siquiera sabia si era yo la que precisamente era la que tenía futuro.
-¿Ya nos vamos Ale?.-Mama me toco el brazo, mi mirada se quedo perdida en su caja. Algunas veces morimos y otras volamos lejos de cualquier manera, sin embargo, estarás a mi lado hasta que al fin tenga el valor de hacerlo. Y si no estoy y estoy lejos. -Mama interrumpió denuevo. -¿Ale?.-Por favor, vamos a casa papa.
-Estoy bien. -Camine hacia la salida, no dije si quiera una palabra. Quiero arrancarme un pedazo de aliento y dártelo, darte todo para que puedas volver a casa.
-¿Quieres comer algo antes de irnos?
-No.-Me subi al auto y me permaneci en silencio hasta llegar a casa.
Para el compañero de viaje que nunca estuvo conmigo:
Todavía hablo de ti, pero tu ya no estas. Sanar el vínculo contigo es tener que perdonar todo lo que a pasado después de ti, no es verte o que estes en mi vida exactamente en alguna parte del mundo, volví a mirarte, una vez por cada año, debo decir que mama esta herida. Y una madre que no a sanado, trata de controlarme, de desear que seas de una determinada forma para utilizar la culpa, no creer en ti. Una madre que no a sanado durante este tiempo y sea enfrascado en cuidar a sus nietas solo con tal de evadir el que necesitamos ayuda.
No importa cuantos años pasen, algunos rincones seguían llenos de tu ausencia.
Asi como Ismael durante este tiempo no a podido salir de aquella depresión, a veces suele decir que se quiere desaparecer, otras hablan de matarse. Enrique se hizo mas arrogante, ya no te mencionan tanto, quizás entendieron que seguirás muerto por mas que te pongan en un trono por ser su padre.
Y de mí, de todo corazon espero curarme de ti, no en dias, no en meses siquiera en años por que no lo e podido hacer desde hace una década, pero si es posible seguiré las prescripciones de la moral en turno. Me resto tiempo, abstinencia y soledad. Me quede en la universidad, no ire.
Pero aun asi entrare a una universidad en la que tu estuviste trabajando, quizás no sea lo mismo, quizás no deba cortarme las venas ahora, pero es demasiado tarde, El estigma que existe alrededor de la salud es una muralla que hay que romper. En cuanto al suicidio debes saber que reconozco la mayoría de los casos que no dicen exactamente que quieren poner fin a su vida solo por algo patético, pero aun asi,
No se quedan tantas cosas pendientes, una vida completa contigo por ejemplo papa.
-Ale. -Mama me abrazo. - ¿De verdad estas bien? -Asentí con la cabeza. Algo me detiene, me agarra hasta lograr hundirme de nuevo, aun asi todos los obstáculos, sigo nadando hacia la superficie, usando fuerza que no creía tener. La luz del sol aleja los peligros.
Ya estoy a salvo.
-Mama. -Le tome de la mano.
- ¿Qué pasa? -Me acerqué a ella y comencé a llorar. -Llóralo, hasta que no duela más.
Dios, dame fuerza en mis mayores derrotas. -Susurre.
-Aún recuerdo ese día. -Solloce.
No sabia como expresarle a mi madre que estaba muriéndome en vida, que aun no me enterraba en la vida, pero en el trayecto de un abuelo me muero muchas veces de diferentes maneras.
-Ale. -Mama me miro con los ojos cristalizados. -Si tragas todo lo que siente al final te ahogaras. - Porque simplemente muchas veces la vida termina antes de que llegue la muerte.
-Cada año es asi. -Me cubrí la cara. -Cada año no dejo de recordar todo lo que paso, todo lo que tuvimos que pasar.
-Él está bien ahora. -Me limpio mis lágrimas.
-Pero. -Me quede mirando el cielo. -¿Por qué tiene que ser tan difícil?
-Ale. -Mi cuerpo empezó a temblar.
-Toda la gente nos dice que soltemos, soltar es una situación en la que te aferras. Aunque al principio digamos que, si lo vamos a soltar, pero en el proceso. -Pause. -En el proceso todo se cae, ¿Cómo vas a soltar algo de lo tu estabas acostumbrado? ¿Como vas a soltar esos momentos buenos que te hicieron feliz en algún momento? ¿Como vas a soltar algo sin destruirte en el proceso? Nadie entiende el ¿Por qué te aferras? Y por más fácil que se nos haga decirlo es complicado.
-No te aferres.
-No lo digas, mapa por dios. -Solloce. -No me estoy aferrando, no me lastima ahora, solo que la vida no es poquita vida, sino es mucho. Pero hasta que no permitas conocer...
-Te seguirás aferrando. -Sonrío.
-Si. -Relamí mis labios y me quedé minutos mirándola.
Al final, no me costaba nada abrirle mi alma, decirle tal cual como podía sentirme, como podía hablar sin que ella me dijera que era patética.
Pasamos horas en el auto, mama hablando de comida y yo disociando por la ventana, el aire golpeándome en la cara como amaba sentirlo, había estado un mes completo sin usar el móvil.
Al llegar, bajé del auto y corrí por la calle. Me estaba sofocando, me faltaba el aire. No mire hacia atrás, solo corrí. Tomé un autobús a dirección a un pueblo lejos, existía una tradición de aventar luces flotantes al cielo, el mar estaba a dos horas de allí, asi que lo hice. Un globo de cantolla con el nombre de papa y sus años. Quizás no podía seguir aferrándome cada vez más, pero aun asi lo hice.
Por que mientras mi memoria siga viva le recordare como todo lo que nunca fuimos como padre e hija. Dicen que el cielo es el mayor tesoro que en los atardeceres hay muchos colores, pero yo en los ojos de papa encontré mas que ellos.
Dicen que el oxigeno de las plantas es el que debemos de respirar, pero yo tu aroma de aquellas mañanas no volveré a soltar.
Cuando miro el mar, muchas cosas he de encontrar, pues el mar se a convertido en el lugar donde quiero vivir por la eternidad, porque es más fácil recordarte aquí, que en casa.
El problema es que desde que te fuiste todo se perdió y el cielo me hizo levantarme y decirte adiós,
En unas semanas estaría en la universidad, siquiera me emocionaba, sentía algo en el pecho, pero sabia que no era lindo. Conocí una chica en la que podía estar hablando de si misma y jamas tocar el tema de mi vida, me gustaba hasta en determinado tiempo no hablar de mí.
El primer día de clases llegué tarde, ambas esperamos afuera del aula, empecé a sentir miedo y tuve una opción de no querer entrar, pero era demasiado tarde ya había tocado.
El aula estaba completa, no había lugares, sentí un nudo en la garganta hasta que noté lugares vacíos hasta atrás, justo atrás de un chico con rizos y lentes.
Todo iba bien hasta que nos hicieron levantarnos y hablar de la razón del ¿Por qué derecho? Admiraba a todos los que tenían razones suficientes del por que estaban allí, yo solo dije que para ayudar a mama en los departamentos.
Una respuesta absurda, solo porque realmente no quería estar allí. Con el tiempo me fui dando cuenta que derecho no era mi lugar, esa aula tampoco era mi lugar, en ningún lado era mi lugar.
No pertenecía en ningún lado.
Pasamos semanas, aun no socializaba tanto como la chica que pasaba conmigo, asi que empecé a hablar con Humberto, ese chico de rizos con anteojos que vi primero antes de entrar por primera vez al aula. Solo lo saludaba, las ultimas veces el solo iba hacia mi lugar y me saludaba solo a mí.
La chica empezó a decirme que le incomodaba ese aspecto, el que ella estuviera hablando con los demás y yo estuviese allí, talvez todo lo que hacia le incomodaba asi que deje de intentarlo. Realmente me daba igual tener o perder gente en mi vida, tampoco me afectaba no tener a nadie en las horas libres por que disfrutaba poder continuar leyendo en el móvil o escribiendo sin tener que escuchar como parloteaba sobre sus amoríos fallidos de tres pesos.
Era demasiado agotador tener que lidiar con todos en un solo día.
Mama insistió toda la semana en ir tanto a un aniversario de un coro en el cual estuve yendo desde que perdí a papa, al principio pintaba aburrido como siempre estaba toda la gente que alguna vez me hizo a un lado parecer poca cosa o alguien que solo era la última opción, pero aun asi mama insistía en querer que formara parte del mundo sin sentirme invisible. Robo mi atención una chica junto con su pareja, un señor avejentado pero buen bailador, su padre, bailando rock and roll, felices. Juntos, disfrutando el ambiente.
Era inevitable no pensar en todo, no pensar en él, no fue su culpa igual, aunque aún dolía, era increíble que mejor los muertos te enseñan a vivir que la propia gente viva, incluso si la tienes a tu lado.
Inevitable pensar en ese <<quizás>> de otra realidad como solía mirarlo en los comics que a veces le leía a Betito, justo cuando pasábamos juntos esas tardes en vacaciones, yo estaría allí, bailando con papa canciones que a ambos nos gustan, pasar tantos momentos increíbles sin siquiera imaginarlos por ser tantos y a la vez pasarlos sin ser solo una ilusion.
Mama bailaba tambien, en un momento repentino mama bailaba con Rosa una niña tan brillante y carismática, mi pequeña sobrina de cinco años, esa niña que daría lo que fuese por darle todo lo que alguna vez quisiese haber tenido. Me asustaba sentir cada vez el desplazo de mama hacia mí, asi que poco iba tomando mi camino sin hacer ruido, la niña ala que vi nacer hasta crecer y volverse más brillante me seguía, seguía a mi lado a pesar de que a veces solía tratarla mal, talvez por rabia o porque no quería lastimarla a ella tambien.
Tenía miedo, pero a la vez sentía esa dicha de tener ese tiempo para conocer a alguien que hace feliz a mi madre, que me dé una flor de mi color favorito y bese mis mejillas como si me agradeciera lo terrible que he sido con ella, que no pare de buscar alguna forma de acercarse a mí, de sentirse segura a pesar de que siempre evadía el estar con ella, en cuidarla desde lejos para no causarle problema como paso con Magg
-¿Estas bien?.-Interrumpió mama al mirar que solo me había quedado en un punto fijo, sin reacción, sin escuchar sus murmullos, sin importarme poco la gente que pasaba a mi lado para salir a bailar, para convivir.
-Estoy bien. -Saque mi móvil sin tener algún sitio en que buscar, tenía el pensamiento en papa, en mí.
-¿Quieres más pozole?.-Ofreció con una sonrisa.
-No, estoy bien. -Sonreí sin hacer otra expresión más que volver a la pista de baile, cantaban canciones que revivían los pocos recuerdos que tenia de él.
De papa.
-Vamos a bailar. -Tiro de mi cuando apenas pude reaccionar.
-Ross no se bailar. -Murmure.
-No importa. -La mire bailando, las luces y la música la dejaban desatar, brillaba más que nunca. Me gustaba ser espectadora de aquella niña magnifica que se ha convertido.
-Vamos con mama, después bailamos. -Tome su mano para ir a aquel lugar donde permanecíamos sentadas espetando ala demás gente bailar.
-¿Que paso?.-Escondió el móvil, creía que no me daría cuenta que grababa mi baile ridículo con la niña.
-Nada. -Me senté a su lado sin reprocharle nada
-Mi tía quiere dibujar conmigo. -Finalizo con un puchero
-Eso no fue lo que dije. - Cogí un bolígrafo y empecé a garabatear un hermoso castillo, un castillo donde me sentía atrapada por todos esos monstruos de los que Antonio nos hablaba a Magg y a mí en esas noches de pijamadas. Desearía que esos monstruos no hubiesen salido de la cama para no causar mal en mí. Talvez no tan perdida de mí misma.
"Puedes vivir por mi" imaginaba la cara de papa, lo decepcionado que se notaria verme en un estado de bloqueo, de rabia contra mí misma.
Tras haber llegado a casa, mama y yo platicando nada o talvez de todo. Mónica atrás con Rosa y Jennifer. Un camino agradable, un clima a punto de llover, la gente pasando sin detenerse. La vida nunca se detenía a pesar de que se sentía detenerse en los peores momentos. No solía tener tanta conversación cuando íbamos acompañadas de mi sobrina uno de mis hermanos, era incomodo.
-Imagínate, mi pequeña abogada cuidando de su futuro, de sus negocios, pero no te olvides de tu vieja madre. -Mascullo tomándome de la mano.
-Tonterías, tú serás la dueña de todo y yo tu fiel trabajadora ¿Pensabas librarte de mí Mónica?.-Fruncí el ceño besando su mano cálida que me estaba sujetando.
-Eso dices, mañana ni te acordaras.
-Solo olvido lo no relevante, tú eres la persona destacada en las cosas que quiero hacer feliz antes de morir.-Sonreí abrazándola.
-De acuerdo, pero morir no es para ti.
-Como sea, las cosas nunca son de nadie hasta que las tiene.
-¿A qué viene eso?
-¿Pasamos por un café helado?
-Bien, pero quiero mi café al llegar a casa. -Suspire y bese su mejilla.
-¿Con galletas?
-Con galletas mirando peliculas a blanco y negro, Alejandrita.
Mama era mi hogar. Era mi hogar adentro de su casa y donde quisiese que fuera.