-¿Es aquí?, ¿Seguro?- pregunté
-Viejo, he vivido aquí algunos años, claro que estoy seguro- contesto Alain
-Bien, bueno. Hora de entrar a la sala con monstruos-
-Espera, creo que necesitas una explicación antes-
-Líder sádica vampira y perro rabioso se declararon la guerra porque estábamos ocupados en una pesadilla tortura mentes de los guardianes y ayudando a una chica payasa que me odiaba y tiene una feliz familia disfuncional. ¿Necesito saber otra cosa?-
-Varias. Primero, deja de usar tu expresión antes de entrar-
-¿Eh?-
-Sí, ya me imagine que no te diste cuenta. Usaste Viento mientras corrías, no eres tan rápido como Edwin, pero aceleras bastante-
-¿Yo hice eso?-
-Sí, inconscientemente, si tengo que adivinar, querías llegar lo más rápido que solo te concentraste en avanzar y bla bla bla. Guarda energía, puede que la necesites. La gente de allá adentro no es tan calmada como los ancianos-
-¿Eso es calmado?- ironicé
-Para que te hagas una idea de lo que te espera- Trague saliva. Recordé las advertencias de mi papá y mamá cuando los deje.
-Intentare tratarlos con respeto y no hacerlos enojar. Mis padres dijeron que podría ser peligroso-
-Sí, aunque dudo que lo consigas. Así que limítate a respirar y no abrir la boca-
-Eso no pasara-
-Lo sé, pero nada se pierde con intentarlo-
-Según tu amiga Saya, cuando no te vieron aparecer en la reunión tomaron el asunto como posible traición y dijeron algo de matanzas y traiciones. Prácticamente lo mismo que pasa cada que se reúnen. Ahora mismo, aunque ambos hayan dicho que esto es un acto de guerra, no quiere decir que se haya iniciado la guerra. Hasta ahora son solo bravuconerías de los líderes y todos los ancianos intentan calmarlos. Los otros líderes también están aquí-
-¿Otros líderes?-
-Eso es el otro punto que te tengo que explicar. Lo pondré simple porque tenemos poco tiempo-
-Pero…-
-Escucha Miguel. Lo que hagas ahora puede hacerte perder la vida, iniciar una guerra y enemistar a todo el mundo inmortal. Poner atención es más conveniente para ti-
-Me convenciste en la parte de “perder mi vida”-
-Cada que la prueba de la gema termina, algún represéntate del mundo mágico llega a la Sede para conocer a los nuevos protectores. Es una ceremonia corta y normalmente se envía a algún emisario de cada pueblo. Cuando el conflicto de los hijos de la oscuridad inicio, bueno, el conflicto ha tomado un matiz más serio que solo presentar a nuevos protectores. Desde hace algún tiempo, lideres o personajes importantes han venido a cada reunión. Antes solo el rey Unslaad era el que se aparecía, y eso solo por la amistad de la princesa para con nosotros-
-Así que me esperan un montón de monstruos allá adentro-
-Lideres enanos, Orcos, Dragones, Vampiros, Licántropos, un representante Gigante, Elfos, Magos, y otros más. Ninguno aprecia que le llamen monstruo por cierto-
-¿Necesito tomar nota profesor?
-Es a menos que tengas la fantasía de ser devorado por un Yeti-
-¿¡Existen los Yetis!?-
-¿Te sorprende?-
-Nah, que va. Es completamente normal. Falta que me digas que pie grande y el monstruo del lago Ness son reales-
-Lo que los Nihil llaman “Pie Grande” no es más que avistamientos de Yetis de vacaciones y el Monstruo de Lago Ness fue una manera desafortunada de llamar al dragón que se estaba bañando en el lugar. ¿Miguel?- contesto encogiéndose de hombros
-Ni siquiera voy a responderte-
-Bueno, nos desviamos del tema. Cuando entremos, un sanador vendrá a revisarnos y corroborar que estemos en condiciones. La ceremonia consiste en presentarnos ante la comunidad inmortal y pronunciar un juramento de paz.-
-¿Y eso para que o por qué?-
-Luego te cuento los detalles. Esto es lo que harás llegando. Dejaras que el sanador te revise, cuando este seguro que no estamos incapacitados de algún modo, nuestro acompañante se acercara a nosotros.-
-¿Nuestro acompañante?-
-Se supone que elegimos uno antes de llegar aquí, no estoy seguro de cómo lo haremos ahora.-
-Valiente explicación- bufé
-No hay nada que podamos hacer al respecto.- respondió encogiéndose de hombros -Como sea. Una vez entremos, nosotros y nuestros acompañantes, avanzamos en medio de toda la asamblea. Al final estarán los ancianos y a su lado una representación de los espíritus-
-¿Representación?-
-No te preocupes, la reconocerás al instante. En cuanto lleguemos. Nuestro acompañante avanza hacía los ancianos y recibe de ellos una daga-
-¿Eh? De acurdo, esto ya está raro-
-Te darás cuenta de que aquí hay muchas tradiciones. Recibir la daga de un anciano, es que ellos te confían la protección del mundo, y que un acompañante, miembro de la Sede te la pase a ti, simboliza que la Sede confía en ti como un compañero de armas-
-Okkkkkk. Fingiré que esto no es raro en absoluto-
-Buena idea. Intenta fingir esto para lo siguiente.-
-Hay más-
-Tu acompañante te da la daga. En cuanto la recibamos debemos poner nuestra gema en medio de la estrella…-
-¿Qué estrella?- dije desorientado
-Es la representación de elementos de la que te hable. Descuida, como dije la reconocerás al instante-
-Eso no me deja muy tranquilo sabes-
-de todas formas no hay modo de que tú estés tranquilo-
-Toche-
-Se pronuncia Touché-
-Lo que sea. Entonces pongo mi diamante en medio de la estrella esa y luego que ¿Un juramento de sangre donde digo que dedico mi vida a la Sede por el resto de mi muy probable corta vida?- dije ironizando.
-Entendiste bien. Te cortas, pronuncias el juramente sobre tu gema y es todo. Te quedas paradito sin decir nada-
-Y este es el momento en que me dices que todo es chiste-
-No. Es el momento en que te digo. Mejor no hables ni digas nada para que no vayan a matarte-
-¿Por qué tengo que sangrar?-
-Simbolismo. Se ocupa mucho por aquí. Significa que no te importa derramar tu sangre por proteger al mundo y cumplir tu misión como protector.- dijo con total calma
-¡Pero a mí sí me importa!-
-En ese caso desconozco el protocolo, nunca ha pasado- dijo con tranquilidad -¿Entramos?-
-Como odio este sitio. ¿Tocamos o qué?-
-Bueno en teoría ya pasamos la prueba de la gema así que…- Toco la puerta de piedra enorme ante la que nos habíamos detenido en un principio y que olvide mencionar. Pero claro que ustedes lo olvidarían con tantas puertas iguales. -Alain Custos-
-Eeeeeeee. No pasó nada. ¿Se descompuso?-
-No, primero todos los que intentan acceder tienen que intentarlo. Por cierto, tal vez quieras usar el nombre que te dieron los elementos desde un inicio, antes de que pase lo mismo que en la sala de tronos-
-Ok….- “Esto no es raro, no es raro en absoluto” –Ismerai Custos-
La puerta, a diferencia del salo de tronos comenzó a abrirse desde el centro. Y fue como entrar a la sala del senado de Guerra de las Galaxias.
Era una sala enorme. “Enserio, con salas de este tamaño, como es que la montaña no se viene encima”
El lugar era enorme. Pero lejos de parecer estar dentro de una montaña, el lugar se veía curiosamente futurista. Tenía forma de embudo y alrededor de cincuenta personas se encontraban en distintos cubículos, cada uno de ellos podría pasar por un carrito de algún juego mecánico como las Tazas locas. Eran circulares y había un sillón dentro de el en forma de “C” y una mesa con bebidas y aperitivos, cada uno de ellos tenía la altura de medio cuerpo y habían de una a cinco “personas” ocupándolos. Los cubículos parecían flotar en rocas del tamaño de una camioneta. Sabrá el cielo como subieron. La luz era muy parecida a la que dan lámparas artificiales, lámparas artificiales de las grandes, de las jodidamente grandes.
“Como es que la luz no mata a los vampi… Ah sí, Espíritu Guardián Luz, ya me acorde”
Cuando me fije con mayor cuidado me di cuenta que los lugares estaban en cierto modo personalizados. Mi primera pista: uno de los cubículos era más bien una pequeña tina, dentro estaba nada más y nada menos que Migue el sireno. En medio había un nenúfar enorme con un bol de lo que parecían palomitas. “Si las palomitas fueran grises y se movieran cuando las tomas”
Aun así me alegro verlo allí, era el único que no me miraba con ojos escrutadores, furiosos o de hambre. Buen me alegre hasta que…
-Miguel, ¡Miguel! Yohoooo, pors aquí, yohoooo, soy sho, el pececito precioso- grito agitando la mano. Vestía un traje verde botella con un chalequillo de color negro sobre una camisa verde militar y un sombrero como de hípster de color claro. No se veía tan mal o estrafalario como en el Batalia si puedo decir algo a su favor. El problema fue que cuando se dio cuenta de que lo había visto me mando un beso gritando –Hola mushasho- y ya no quise decir nada bueno de él.
Otros cubículos eran más sobrios y normales que los otros. El de los enanos era un poco más bajo que los demás. Eran una pareja de hombres con barba y aspecto rudo. Uno de ellos tenía barba negra y un pasamontañas. Vestía con una chamarra de cuero negro y sostenía una botella de cerveza. El otro tenía un rostro más amable, con barba negra como el otro, pero mucho más canosa, lo mismo que su cabello. Fuera de su gran nariz, sus ojos azules eran increíblemente inquisitivos. Vestía algo muy parecido a lo que un leñador, camisa a cuadros abierta sobre una playera blanca sin mangas y unos jeans. Pese a su pequeña estatura, sus músculos podían notarse a travez de su ropa. Otro hombre, de tez morena y completamente calvo, cubierto de una gabardina color canela me miraba solitario desde su lugar. Fácilmente alcanzaba los dos metros de altura. Sus modales eran exquisitos y elegantes. Tomo un vaso lleno de un líquido ámbar con hielos y le dio un pequeño sorbo. Un par de niños me miraban desde otro lugar. Gemelos tal vez. Sus grandes ojos eran completamente negros y, sin embargo, no parecían aterradores. Su cabello era rubio cuando lo note la primera vez, pero al darme la vuelta me di cuenta que era de un color negro como carbón. Su aspecto era elegante y curiosamente meticuloso. No tenían ningún alimento pero cuando notaron que las miraba, la chica sonrió y pude notar dientes afilados y como su tono de cabello adquirió un color verdoso en las puntas. Unas pequeñas alas a la espalda me indicaron que eran hadas.
“¿Siempre han sido tan grandes?” pensé recordando a la pequeña hada de Peter Pan
-¿Quién interrumpe nuestra reunión?- dijo una mujer hermosa, vestía con un elegante vestido blanco, hermoso y elegante. Si no recordaba mal, el cuello era tipo princesa y combinaba perfectamente con sus cabellos dorados. Sus ojos eran de una frialdad temible, de un color verde hipnotizaste. Su voz era suave y cantarina, pero llena de desprecio. Era más alta y hermosa que sus cuatro acompañantes. Miraba al resto con desdén y su pregunta exigía una respuesta.
-No lo sé mi señora. ¿Qué significa esta falta de respeto Protectores?- dijo una chica a su lado
La segunda mujer a su lado tenía el mismo rostro afilado y su hermosura se acentuaba junto a la de su señora, pero un tanto distinta. Si la mujer mayor parecía ser una reina, ella sería su guerrera. Su vestido le cubría todo el cuerpo y se ajustaba a si figura con elegancia y hermosura. Sus puños terminaban en punta. Desde el pecho hasta la cola del vestido era de un color rojo intenso, mientras que los hombros y el cuello eran de un negro. Era rubia también pero su cabellera era corta y sus ojos eran cafés. Pero su tono era oscuro y furioso. Los otros tres eran muchachos y se pueden describir muy fácilmente. Tres Legolas de cabello negro. Elegantes y marciales. Todos con un smoking al más puro estilo de James bond. También el arecido se encontraba en las orejas puntiagudas, lo que me dio una pista muy obvia de con quien trataba
“Genial el Servicio Secreto de los Elfos” pensé
-Si este. Perdón, se nos hizo tarde- conteste sin pensar –Ya sabe, el tráfico a esta hora es terrible y…-
-No te dirijas a lady Helka como si fueras un igual-
-¿Qué dijiste ena…?- Alain me soltó un pisotón
-Lo lamento lady Helka, lady Arancare. La intención no fue ofenderles de algún modo. Mi compañero desconoce la etiqueta correspondiente. Me disculpo en su nombre-
-Alain, te recuerdo.- dijo la chica elfo -¿Cómo te atreves a mostrar tu cara frente a nosotras? ¿Te salvamos la vida y…?-
-Agradecí el gesto al olvidar sus secretos antes de irme. Y como el errante dijo en su momento, “deberían agradecer que no les asesine a todos”- La chica apretó los dientes, pero antes de poder contestar, Alain continuo, dirigiéndose a toda la comunidad –Nuestro retraso se debe a la prueba de la Gema. Hemos concluido hace unos instantes, pero aquí está la prueba.- Saco su gema y la sostuvo en alto –Hemos venido a presentarnos ante ustedes como corresponde-
-¿Hemos?- inquirió un hombre, en el cubículo más cercano a los ancianos. Tenía una bata de color blanco y era clavadito al científico de Volver al Futuro. Debajo de su bata tenía una camisa roja con flores (francamente horrible) y pantalones tweed.
-Ese simio. ¿Quieres decir que sobrevivió?- dijo un chico familiar a su lado
-¡Clagg!- comencé a correr, cuando una mano me sostuvo del cuello.
-Todo fue mentira, ¿recuerdas?-
-¿Y? Volvió a hacer sentir mal a Saya. ¡Oye Clagg, Saya es invitada mía! Si me entero que le volvieron a aventar piedras de nuevo, voy a meterte de cabeza en el primer excusado que encuentre, ¡Oíste!-
-No sé de qué hablas descerebrado- respondió enrojeciendo y haciendo como si nada.
-Que chico más salvaje- dijo uno de los enanos
-Sí, también me agrada- respondió e otro.
-Miguel, puedes mostrar tu gema por favor- dijo Sarda al final del pasillo. Provocando que me fijara en ellos por primera vez. En medio del lugar había un pasillo enorme, así mientras lo cubículos levitaban varias cabezas sobre nosotros. Los ancianos se encontraban presidiendo el lugar al final del pasillo, curiosamente estaban hasta el fondo. Al fondo del embudo, No tenían ningún asiento o bebida. Detrás de ellos un chico estaba sentado. Se veía agotado pero solemne. Lo reconocí de la ceremonia de apertura, el chico Winter que paso la prueba. Entre él y los ancianos había una mesa redonda hecha de piedra de gran diámetro. No alcanzaba a ver lo que tenía encima.
-¿Mi qué? A sí, mi gema- Saque mi diamante del bolsillo y lo levante como Alain anteriormente.
-Bueno, eso es una sorpresa- dijo Nereo -¿No lo creen así?-
De uno de los cubículos, una mujer hermosa, de tez pálida y cabello negro me miro. Sus facciones recordaban a una dama de alta sociedad. Su vestido gris era tipo straple adornado con pedrería a tono. Largo y refinado. Un escote de miedo parecía atraer la atención. Tenía puesta una lujosa y enorme gargantilla sobre el cuello, y varios brazaletes y anillos en sus dedos. También tenía aretes. Su largo cabello estaba sujeto en un elegante chongo. Sus delgados dedos sostenían una copa. Parecía vino, pero los colmillos que brillaron al beber de su copa me dejaban claro que no lo era. Sus ojos eran amarillos y aterradores, como si imaginara el sabor del líquido rojo que corría por mis venas
-Así que tú eres ese chico- Su helada voz me dio escalofríos en la columna
-Madame, nos permite- Un hombre joven, de cabello marrón muy oscuro, casi negro, largo hasta el cuello. Sus ojos azules eran brillantes y calculadores combinaban perfectamente a su rostro anguloso. Su atuendo, una camisa negra con los botones superiores desabrochados revelando una cadena de plata probablemente, también usaba un saco casual del mismo color. Era un aspecto descuidado y rebelde, aparentaba cerca de veinticinco años, tal vez más.
-Podemos hacerlo ahora, si le parece bien- El otro hombre vestía de forma muy curiosa, como de época victoriana. Tenía poco cabello, era gris pero en algún momento fue rubio. Un vampiro viejo, de facciones frías y duras. Sus ojos eran del mismo color azul, pero con un tono opaco y una palidez aun mayor que al resto de sus compañeros. Su ropa era negra (que sorpresa) pero con toques rojos, con tonalidades de color rojo sangre.
-Adelante Demetrius, y por favor, quiero su cabeza intacta-
-Un placer-
Me prepare para un ataque, pero en vez de eso, se oyó un grito
-¡No te muevas chupasangre! Ese mocoso es mío. El asesino a mi hermano-
-¿Y?- dijo la mujer con desdén
El hombre tenía una barba de candado y largos cabellos negros que llegaban hasta los hombros. Al igual que su hermano Arisu, Kandox era un monumento al vello. Brazos, rostro y el pecho que dejaba al descubierto a través de su camisa abierta. Era un hombre de fácilmente treinta años, con una musculatura aterradora. Sus pupilas eran amarillas y sus ojos de un negro insondable. Dos afilados colmillos sobresalían cuando apretaba los dientes en un gruñido salvaje
-Su sangre nos pertenece sanguijuela- apretó el borde de su cubículo y este se partió cuando sus dedos se fueron convirtiendo en garras.
-Sabes, tomamos en consideración perdonar al chico después de su servicio a la comunidad, al eliminar una peste. Pero que puedo decir, matar a un perro no es gran cosa- gruño el vampiro más joven. Adivine que sería Félix.
-Que tengan la sangre del humano, yo quiero la de la suya- rugió la mujer detrás de Kandox
-Wollvori, descuida, puedes rasgar sus cuellos con tus garras cuando gustes- Aquella mujer era, bueno, aterradora y jodidamente sexy. Su cabello era castaño, enmarañado y chino sin ningún tipo de cuidado. Le llegaba al hombro, más corto que el de su marido. Usaba un top muy parecido al de Pocahontas junto a unos jeans desgastados y rotos completaban su atuendo. La más guapa al parecer. Excepto tal vez por los enormes colmillos en los que sus dientes se estaban transformando mirando a la condesa.-
-Vampiros, hombres lobo. Un placer. Dije haciendo una reverencia-
-¿Qué haces chico?- pregunto Nereo
-Bueno, mis padres me enseñaron que fuera educado con los condes y alfas, sería bueno ser educado, aunque los desgraciados quieren matarme-