[El lado YugBam del extra "Bebé". Espero que les guste. 💖]
En realidad BamBam no estaba enojado... bueno, quizá sí.
Sólo un poco.
Un poquito.
— ¡Wow! Esos jeans están geniales, Bam-ah. ¿Son nuevos?
A BamBam le gustaba exagerar su descontento sólo para sentirse consentido por YuGyeom, ya que éste no solía ser tan cariñoso como lo era cuando se proponía enmendar algún "error".
— Sí, aunque no me convence como se me ven.
— ¿¡Qué!? Pero si tus piernas se ven increíbles.
BamBam escupió con fuerza el enjuague bucal que recién había ingerido.
YuGyeom comenzaba a cruzar la línea de lo que el corazón de BamBam podía soportar.
— Ya cierra el pico, gigante. Halagarme no borrará tu traición.
— No te halago para que me perdones. — contestó YuGyeom metiéndose de lleno al baño aunque BamBam había intentado que no lo hiciera empujando su cabeza. — ¿O qué? ¿Acaso no puedo hacerle cumplidos a mi mejor amigo?
Mejor amigo.
BamBam cerró bruscamente el cajón de donde sacó un par de calcetines.
— Vas a comprarme la hamburguesa más grande de la maldita plaza.
— ¡Claro! Lo que tú quieras. — se apresuró a responder YuGyeom mientras seguía de cerca a BamBam (como venía haciendo desde que YoungJae se marchó a su cita). — Pero creí que estabas a dieta.
BamBam se giró a YuGyeom.
— ¿Crees que la ocupo urgentemente? ¿Es porque yo no soy musculoso y atlético y perfecto como tu nuevo amiguito "JeongKook"?
— ¡¿Qué?! ¡No dije eso, Bamie! — chilló YuGyeom luego de que BamBam le cerrara la puerta de su habitación en la cara. Decidió no corregir, por milésima vez, el nombre de JungKook, el cual BamBam siempre pronunciaba mal (a propósito, aunque eso YuGyeom no lo sabía).
YuGyeom bufó antes de caminar arrastrando los pies hacia el sofá, volvió a bufar al momento de sentarse.
— ¿Debería decirle que aunque no sea atlético me parece más perfecto que JungKook? No, se va a quejar por decirle que no es atlético. — se dijo YuGyeom a sí mismo en un mumuro. — Ah... que chico tan complicado. — dicho esto, bajó la mirada a su celular luego de que le llegara un mensaje. Su atención se centró en su fondo de pantalla, él y BamBam en su graduación de la secundaria, sonrió sin poder evitarlo. — Pero no importa, aún así me gusta mucho...
— ¿Qué estás balbuceando? Mejor vámonos.
El corazón de YuGyeom se cayó al suelo junto a su teléfono ante la sorpresa de tener a BamBam detrás de sí tan de repente.
— Si vuelves a estrellar la pantalla de tu celular ya no te ayudaré a mentirle a Mark hyung sobre cómo pasó para que no te regañe.
YuGyeom asintió sacudiendo la pantalla, afortunadamente intacta, y siguió a BamBam hacia la vereda para tomar un taxi y así poder dirigirse a la plaza que acostumbraban ir.
— La ropa que elegiste para YoungJae estaba genial, lo hiciste lucir muy lindo. A JB hyung debe haberle encantado.
— A YoungJae podemos envolverlo en una bolsa de basura y aún así hyung babearía y lloraría por él. — dijo BamBam haciendo reír a YuGyeom. — Pero sí, YoungJae lucía muy lindo. Espero que disfrute de su cita.
YuGyeom se quedó mirando a BamBam por varios segundos, admirándolo más bien.
El pelirrojo tenía la vista en su celular por lo que no era consciente de los ojos de YuGyeom puestos en él, los cuales inspeccionaban con total libertad su encantador y su conjunto de ropa que, como siempre, lograba hacerlo lucir estupendo.
No importaba cuántos años pasara junto a BamBam, él seguiría siendo capaz de arrebatarle el aliento con sólo estar ahí, existiendo, siendo el chico de sus sueños.
— Llegamos, jovencitos.
El taxista interrumpió el momento de ensoñación de YuGyeom, parpadeó varias veces y notó que BamBam lo miraba extrañado.
— No tienes que mirarme así para que pague el taxi. — dijo BamBam en medio de una suave risa mientras sacaba su billetera.
YuGyeom regresó por completo a sus sentidos luego del instante de confusión y detuvo la acción de BamBam.
— Yo te invité, así que yo pagaré. — contestó extendiéndole la cantidad de billetes correspondientes al conductor.
BamBam suprimió una sonrisa avergonzada.
Lo varonil que YuGyeom podía llegar a ser ponía como loco a su corazón, como en ese momento en el cual YuGyeom lo sujetaba de la muñeca y con su mano libre le abría la puerta para que bajara primero del auto.
— ¿A dónde quieres ir primero, Bam? — le preguntó YuGyeom una vez dentro de la plaza, era fin de semana por lo que se encontraba un tanto concurrida.
— Uhm... hoy empezaremos con los zapatos. Vamos a mi tienda especial.
A YuGyeom le fastidiaba ir de compras, pero recorrería cien tiendas de ropa, zapatos o cosméticos con tal de pasar su tiempo con BamBam.
— ¡Mira estos botines! ¿Qué te parecen?
— Se parecen a los que traes puestos.
BamBam bajó la mirada a sus pies.
— Que observador, YuGyeom-ssi. — lo codeó con una sonrisa ladina. — Pasaste la prueba.
— ¡¿Era una prueba?!
— Claro que no, estoy bromeando. — se carcajeó. — Pero tienes razón, son muy parecidos. Buscaré otros.
YuGyeom sonrió complacido ya que parecía que su plan para contentar a BamBam estaba rindiendo frutos; obviamente funcionaría, YuGyeom lo conocía mejor que a sí mismo.
— ¿Y estos?
— Mmm... si no me equivoco tienes unos idénticos, pero color café.
BamBam abrió su boca, anonadado.
— ¡¿Estudiaste mis zapatos antes de salir de casa o qué?!
Te observo más de lo que te imaginas.
— Lo dije al azar.
— No dirías algo tan ingenioso al azar.
YuGyeom se rió encogiéndose de hombros.
— Dos errores consecutivos de mi parte significa que no estoy en condición para elegir zapatos nuev- ¡Mira esos, Dios mío!
YuGyeom rodó los ojos volviendo a reír, BamBam lo arrastró hacia los zapatos que había visto a la distancia. Guiándose por la mirada brillosa del pelirrojo, podía decir que éste encontró los zapatos indicados del día.
— Maldita sea.
— ¿Qué?
— El precio me hizo recordar que debo reparar mi laptop, mi madre me matará si se entera que no funciona. — BamBam bufó dejando los zapatos en su lugar. — Compraré el tratamiento para mi cabello y nos iremos a comer antes de que termine gastándome mis ahorros.
YuGyeom le dio un vistazo a los zapatos luego de que BamBam comenzara a caminar en dirección contraria a estos.
— ¿Los quieres? — le preguntó YuGyeom al alcanzar sus pasos.
— Sí, vendré por ellos la próxima semana. — contestó. — Ya planeé varios conjuntos para combinarlos, así que no me quedaré sin ellos.
YuGyeom rió un poco, mantuvo su sonrisa luego de que BamBam lo tomara del brazo y de esa manera siguiera andando hacia la siguiente tienda.
Cuando BamBam hacía eso, a YuGyeom le gustaba fantasear sobre que ambos estaban en una cita y que BamBam lo sujetaba de esa forma porque quería tenerlo cerca para que la gente los viera y pensaran en lo que bien que se veían juntos.
¿Era todo obra de la imaginación de YuGyeom? No del todo (aunque no lo sabía).
BamBam lo tomaba del brazo, efectivamente, porque quería tenerlo cerca. A él también le gustaba imaginar que su rato juntos era en realidad una cita.
Pobres almas enamoradas.
Y un poco tontas.
Distraídas, mejor dicho.
— Buenas tardes. — saludó BamBam a una de las empleadas de la tienda a la que recién ingresaron. — Vine la semana pasada a buscar el tratamiento para tinte de esta marca, — BamBam le mostró una fotografía en su celular. — pero me dijeron que hasta esta semana tendrían stock. ¿De casualidad ya está disponible?
— Esta mañana nos llegaron productos nuevos, aún no lo acomodamos todo así que permíteme buscar en el almacén.
BamBam asintió y la chica se marchó. Al mirar a su costado notó que YuGyeom no estaba ahí, no tardó mucho en encontrarlo gracias a que su cabeza sobresalía entre los estantes.
— ¿Qué estás mirando, Gyeom?
— Esto. — YuGyeom le pasó el producto, la risa de BamBam lo hizo bufar.
— Tratamiento natural para el crecimiento del vello facial. — leyó aún riendo. — ¿Cuál es tu obsesión con tener bigote?
— ¡Lo dices porque a ti sí te crece!
— Sí y es un fastidio tener que afeitarme. — respondió poniendo el producto en su lugar. — A Mark hyung tampoco le sale, siéntete mejor con eso. — con esa oración BamBam logró cambiar el puchero quejumbroso de YuGyeom por una risa.
La empleada volvió al poco tiempo con el producto que BamBam le solicitó, mientras hacía el cobro miró de soslayo a los jóvenes que tenía enfrente curoseando los productos mientras bromeaban y jugueteaban con un espacio casi nulo entre ellos.
— Me gustan sus atuendos de pareja, lucen muy bien.
YuGyeom y BamBam se miraron entre sí, sin siquiera notarlo se habían vestido casi iguales siendo el calzado la mayor diferencia ya que YuGyeom llevaba puestos unos zapatos de charol negros y BamBam unas botas negras.
— Eh... n- no somos pareja. — contestó BamBam rascándose apenado la nariz. — Pero gracias por el cumplido a nuestros atuendos.
— Ay, no. Lo lamento, fue un comentario atrevido de mi parte. — dijo la chica extendiéndole su tarjeta de crédito a BamBam junto a su compra. — Espero no haberlos incomodado.
— No hay ningún problema. — contestó esta vez YuGyeom.
Sin decir nada más, BamBam se apresuró a salir de la tienda dejando a YuGyeom en la caja de cobro. El suspiro de éste fue notado por la cajera.
— Disculpa mi atrevimiento otra vez, pero... ¡Sí te gusta! ¿No es cierto?
YuGyeom rió bajo. Efectivamente, la chica estaba siendo atrevida, pero YuGyeom no percibía morbo o malicia en su cuestionamiento, por lo que no se sintió incómodo a la hora de contestar.
— ¿Tan obvio soy?
— ¡Pf! Tu mirada lo dice todo, además tu sonrisita cuando dije que se ven bien juntos no puede significar otra cosa. — YuGyeom agachó la cabeza apenado, cosa que enterneció a la chica. — Vienen muy seguido a la tienda así que la duda me estaba matando, pero tal parece que mi radar no me falló.
— ¿"Radar"? — YuGyeom ladeó la cabeza. — Ah, ¿eres...?
— Lo que sea, menos heterosexual. — contestó la azabache, YuGyeom sonrió divertido al igual que ella. — Cho YunKyung, todos me llaman Devita.
— Kim YuGyeom, él es BamBam. — señaló al tailandés con su cabeza, quien lo esperaba cruzado de brazos a varios metros de distancia. — ¿Realmente nos vemos bien juntos o sólo fue el comentario de una cajera siendo amable?
La chica rió negando con la cabeza mientras escribía algo en un trozo de papel.
— Lo dije en serio, YuGyeom-ssi. — dijo extendiéndole el papel. — Mi Instagram, por si en algún momento necesitas el consejo de alguien que batee para el mismo lado que tú.
Esta vez fue YuGyeom el que rió tomando el papel. La chica parecía ser alguien agradable.
— Lo voy a tener muy en cuenta, gracias. Hasta luego.
— Hasta luego. ¡Y suerte!
YuGyeom salió de la tienda siendo observado con muy poco agrado por BamBam, quien alcanzó a ver cuando se guardó el papel en el bolsillo.
— ¿Qué? — musitó YuGyeom nervioso ante el claro mal humor de su amigo.
— ¿Viniste a reconciliarte conmigo o a ligar?
YuGyeom ahogó un grito.
— ¡No estaba ligando! Lo sabrías si no te hubieras ido luego de que la chica sólo estaba siendo amable con nosotros.
— ¿"Amable" por decir que nos vemos bien juntos?
— ¿Tanto te disgusta la idea?
— ¡Por supuesto que no!
YuGyeom suprimió una sonrisa y aceleró el paso hasta llegar al lado de BamBam, quien había comenzado a caminar al darse cuenta de lo que había dicho (o confesado).
— ¿No debería darte gusto que halaguen nuestro estilo? A fin de cuentas tú me enseñaste a vestirme así de bien.
— Bueno... sí, pero...
— ¿Qué pasa?
BamBam dudó en si decir lo que tenía en mente o no, pero con la mirada de cachorrito arrepentido de YuGyeom no pudo contenerse más tiempo.
— Quería tu atención sólo para mí hoy.
YuGyeom detuvo sus pasos de golpe ante la declaración de BamBam, la cual resonó en su mente por varios segundos hasta que el tailandés tiró de su chaqueta para que siguiera caminando.
— Bam-...
— Cállate y camina, olvida lo que acabo de decir.
Imposible.
— ¡BamBam! — esta vez YuGyeom tiró de BamBam para detenerlo, sus rosadas mejillas fueron como una bala directa al corazón del coreano. — Por supuesto que tienes mi atención, incluso mi conversación con la cajera fue sólo sobre ti. Así que, por favor, no te enojes más conmigo ¿sí? Vayamos a comer la hamburguesa que tanto querías y después veamos la película que desde un principio debí haber visto contigo. ¿Qué te parece?
BamBam bajó la mirada, topándose con la imagen de su mano siendo sujetada por la de YuGyeom, con sus dedos completamente entrelazados sin importarle que estaban de pie en medio del centro comercial.
Los mil y un intentos de BamBam por deshacerse de sus sentimientos por su mejor amigo siempre fracasaban por momentos como ese, en el que YuGyeom lo hacía sentir la persona más valiosa de la Tierra, por momentos en los que las acciones de YuGyeom incrementaban sus esperanzas de ser correspondido.
Comenzaba a creer que era algo imposible dejar de amarlo, porque ¿cómo podría no hacerlo? ¿Cómo no amar a un chico como él? ¿Cómo no amar a Kim YuGyeom?
— No, YuGyeom. — murmuró BamBam. — No "debías" ver la película conmigo, he sido muy infantil al respecto. Tienes derecho a tener más amigos y pasar el rato con ellos, no es algo por lo que yo debería hacer un drama. Lo lamento...
YuGyeom no soportó más al ver sus ojitos llorosos y atrajo a BamBam hacia sí para abrazarlo con fuerza, sosteniéndolo por la espalda.
— No es necesario que te disculpes, Bamie. Entiendo tu molestia, si te soy sincero yo... yo también me siento así a veces. — dijo YuGyeom apretando su agarre al escuchar sollozar al pelirrojo. — Pero no te dejes guiar por esos sentimientos para asumir cosas que no son verdad, BamBam, mucho menos asumirlas. ¿Cómo puedes decir que prefiero estar con JungKook o con cualquier otra persona antes que contigo? No tiene sentido, tú eres... — todo para mí, por Dios. — mi persona favorita.
BamBam atinó a aferrarse a la espalda de YuGyeom al mismo tiempo que hundía el rostro en su hombro mientras dejaba salir un llanto silencioso, del cual no lograba identificar el verdadero agente causal.
Se sentía feliz, aliviado más que nada.
A pesar de sus inseguridades era consciente de su lugar en la vida de YuGyeom, no tenía ninguna duda de que era especial e importante para él, pero escuchar de la propia boca de YuGyeom que era su favorito había sido mucho más satisfactorio de lo que alguna vez se imaginó.
— ¿Quieres ir afuera? — murmuró YuGyeom contra su sien, BamBam asintió y se dejó guiar por YuGyeom hacia el estacionamiento.
El sol estaba metiéndose, la paleta de colores con la que la naturaleza había pintado el cielo era simplemente hermosa, y lo era aún más si se observaba con el corazón acelerado y las mejillas acaloradas por el inocente tacto de unas manos que, en definitiva, estaban destinadas a entrelazarse.
— Gyeom-ah...
— ¿Sí?
— Tú también eres mi persona favorita.
BamBam se sorprendió al sentir las manos de YuGyeom sostener con cuidado su cabeza, para así poder tirar de él y plantarle un sonoro beso en la cabeza.
— Lo sé. — contestó con una sonrisa ladina, con un toque arrogante que hizo reír suavemente a BamBam, y dirigió su mirada de vuelta al cielo.
Por otro lado, BamBam mantuvo su vista en YuGyeom. ¿Qué diferencía había? Para él ninguna, ya que mirar a su persona favorita sonreír era incluso más gratificante que ver una puesta de Sol.
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