–¿Ustedes a dónde se dirigen? –Pregunta Joel, dirigiéndose más a Newt a que a los demás pero el rubio parece no querer hablar ya que ni siquiera le dirige la mirada.
–Al norte. Las montañas. –Contesta Clyde.
–¿Qué hay ahí?
–Un lugar llamado Jungla de la Montaña Nevada. Se supone que hay una colonia llena de sobrevivientes. El frio y la altitud ayudan a ahuyentar a los monstruos.
–Deberías venir con nosotros. –Propone Minnow con una sonrisa viendo a Joel, tiene una pequeña esperanza de que tenga otro amigo aparte de Newt.
–Si, lo haría pero es que... –Joel iba terminar su oración pero fue interrumpido por Minnow.
–Tienes que buscar a tu novia. –Completo la menor alejándose un poco más del grupo siendo seguida por Newt.
–Minnow. Si la conocieras te agradaría. Es una persona increíble. –Declaro el castaño. Newt por su parte se limito a poner los ojos en blanco y murmurar un "si, como no" inaudible para el grupo.
–Pues, tú no le gustaras porque ni siquiera puedes salir de un nido de excavadores. Y la verdad, tú solo me agradas porque tienes un perrito. –Dijo la pequeña mirando al suelo y eso fue suficiente para que Newt la alejara del lugar para hablar con ella.
–¿Qué pasa, Minnow? –Pregunta el rubio poniéndose a la altura de menor.
–Es un inútil. –Dijo Minnow con un claro desagrado.
–Lo es, pero debemos ayudarlo.
–¿Por qué?
–Qué harías sí por un milagro Minho hubiera sobrevivido pero se encuentra en peligro y unas personas se niegan a ayudarlo.
–Buscaría a esas personas y les rompería cada uno de sus huesos para luego abandonarlos ahí y esperar a que algún monstruo lo devore por ser tan estúpidas y no ayudarlo.
–Bueno, alguien en alguna parte ama a Joel como nosotros amamos a Minho. No crees que a esa persona le gustaría que lo ayudaremos, ademas, no sé tú pero yo no quiero que me rompan todos los huesos.
–Yo creí que tal vez, podría ser nuestro amigo. –Dice Minnow mientras suelta un par de lagrimas. Newt rápidamente la abraza y le limpia sus lagrimas. Realmente odia que ella este metida en este horrible Apocalipsis. El rubio intentaba susurrarle palabras tranquilizadoras, sabia que su niña era fuerte y que en menos de un minuto ya estaría burlándose de Joel
–¿Ya estas mejor? –Pregunta Newt cuando se separa de Minnow, esta asiente con una sonrisa para luego lanzarse a su espalda pidiendo que la lleve de caballito. El rubio no pudo decir que no, así que agarro las piernas de la niña para que no se callara mientras ella abrazaba su cuello.
Ambos regresaron a donde estaban sus compañeros y se encontraron con un Joel a punto de mojar sus pantalones y sin camisa.
–¿Por qué no tiene camiseta? –Es lo primero que pregunta Newt viendo a su ex-amigo de la infancia. Joel rápido intenta taparse, lo que provoca una risa de Minnow y Newt .
–Se la di a un megacaracol. –Responde Clyde con una sonrisa.
–¿Se asusto con un megacaracol? –Pregunta Minnow entre risas. –No se parece nada a Minho, Newt.
–Claramente no, Joel es especial. –Contesta el rubio bajando a Minnow de su espalda y entregándole una camiseta a Joel. –Espero que te quede.
–Gracias. –Joel podía jurar que estaba viendo al viejo Newt que conoció cuando era niño. El Newt que reía, el Newt que al menos le dirigía la mirada. Y el primer chico del que se enamoro antes de conocer a Aimee .
Después de un rato siguieron con su viaje. En el camino Joel intento acercarse más a Newt. Intentaba no ser muy obvio y aveces se alejaba de él pero siempre volvía a caminar a su lado. Ninguno se hablaba o dirigía la mirada pero, en todo caso, ¿de qué hablarían? Hubo una parte del trayecto en el que el cielo se había oscurecido y el frio había aparecido. El grupo se instalo y encendieron una fogata con lo que tenían. Joel aprovecho el descanso y empezó a dibujar las nuevas criaturas que había conocido.
–¿En qué trabajas, J.D.? –Pregunta Newt sentándose a su lado. Si iba a hacer un viaje de días con el castaño al menos debía de retomar su amistad, ¿no?
–En un pequeño proyecto que empece hace poco, en mi colonia. Cada vez que encontrábamos a un nuevo monstruo yo hacia una anotación. Un dibujo. Información sobre el, fortalezas y debilidades. Cosas así, me hacia sentir que estaba colaborando.
–Eres un buen artista. –Vuelve hablar el rubio con una sonrisa apreciando los dibujos de Joel. –Haz mejorado mucho desde la ultima vez que vi un dibujo tuyo.
–¿Hablas de los palos y círculos a los que solía llamaba personas?
–Me gustaban tus dibujos. –Newt hizo una pausa recordando aquellos tiempos en los que el y Joel eran prácticamente inseparables y recordó un dibujo en especial que el castaño le había regalado. –Especialmente aquel en que me regalaste en mi cumpleaños numero once, ¿recuerdas?
–Sabes lo que me costo tan solo dártelo ¡fue una tortura! –Admitió Joel tapándose la cara con ambas manos. Si mal lo recordaba Newt hablaba de uno en que dibujó a ambos tomados de la mano, a los dos les había puesto unos lentes de sol y cada uno reflejaba la comida favorita del otro. Duro horas haciendo aquel dibujo, quería que quedara más que perfecto para su Newttie y el que no le gustara o lo rechazara comía vivo al pobre y pequeño Joel.
–A mí me gusto. –Dijo Newt regalándole una sonrisa aunque que el moreno aun estuviera ocultando su cara entre sus manos. El rubio se acomodo para terminar acostado enfrente de la fogata en cima de unas mantas. –De hecho creo que obligue a mi madre a enmarcarlo y colgarlo en una pared de mi cuarto.
–¿En serio? –Pregunto incrédulo, jamas creyó que ese dibujo tuviera un significado para el mayor.
–Si, más porque fue el ultimo que me diste antes de que me mudara.
–Al otro lado de ciudad. –Si recordaba eso, él estaba devastado pero llego Aimee para consolarlo y robarle el corazón. Recordó que, justo donde Newt vivía, fue donde empezó todo y luego fue seguido por su hogar. –¿Cómo fue? lo de tus padres.
–Fue rápido. Kaya no dejo de llorar, claro hasta que murió ¿y los tuyos? –Tanto como a Joel como a Newt les sorprendía con la naturalidad que habían salido esas palabras, como si se tratara de una película o un libro en el que los protagonistas ya están tan acostumbrados al dolor que ni siquiera se preocupan por ser sensibles con el tema.
–Bueno... solo yo escape. No los salve. –En cambio Joel parecía aun conservar esa sensibilidad con el tema, su rostro reflejaba culpa y tristeza.
–¿Tu, te culpas de eso? –Pregunto Newt mirando a su antiguo amigo, el castaño solo se encogió de hombros. –Mira, eres el único que conocí antes de este "fin del mundo" y que sobrevivió. Eres grande por eso y debes sentirte orgulloso por seguir con vida.
–Gracias, Newt.
–¿Estas seguro de que tu novia lo vale? –Pregunta Newt llamando la atención de Joel. Se moría por poder preguntarle al moreno si Aimee lo valía. Por alguna razón cerro los ojos temiendo por la respuesta que pudiera dar, aquella respuesta que sabia que jamas iba a poder cambiar.
Era gracioso como hace un par de días Joel hubiera dicho que si. Sin dudarlo. Pero ahora se encontraba sentado, fuera de su colonia, con dos extraños y escuchando la más hermosa voz que alguna vez halla oido. Veía a Newt acostado sobre unas suaves mantas. Su rostro se iluminaba con la luz y el calor del fuego. Sus ojos estaban cerrados y su cabello rubio estaba desordenado esparcido por su frente. ¿Realmente valía la pena? Si. Porque si no hubiera salido a buscar a Aimee no se hubiera encontrado con su mejor amigo. Eran, para él, dos premios en uno, recuperar a su novia y su mejor amigo.
–Si, vale la pena. –Dijo el Cataño con una sonrisa aun sin apartar la vista del cuerpo de Newt. Y para él rubio era justo la respuesta que ya venia venir, expulso todo el aire de sus pulmones en un largo suspiro.
–No te aferres, Joel. –Se escucho la voz de la pequeña Minnow quien escuchaba atenta la conversación. Era la primera vez que escucha a Newt hablar de su pasado y Joel cada vez llamaba mas la curiosidad de la pequeña.
Joel apenas empezaba a acomodarse para dormir un poco cuando escucho un ruido fuerte cerca de él, era Clyde apresurando a todos para levantarse y seguir su larga y cansada caminata.
En el camino los cuatro se mantuvieron en silencio, atravesaron un bosque y caminaron por encima de una colmena de abejas. Aun que el mundo fuera un caos a Newt le encantaba. El aroma de las plantas, ya no había ese molesto olor de motor de auto y/o autobús. No se imaginaba estando encerrado bajo tierra como Joel. No podría aguantar tanto tiempo encerrado, ademas de que esa siempre fue su debilidad, los espacios pequeños. Sí, Newt era claustrofóbico.
–¡Te voy a matar, Joel Dawson! ¡te voy a comer como brócoli! –Gritaba Minnow a un lado de Joel quien se encontraba practicando de nuevo con su ballesta. –"Soy Joel y no puedo proteger a mi novia porque soy un inútil e inseguro adolescente raro." –Decía la menor del grupo con una voz un poco mas grave pero infantil. –"Tienes que salvarme creí que me amabas" –Ahora hacia una voz particularmente aguda. –"Pero no puedo porque yo amo a..." -Minnow empezó a hacer sonidos raros distrayendo al moreno. –"Por favor, Joel, por favor"
–¿Qué?
–Es Newt muriendo. –Contesta la niña como si fuera algo obvio.
–¿Newt tan siquiera estaba en tu pequeña historia? –Pregunta Joel claramente confundido.
–No, pero creí que te afectaría mas su muerte que la de tu novia –Admitió Minnow. –Recuerda, una aguja por el agua.
–Una aguja por el agua. –Repitió el castaño concentrándose en dar en el blanco, pero un rubio paso por detrás del árbol en él que iba a dar la flecha y lo distrajo. Su mente recordó la primera vez que lo vio, aquel momento en el que toda su amistad nació.
El pequeño Joel de seis años caminaba por el enorme patio de la enorme nueva escuela. El primer día de clases suele ser importante, Joel sabe eso. No solo son cosas nuevas que aprender si no también nuevos amigos, nuevos maestros, nuevas relaciones, literalmente un nuevo mundo al que tarde o temprano tenia que enfrentarse. Pero lo que mas le asusta es el hecho de comer solo en la hora del almuerzo, ¿acaso olía mal? ¿nadie quería comer con él por haberse olvido de darse una ducha?
Su primer día no fue el mejor, no hizo amigos, comió solo y extrañaba a su familia. Aquí nadie le leía la historia de Alicia en el Pais de las Maravillas como su padre, nadie jugaba a las escondidas con el como su hermana y nadie veía tantas películas de Disney con el como su mamá. Aquí todos eran diferentes pero iguales al mismo tiempo. Solo se preocupan por ellos mismos, nada mas. "¿Quién sabe? Tal vez el segundo día no sea tan malo" Pensaba Joel.
Al siguiente día, vio a un niño nuevo, no recordaba haberlo visto el día anterior. Su cabello rubio era lo que le llamaba la atención, ese cabello color amarillo brillante, más brillante que el sol mismo, gritaba para que todos vieran a la hermosa persona que lo poseía. Ese niño era diferente, no sabia el por qué solo sabia que lo era. Sus ojos cafés veían a todos lados a la hora del almuerzo, él también estaba solo, igual que Joel.
Joel tenia miedo, demasiado miedo. Ese chico, el rubio, estaba solo al igual que el. Podrian ser amigos, pero tal vez lo rechace al igual que sus demas compañeros y si el tambien lo rechazaba iba a estar destrozado. Pero el miedo lo paralizaba, no podía mover ni un solo músculo, solo veía al niño rubio comer de lejos. Joel se se sentía como todo un cobarde, ¿por qué no podía solo parase ir con el y decir un hola? ¿por qué era tan difícil para él? Estaba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que aquel rubio con ojos de color café tan adictivos como el chocolate lo miraba.
El rubio se levanto y camino hacia él, parecía tan calmado por fuera. Todo lo contrario a lo que pasaba en su interior. Estaba que se moría de los nervios, él castaño estaba solo y el igual, el creyó que hablarle tendría sentido pero al momento de levantarse los nervios lo consumieron vivo. ¿Y si no lo aceptaba? Tal vez y odiaba a los rubios como él. Cuando llego al lugar en donde estaba sentado hablo.
–Hola... –Hablo casi en un susurro. Joel levanto la cabeza tan rápido que pudo jurar que le habían tronado los huesos.
–Hola. –Contesto el castaño un poco incrédulo, nunca creyó que hablaría con él, pero ahí estaba, hablando con él.
–Vi que estabas comiendo solo y yo también lo estaba haciendo así que... No lo sé, pensé que seria buena idea que comiéramos juntos. ¿Qué dices...?
–Joel, me llamo Joel y me gustaría mucho que comiéramos juntos.
–Yo me llamo Newt. –Dijo el rubio con una una sonrisa en el rostro, hizo su primer amigo.
–Lindo nombre, Newt. El mío es un asco.
–No lo es, para mi es... Lindo. El mío es asco, Newton no es el nombre más normal que digamos.
–Bueno, en ese caso ambos tenemos nombres raros.
–No sé por qué pero creo que ambos seremos mejores amigos, Joel. –Confeso Newt.
–Yo creo lo mismo, Newt. –Contesto Joel con una sonrisa en el rostro que tardaría mucho en desaparecer. –Sabes, creo que si seres mejores amigos necesitamos hacer un trato.
–¿Un trato? ¿Qué pondríamos en él?
–Nunca dejar de ser mejores amigos, por ejemplo.
–Okay, me gusta el trato. Aun que es raro que ya seamos mejores amigos cuando nos acabamos de conocer.
–Bueno también es raro que los gatos sonrían, que los sombrereros estén locos y que las liebres tomen el té, ¿no lo crees?
Esa fue la vez en que sus caminos se juntaron, jurando nunca separes y ser mejores amigos por siempre. Pero eso no era posible, solo era un sueño infantil de dos niños de seis años.
Pero aquí estaban ambos, en el fin de los tiempos. Juntos.