DEEP END โ”โ” erik lehnsherr โœถ...

-mightymurdock tarafฤฑndan

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-mightymurdock tarafฤฑndan


💢💥. . ° • .| E³ Nightmares And Daydreams













Eva solía sentarse a reflexionar sobre sí misma más veces de lo que le gustaría admitir.

Desconocía muchas cosas sobre su persona y tenía ansias por saber qué es todo ese misterio que la rodea desde hace un tiempo. Quería enfocarse en su futuro para ya no tener que recordar el pasado.

O al menos todo lo malo que ese pasado le dió.

Hubo cosas buenas dentro de toda esa desgracia que la acompañaron por la mayor parte de su vida.

Pero aún quería saber de dónde venía, cuál era su apellido real y si aún tenía familia —integrantes de esta que tuvieran interés en encontrarla o saber de ella, específicamente—.
Quería conocer más a profundidad sus poderes y buscar la manera de usarlos para bien.

Pero se estaba precipitando demasiado, pensaba excesivamente acerca del futuro y hasta ahora eso era lo único que podía hacer. No había una forma de solucionar todo lo que le aquejaba, no todavía.

Tomó el teléfono llamando al número de su padre adoptivo, el doctor Richard Beckham. Le gustaba hablar con él cuando no conseguía conciliar el sueño, la calmaba en cierta forma.

—¿Sigues teniendo pesadillas?— fue lo primero que escuchó cuando contestaron

—Si, pero no llamo por eso realmente— la rubia recarga su brazo sobre la mesa— es simplemente que no puedo dormir

—Te conozco muy bien, Eva— Beckham le responde, sabiendo a dónde quería llegar

—Sabes quienes son ¿Verdad?

—Sí, pero no puedes saberlo aún. En fin, ¿Cómo vas con el trabajo?

A Eva le pareció extraño que él le dijera algo así, como si Richard estuviera esperando que algo pasara para poder decirlo abiertamente. Optó por no darle importancia y continuar con la conversación.

—Quisiera ir mejor en realidad. Pero no puedo quejarme.

—Eso me suena a que quieres hacer algo al respecto.—comentó el mayor esperando una respuesta

—Quiero volver a Westchester—Eva suelta de repente—, creo que ya lo decidí

—¿Crees?

Eva soltó un bufido.

—¿Por qué no lo haría? Puedo buscar trabajo allá  y estar contigo

—A ti algo te está pasando. Sé que quieres saber de tu pasado pero entiende, ya has estado en esta situación antes. Sabes cómo lidiar con eso. Estas crisis son algo completamente normal.

—Si, estoy teniendo ese problema de nuevo.— admite Eva— no quiero arriesgarme a consumir farmacéuticos controlados cuando no sé cómo va a reaccionar mi sistema a ellos dado que ese tipo de medicamentos siempre terminan generando dependencia y luego de controlados no tienen nada.

Escuchó la risa de Richard en la otra línea y sonrió, tomando el puente de su nariz con los dedos.

—Por un momento creí que estaba escuchando a Harley Quinn

El comentario del mayor hizo que Eva soltara una carcajada

—¡En serio! De verdad sonaste como ella. Tanto que da miedo.

Pasaron un par de minutos hablando hasta que Eva decidió colgar para dejarlo descansar.

Caminó al escritorio frente a su cama, yendo a sentarse para posteriormente abrir la laptop y encenderla.
Buscó los vuelos programados en la página de una aerolínea y vió que a las 17:00 horas del día siguiente había un vuelo aún disponible. Reservó un boleto y habiendo llenado los datos solicitados, pudo ir a dormir.

O al menos dormir hasta que una pesadilla le quitase el sueño, como sucedía casi todas las noches

Esperando que no resultara como la última vez, trató de dormir. Lo consiguió en poco tiempo.

1988

Eva sentía que el aire le faltaba cada vez que alguien entraba a su pequeña celda. No sabía exactamente por qué la tenían recluida y lejos del resto. También creía que eso no era algo bueno.

Quería salir, pedir ayuda y escapar. Pero nadie parecía prestarle atención a ella ni a ninguno de sus malestares.

Varios de los niños que habían convivido con ella le contaban sobre sus padres y cómo eran.

Ella solo podía escuchar lo que decían y no tenía nada para aportar a esa conversación aunque quisiera. 

Su imaginación se echaba a volar pensando en cómo podían haber sido sus padres, en si era hija única.

Creía que alguien pronto la sacaría de ahí y la llevaría con su familia.

O por lo menos que la llevaría de vuelta al bullicio con los otros niños, para ya no tener que acostumbrarse al silencio.















Ese orfanato estaba lejos de ser algo bueno para ella o cualquier niño que viviera ahí.
Los malos tratos y la frialdad estaban a la orden del día, no tenían compasión de ninguno.

El hombre que se encargaba de aquel lugar era un ser ambicioso y sin corazón, quien —para la mala suerte de los pequeños— era igual o peor que ese hombre al que tenía por aliado.

El dichoso aliado tenía un nombre: Sebastian Shaw. Llevaba años buscando la manera de posicionar a la raza mutante en un estatus prácticamente inalcanzable, como si fueran dioses. Lo conseguiría de un modo u otro, no importando lo que eso costará a largo plazo.

Se reunió con el director del orfanato, buscando candidatos que le ayudarán a llevar su plan a cabo.

Pasaron horas buscando entre los expedientes hasta que la encontraron.

Una pequeña rubia de ojos azules y rostro inocente.

Poseía un don que Shaw también tenía, uno del cual él podría sacar mucha ventaja.
Podía romperla, para encontrar la forma de volverse más poderoso.

Habían acordado iniciar las prácticas en cuanto fuera posible.

—No creo que puedas necesitarla por mucho tiempo. Solo es cuestión de sacarle provecho— el hombre arqueó una ceja— al fin y al cabo dudo que quieras dejar tan importante labor en manos de una mocosa.

—Pues precisamente eso haré. Cuando obtenga lo que necesito, nada va a detenerme









Se llegó el día, Eva despertó cuando la luz del sol comenzó a colarse por la rendija que había en esas cuatro paredes dónde la tenían encerrada.

Lo siguiente que escuchó instantes más tarde de haber abierto los ojos, fue cómo alguien abría la puerta de la celda. Oyó los pasos de aquella persona acercarse, mientras que le ordenaba de formas nada amables que se pusiera de pie.

Ella, aún adormecida, obedeció a lo que se le había ordenado. Se levantó y comenzó a dar pasitos torpes sintiendo escalofríos cuando las plantas de sus pies tocaron el frío suelo de metal.

—Anda, no tenemos todo el día. Te están esperando— le dijeron casi a gritos

Frotó sus ojos queriendo adaptarse a la luz. No tuvo mucho tiempo pues el hombre le gritó de nuevo, esta vez exigiendo que se moviera.

La niña obedeció manteniéndose cabizbaja. En el camino se preguntaba —por enésima ocasión— por qué la tenían lejos de los otros niños, y si en realidad estaba en otro lugar.

El camino era largo. Compuesto por  un sinfín de muros de color blanco y lámparas que parpadeaban a causa de breves cortos circuitos. Aquello le causaba ligeros mareos a la rubiecita pero no podía quejarse.

Literalmente.

Caminar se había vuelto tedioso hasta ese momento. Hasta que por fin, al final del pasillo se podía vislumbrar una puerta metálica de color grisácea.

El grandulón de mal genio que escoltó a la niña, tocó dos veces la puerta y en un instante fue abierta por otro tipo igual. Estos se quedaron en sus lugares y Eva entró ahí temblando por dentro.

Había un tercer hombre ahí, de menor estatura y mucho más delgado. Estaba de espaldas, eso hasta que escuchó los pasos de la niña acercarse cada vez.

Se giró para verla y curvó una sonrisa. Una que era muy perversa a la vista. Sus ojos destellaban la más perversa maldad.

La menor temblaba por dentro, aún seguía acercándose a él y no tenía muy claro el porqué.

Se detuvo. Lo siguiente que hizo Shaw ante la acción de la pequeña fue acuclillarse a su altura.

—¿Sabes por qué estás aquí?— cuestionó sin borrar su sonrisa

La niña negó, y ante su silencio él siguió hablando:

—Estás aquí, para alcanzar la grandeza. ¿Tienes idea de lo que eres?

—No…— dijo la niña a un volumen de voz casi inaudible.

—Eres una mutante. Nuestra raza ha experimentado mucho sufrimiento a lo largo de la historia, eso debe terminar. Algún día, nosotros alzaremos la voz. Para ese entonces tú tendrás tanto poder, que nadie podrá detenernos.

ACTUALIDAD

Eva despertó. Ya no estaba sorprendida, tampoco alterada. Sin embargo el temor aumentaba igual.

No hizo tan solo un intento por dormir, ya no le veía sentido.

Sólo se levantó de la cama para ir hacia el ventanal y quedarse ahí parada un rato, viendo al exterior con los brazos cruzados mientras su vista se nublaba por las lágrimas que después descendían por su rostro sin tener una intención de detenerse.

Después de más de veinte años, no lograba comprender cómo todo ese dolor la haría capaz de "liberar" a la raza mutante.
Mientras ella sufría, ellos también. Su supuesta salvadora estaba siendo usada como sujeto de prueba para un loco frustrado que quería sentir lo que era el poder.

Cerró los ojos. Inhalando y exhalando, como queriendo sentir calma.

Un recuerdo llegó a ella. Era uno tan hermoso que parecía estar soñando despierta.

Era ella, corriendo por un extenso jardín. Su risa era lo único que se escuchaba por momentos. También podía oír como el césped crujía con cada paso al correr.

—¡Eva!— escuchó a un niño llamar su nombre. El volumen de su risa parecía aumentar cuando él la llamaba.

Eva corría más rápido cada vez, como si estuviera empeñada en ganar esa carrera. Fue tanta su concentración que su campo de visión no distinguió una piedra que en un pestañear la hizo caer.

Ese niño al que antes escuchó llamarla, se apresuró a levantarla. Los dos se quedan sentados en el césped. Él de inmediato secó las lágrimas que ella dejó salir y la abrazó. 

—Tranquila, solo fue una caída.— la consuela— Todo va a estar bien

Abrió los ojos, despacio. Como si en realidad no quisiera hacerlo. El paisaje en su ventana seguía ahí.

Inmediatamente después, escuchó a alguien decirle

—Vuelve a casa, Eva

Originalmente publicado el 2 de abril de 2021

Creadora del gif: lissaispunk

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