Capitulo uno: Un cambio inesperado.

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Aclaraciones del autor: En algun punto esto tendra sangre, dolor y lagrimas, pero tambien sexo, cochinadas y demás. Así que lean esto bajo su propio riesgo. Esta historia es yaoi. En el primer capitulo no viene nada :D así que sientanse felices.

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Sus pasos eran casi sordos, todo estaba envuelto en un fúnebre silencio apenas interrumpido por los murmullos del viento. Todo estaba sumido en oscuridad, y mientras Aoba caminaba lentamente por el largo pasillo del estrecho y oscuro corredor, comenzó a preguntarse sobre su paradero, pues el hecho era, que no tenía ni la menor idea de donde se encontraba.

La oscuridad no le aterraba, de alguna forma, sentía que poco a poco se iba acostumbrando, en cierta forma prefería no poder ver nada, a toparse con algo desagradable.

Mientras sus pies descalzos buscaban el camino, las manos de Aoba se deslizaban suavemente por la pared, cerciorándose de no chocar contra ningún objeto. ¿Dónde estaba? ¿Por qué no podía recordarlo? ¿Se había golpeado la cabeza? No lo sabía, no podía recordar nada. Y con ello, un pensamiento optimista resonó lentamente, como un murmuro del viento, como si alguien hubiera escuchado sus pensamientos y se hubiera apiadado de él, Aoba pensó que: quizá, esto no es más que un sueño.

Un sonido, diferente al del viento golpeando la ventana, se dejó escuchar, era música, suave y tenue música. Aoba se detuvo, dejó de caminar y trató de concentrarse lo más que pudo, incluso dejó de respirar unos segundos, y entonces, pudo reconocerlo, era música de piano, sin lugar a dudas. La música parecía volverse más intensa. Aoba, casi hipnotizado por el sonido, comenzó a caminar nuevamente, tratando de no hacer ruido. La música tenía cierto toque macabro, era la clase de melodía que despertaba la intranquilidad, pero también era música con un toque de pasión y dolor. Era música tan hermosa, que a pesar de su aterradora composición, logró que Aoba ignorara todo aviso de peligro, y continuara.

La música parecía intensificarse, los pasos de Aoba dejaron de ser lentos y precavidos, ahora parecía ya no importarle donde estaba, ahora parecía importarle más sobre la fuente de tan hermosa y extraña música, jamás había escuchado algo tan intenso.

Entonces, llegó al cuarto de donde la música provenía. El cuarto estaba sumido en la oscuridad, pero, el gran ventanal que había en la pared permitía que la luna iluminase tenuemente todo el espacio, dejando así, que Aoba viese el precioso piano negro relucía espléndidamente. Y en el piano, estaba un joven sentado, probablemente de la edad del mismo Aoba. El chico sentado en el piano tenía cabello negro, un poco largo, pero lo tenía bien arreglado. Aoba no podía verle el rostro, pues el fleco negro del joven cubría su rostro. Vestía ropajes oscuros, y su camisa era color tinto.

—¿Koujaku? —susurró Aoba, sus ojos miraban con desasosiego al joven que tan finamente tocaba el instrumento.

—¿Has despertado? —Preguntó él y se puso de pie, caminó lentamente hacia Aoba, y cuando estuvo frente suyo, le sujetó con suavidad—. Duerme, aun no es tiempo —le susurró con dulzura al odio.

—¿Qué?...

Aoba no pudo decir nada más, toda la fuerza abandonó su cuerpo, como si aquellas tiernas palabras hubieran sido un tranquilizante. Aoba cerró los ojos, presa del sueño, olvidó incluso su nombre y se entregó a los brazos de Morfeo, volviendo a sumirse en un lánguido sueño.

—¿Dónde estoy?

—Aoba-san, me alegra ver que despertaras.   

—¿Qué…? —Aoba, aun mareado y confundido, intentaban reincorporar su conciencia a la realidad.

—¿Recuerdas algo? Soy yo, tu mayordomo, Clear. Ayer colapsaste, te dio una fiebre terrible.

Dramatical Vampire.Where stories live. Discover now