—Seguiré cantando e ignorare tu doloroso comentario —Fingió estar molesto pero al final no pudo evitar besar la fría mejilla de Kala y colocar sus manos en su cintura—, Put your lips next to mine, dear

Won't you kiss me once, baby?

Just a kiss goodnight, maybe

You and I will fall in love —David acercó sus labios al oído de Kala para después cantar con lentitud:

—you and I will fall in love{2} —Kala rodó los ojos ignorando que la letra de aquella canción iba en serio. Abrió la boca para decir algo pero alguien la interrumpió:

—Chicos pueden enfermarse —Kala y David dejaron de bailar cuando una señora que llevaba un paraguas pasó por su lado, asintieron y luego de una última vuelta corrieron hasta donde David había estacionado el auto. En el trayecto se empujaron un poco y cuando finalmente las sandalias de Kala se rompieron, decidieron que era hora de entrar al auto.

—Estoy mojando el asiento —Se quejó Kala viendo como su cabello chorreaba agua por todas partes, David se quitó su cabello de la frente y se encogió de hombros.

—No importa —Buscó algo en los asientos de atrás y al final le ofreció una toalla para que secara su cabello, Kala lo miró con sorpresa—. Los hombres también andamos prevenidos.

—Ya veo —Kala secó su cabello, su cuello y colocó la toalla bajo su trasero para no seguir humedeciendo el auto. Por su parte, David se quitó la chaqueta y con otra toalla secó su cabello—, ¡Tu camiseta no está húmeda! —Chilló Kala al comparar su camisa que se pegaba de una manera súper incomoda a su cuerpo con la seca camiseta se David.

—La chaqueta me cubre —admitió David.

—No es justo —Kala dejó de quejarse cuando David le dio un toque a su frente y después le colocó su chaqueta, era pesada pero súper caliente al igual que olía a David.

— ¿Mejor?

—Mejor.

—Creo que nos vamos a enfermar —David se acomodó en su asiento para quedar de cara contra Kala.

—No seas aguafiestas, deja de llamar a la enfermedad —David rodó los ojos—. Aunque leí un libro sobre un hombre que lleva dentro de sí al demonio de la enfermedad, a esa enfermedad yo llamaría —ambos rieron, David había descubierto que a Kala le encantaban los libros, especialmente los de fantasía ligados con romanticismo.

—Boba —bromeó David alargando la mano y retirando el cabello de la frente de Kala, se entretuvo acariciando su suave mejilla, Kala sonrió.

—Deberías leerlo, son muy buenos libros —admitió recostando su cabeza del asiento y soltando un suspiro, David miró sus labios.

—Esos libros no son de mi agrado —susurró acercando su rostro al de Kala, quien solo rodó los ojos—, prefiero más los de crímenes.

—Hombres —bufó—. Se pierden de un buen libro de romance y pasión por ir a leer cosas de muerte —David sonrió, le encantaba Kala y era algo que ya no podía negar, le encantaba cuando hablaba sin pensar, cuando utilizaba palabras que desconocía, cuando se ponía modo dramática o solo cuando criticaba sus gustos para que los cambiara y adoptara los de ella, Kala era una chica tan imperfecta pero él la encontraba perfecta.

— ¿por qué me miras así? —susurró la morena sintiendo la caricia de los dedos de David en su mejilla.

— ¿Cómo?

—No lo sé... te brillan los ojos.

—Tal vez, porque me gusta estar contigo.

—A mí también me gusta estar contigo, David —admitió Kala. Justo cuando David estaba a punto de acortar la distancia entre ambos, Kala bostezó, cerró los ojos y se durmió en el asiento. Fue algo bastante rápido.

Aunque no pueda Verteजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें