Dime Carl— se escucha su voz.

—Hay un hombre acá, dice que tiene cita con usted, se llama Liam Johnson— dice el tal Carl.

Hazlo pasar Carl— Carl corta y apreta un botón que hace que las puertas del portón se abran.

Manejo por un camino de piedras muy lindo dónde a sus lados hay árboles y flores.

Llego y uff, que mansión.

Bajo y él mismo me está esperando en la puerta.

—Liam— sonríe y lo imito.

—Hola Christian— me da un breve abrazo.

—Que gusto verte en persona, ven,  pasa.

—Veo que le hablaron de mí.

—Sí, y también recomendaron, ¿Eres guardaespaldas cierto?

—Y policía.

Asiente y caminamos hasta llegar a su oficina creo. Escucho música proveniente de arriba, y a alguien cantando a todo pulmón.

—Es mí hija, la casa tiene vida si está ella— se que lo dice por Lorraine, su esposa ya fallecida.

Entramos dónde creí que es su oficina, y si, acerté.

»Siéntate por favor— le hago caso y él se sienta del otro lado —¿quieres algo para beber?

—Así está bien.

—Esta bien, ok entonces vayamos al grano— me sonríe y me acomodo en la silla —te tengo una propuesta Liam.

—Lo escucho.

—Veras, quisiera ponerle un guardaespaldas a mí hija Ashley— asiento sabiendo a donde va esto —y aquí entras tú, me gustaría que tú fueras su guardaespaldas, y te lo pido a tí porque me recomendaron y porque sé que eres bueno en tu trabajo. La razón es para cuidarla, yo... yo no quiero que le hagan nada malo, o algo parecido como a mí esposa— lo dice tan triste que de verdad le duele hablar de eso —por eso quiero que tú la cuides y la protejas. Que dices, ¿Aceptas?, tengo los papeles y todo.

Suspiro. Que propuesta, estoy sin habla.

—Acepto— digo sin más.

Su cara muestra felicidad y eso me alegra a mí.

Me hace firmar el contrato que dura un año (eh estado muchos más)

—Gracias Liam, solo hay un detalle, ella no lo sabe aún— me rasco la nuca porque se que ay gente que no tiene problema en tener guardaespaldas sin enterarse antes, pero ay gente que si le molesta.

Espero que sea la primera.

—No pasa nada.

Su teléfono suena y parece que es importante porque contesta rápido.

—Espera— le dice —¿Quieres ir tú a buscarla?, solo subes las escaleras y toca la puerta de dónde proviene la música, de paso se van conociendo.

—Oh, si, ya vengo— me paro, salgo de su oficina y camino hasta subir unas escaleras muy largas.

Subo hasta el final y de la segunda puerta a la izquierda se escucha la música.

¿Y que está escuchando y cantando? "Keep yourself alive" de Queen.

Supongo que nos vamos a llevar bien.

Tocó medio fuerte y la música baja.

Una chica rubia, hermosa y baja abre la puerta y creo que es Ashley ya que para las fotos de los paparazzis nunca está sin anteojos o gorras.

—¿Hola?— dice y le sonrío, si no mal recuerdo tiene veinte años, en unas semanas veintiuno (me enteré en las noticias).

—Me llamo Liam— le doy un beso en la mejilla y ella se sorprende y luego sonríe.

—Ashley Foster, ¿En qué puedo ayudarte Liam?

¿Tengo que soltar la bomba o decirle con cautela que soy su guardaespaldas?

—Voy a ser tu guardaespaldas Ash— me gusta como suena Ash.

—Largo— me cierra la puerta en la cara.

Bien Liam, bien estúpido.

—Ash...

—Lárgate, no necesito a alguien que esté atrás mío y no me llames Ash— su voz es enojada y es la segunda clase de persona de las que dije.

—Bien Ashley seré claro, tu padre ya me contrató, así que te tengo que cuidar te guste o no, y Ash me gusta mucho más— abro la puerta que no está con seguro y entro.

—Que te largues— dice acostada boca abajo en su cama.

—Un contrato es un contrato Ash— ella se levanta y me mira fijamente, pero levanta la cabeza para hacerlo ya que yo soy más alto.

—Yo voy a hablar con él— me sonríe sarcásticamente —date la vuelta, tengo que cambiarme— se da vuelta y no vi lo que tiene puesto, lo cual no es nada más que una remera transparente que hace que se noten un poco sus pechos y un mini short dejando ver la mitad de su trasero.

¡¡¿Por qué estoy mirándola?!!

—Si— me doy vuelta unos minutos hasta que habla.

—Listo— giro y la veo.

Blusa blanca, jean azul y botas negras con tacones altos.

Es preciosa, muy bonita.

En solo un minuto pude ver sus ojos verdes oscuros, pelo rubio natural con ondas en las puntas, apuesto a que su estatura no pasa de más de 1.59, labios gruesos, piel blanca como la nieve con unas pocas pecas en sus mejillas y es delgada pero con lindas curvas.

Sí, esta mujer podría ser modelo.

Se acerca de modo que nuestras respiraciones se mezclen, y sonríe arrogante.

—Vamos a ver quién gana, porque tú— me señala —no vas a ser mí guardaespaldas. Así como viniste te vas a ir, Liam— se aleja y sale por la puerta dejándome solo.

Esta chica va a ser complicada, es un reto.

Y a mí me encantan los retos.

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