1 de agosto

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El uno de agosto marcó un antes y un después en la vida de muchos niños, especialmente en la de aquellos ocho que una vez, hace ya veinte años, se toparon de golpe con las vacaciones más largas y más cortas que tendrían jamás. Aquellas aventuras no solo marcarían el comienzo de algo que más tarde se convertiría en la infancia de muchos, sino que, además, supondría una valiosa lección de vida para otros tantos. Lecciones como la lucha por la justicia en un mundo que se empeña en corromperse, aun a pesar de los obstáculos y las dificultades son, hoy en día, algo que todavía a muchos de nosotros nos remueve.

Y es que parece imposible que aquellos ocho niños guardaran consigo significados tan valiosos como el valor, que no consiste en no sentir miedo sino en afrontarlo; como la importancia del amor y de la amistad, que están ahí aunque a veces nos empeñemos en ignorarlo por puro orgullo, cabezonería o ignorancia; la necesidad del conocimiento para saber, aprender y evolucionar ante todo aquello que desconocemos y nos paraliza; la pureza, aquello que nos hace ser quienes somos y mantener con vida lo más profundo de nosotros; la sinceridad, que el hecho de que duela no implica que no sea lo justo y lo correcto; la luz, aquello que nos da vida, y la esperanza, que significa no perder nunca la luz, por más oscuro que sea el mundo.

Al final, no importa cuántas veces nos caigamos y cuántas otras creamos estar olvidados en la oscuridad más absoluta; si creemos en lo que estos pequeños nos inculcaron, el mundo siempre será un lugar un poquito más bonito de lo que todo a nuestro alrededor parece empeñarse en mostrarnos. Eso sí, tenemos que creer firmemente en ello. Al fin y al cabo, la aventura siempre digievoluciona.




Sombra&Luz


Hablemos de DigimonWhere stories live. Discover now