El basilisco abrió la boca enseñando sus terribles colmillos, y Kirishima aprovechó para clavarle el filo en ella, atravesándola de parte a parte y produciéndole una herida mortal.

Pero justo entonces, sintió un terrible dolor en su brazo derecho. Arrancó la espada de la cabeza del animal, y contempló uno de los colmillos de la serpiente clavado en su antebrazo.

Soltó la espada impregnada de sangre y se quitó el colmillo, sintiendo aún un horroroso mareo, y cómo el veneno se internaba en su sangre. Con la cabeza dándole vueltas, se arrastró junto a Bakugo, y tomó su mano, fría como el hielo, manchándola de sangre.

-¿No es asombroso cómo el veneno del basilisco penetra en ti y te quita la vida?-Norel no parecía nada preocupado por la muerte del animal, y sonreía triunfante ante la perdida mirada del pelirrojo.

Kirishima siguió sosteniendo la mano del rubio, sin escuchar las palabras de Alfon. Si iba a morir al menos quería hacerlo junto a su amigo.

Escuchó a Norel reír detrás de él, y se llenó de rabia, pero no podía hacer nada contra él. Únicamente tenía en su poder el colmillo con veneno, pero no iba a poder atacarle siendo sólo un recuerdo del diario.

"El diario". Algo en la cabeza del chico hizo click, y buscó con la mirada el objeto. Bakugo lo tenía a su izquierda, al otro lado de donde estaba Eijirou.

El chico alargó su mano y tomó el libro cerrado.

-¿Qué haces?-preguntó Norel extrañado y frunciendo el ceño. Pero no necesitó respuesta cuando Kirishima hundió el colmillo en las páginas amarillas del diario.

-¡No, imbécil detente!

Alfon intentó acercarse a él, pero el chico clavó aún más el colmillo. Una luz envolvió el cuerpo de Alfon, y desapareció con un grito, dejando la Cámara sumida en un silencio sepulcral.

Justo entonces, los ojos de Bakugo se abrieron. Respiró agitadamente y enfocó su vista mientras se sentaba en el suelo. Vio a Kirishima con una cara de dolor puro, mientras sujetaba su brazo, y se derrumbó.

-Kirishima, de verdad lo siento. Alfon me obligaba a hacerlo, y no pude detenerlo. Pensé que si os decía algo iba a haceros daño... ¿Kirishima?

El pelirrojo, con una sonrisa, se cayó para ser sostenido justo a tiempo por Bakugo, que vio con horror la herida del colmillo.

-¡Estás herido!

-Sí... Pero estoy bien Blasty... No te preocupes...

-¡Claro que me preocupo imbécil, tienen que curarte eso!

-Ya... No hay tiempo... El veneno del basilisco es muy fuerte.

Bakugo estrechó más a su amigo entre sus brazos, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Kirishima cerró sus ojos, cuando escuchó un aleteo sobre él.

Con dificultad abrió los ojos de nuevo, para ver cómo Fawkes se situaba a su lado. El fénix le miraba fijamente, y bajó su pequeña cabeza hacia la herida. La inclinó y al parpadear, lágrimas cayeron, mojando el antebrazo de Kirishima.

El chico dejó de sentir mareo conforme más lágrimas caían sobre su herida, e iba recuperando la consciencia, a la vez que la fuerza. Ya no estaba mareado, pero seguía siendo sujetado por Katsuki, que miraba profundamente aliviado cómo se iba cerrando la herida hasta no dejar rastro.

-Las lágrimas del fénix... Tienen poderes curativos.-Dijo Kirishima incorporándose, pero sin dejar de ser sujetado.

-Entonces, ¿e-estás bien?

Eijirou Kirishima y la cámara de los secretosWhere stories live. Discover now