Un desayuno caído del cielo.

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Prometía ser el día más hermoso en la historia de la humanidad. Un día tan lindo y esplendoroso jamás divisado por ojos orientales. Muchos cuentan que desde que el sol alumbró y el firmamento se tiño de celeste, no hubo ningún obstáculo en cielo más que las aves que planeaban caprichosas. Con esas condiciones climáticas, solo ellas podrían ser el centro de atención en las alturas.

- Padre- dijo el pequeño Mijitsu-no - Es la mañana más hermosa que he visto desde que tengo memoria-. Y su padre, irónicamente le respondió; - Claramente verás más días así que yo hijo.  

Ese día, y, desde el anterior, Mijitu-no y su padre, había decidido ir de pesca al río Ota muy de mañana. Y hacia allá se dirigían a pié. Todo esto con el fin de buscar la paz interior que por esos días se buscaba en todo el mundo, pero de otra manera. 

Mijitsu-no, no sabía pescar y sufría de vértigo, por lo que se quedó en la orilla a mirar los pajaritos que volaban. Claro, también el padre lo obligó a quedarse, para evitar los regaños que su esposa le diría cuando volvieran al hogar a tomar desayuno si se enteraba que su hijo había vomitado o caído al agua.

Papá e hijo Habían llegado al río, colores más tarde que el crepúsculo matutino, y ya hacían más o menos tres horas que el anzuelo no dejaba de tocar agua, así que, era evidente que las tripas del pequeño Mijitsu-no harían más ruido que mil bombas. 

-Padre, ¿a qué hora volveremos a casa, tengo hambre?- preguntó el pequeño con voz dulce y quejumbrosa. -8:15 hijo, la pesca va muy bien, aguanta, solo cinco minutos más.

El cielo ya estaba de celeste hacía varias horas, y el niño boca arriba, aburrido seguía mirándolo, pero ya no había aves volando.  

Mijitsu-no se había entristecido un poco al ver que los pajaritos se habían ido, y ya no hacían sus maniobras circenses de aves ninjas. 

Pero de pronto, sus ojos nuevamente se llenaron de vitalidad, y se abrieron de tal manera que ya no parecía asiático. Un ave habían regresado, pero esta era distinta, grande y fea, ploma, de aspecto agresivo, tampoco aleteaba , y su graznido era tan feo que se le asemejaba a un sumo con el estomago lleno de tuercas. 

El ultimo sentimiento que me invadió desde mollera hasta la planta de los pies antes que se detuvieran los relojes y los calendarios el 6 de agosto de 1945 a las 8:15, fue la ternura. Pues en la lógica de ese pequeño de 9 años, aquella ave; era hembra, muy despistada y simpática, puesto que desde su trasero iba cayendo un huevo gigante, y el muchachito, fue corriendo con una sonrisa estremecedora y ojos llenos de ilusión a atraparlo, con la esperanza de sorprender a su papá  cuando arribara en la orilla y para dárselo a su mamá cuando preparase el desayuno, ya que su comida favorita era el huevo con pescado. 

Bueno, todos conocemos la verdad y el final de esta historia ficticia.



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⏰ Cập nhật Lần cuối: Jun 16, 2019 ⏰

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