Segunda Parte CAPITULO 14

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Unas fuertes manos me abrazan desde la espalda y me tenso, Diego me besa en la base de mi cuello y mi piel en respuesta se eriza, el continua besando hasta mis hombros y luego me hace girar quedando así frente a él, nos miramos unos segundos y el deseo es palpable entre ambos, lo tomo de su cabello y lo acerco más a mí para poder besarlo, al comienzo es un beso lento, pero luego me lleva hasta la cama, me recuesta sobre ella y desciende de mis labios a mi cuello, arrancando un gemido de mis labios.

-. Lo siento – murmura y suelto un suspiro

-. ¿Por qué? – pregunto frustrada

-. Por lo de hace un momento en la oficina, no quería hablarte de esa forma y por esto, te deseo tanto Alice y tenerte así, sin ropa no me está ayudando

-. Oh, pues en unas cuantas semanas con la barriga que tendré no pensaras igual – respondo – yo estaré gorda y tú...

-. Estas embarazada amor y créeme que mi deseo por ti será el mismo, aunque viendo lo sensible que estas a mí, esto de la abstinencia será una verdadera tortura – puedo sentir su erección y ahogo un gemido

-. Yo podría ayudarte con eso – sugiero colocando mi mano en su erección y suspira – pero antes me gustaría saber que sucede – niega y se separa de mi - ¿Diego?

-. Ya déjalo Ali mejor vamos a dormir – responde, se levanta de la cama y camina hasta la entrada del baño pero antes de ingresar se detiene y se vuelve hacia mí – no se trata de ti Alice, es sobre mí y el peso de mierda que lleva mi apellido, no insistas más por favor – dice suplicante y asiento.

Me levanto, tomo una de sus camisas para cubrir mi desnudez y voy por un vaso de agua, necesito aclarar mis ideas.

Mi telf. Se ilumina en la encimera y veo un mensaje de un número desconocido, al abrirlo se muestra un enlace, no suelo ver este tipo de cosas pero la intriga puede más que yo y me incita hacerlo ya que el link es de una de las revistas de la isla. Cuando el enlace carga lo primero que veo son fotos mías, de Diego y de la entrada de un cementerio, leo el artículo y poco a poco comienzo a entender el estado iracundo de Diego.

Me llena de ira que no respetan la privacidad y que aun después de tantos años aun no les importe el daño que hacen al sacar de nuevo a la luz un tema tan delicado como lo es la muerte de la señora Elizabeth. Pero lo que verdaderamente me llena de intriga es quien pudo dar la información de la última voluntad de mi padre.

-. Ali... - la voz de Diego me sorprende

-. ¿Quién fue? – cuestiono y se tensa

-. ¿De qué hablas?

-. Diego ya vasta no soy una niña, tarde o temprano llegaría a mí el articulo – respondo y mi tono de voz es más molesto de lo que pretendo, pasa sus manos por su cabello frustrado - ¿acaso pensaste que no me enteraría nunca? – interrogo y niega

-. Solo quiero que estés tranquila – se excusa y me acerco a él lentamente – no soportaría perderlos a ustedes también – confiesa y mi molestia disminuye

-. Diego somos una pareja, no puedes excluirme de esta forma, si realmente quieres que esto funcione tienes que tener confianza en mí así como yo en ti – acaricio su rostro y suspira – además ya es hora de que enfrentes esto o nunca nos dejaran tranquilos, no quiero que estén sobre nosotros cuando nazcan los bebes y de ninguna manera los ocultare, no tengo de que avergonzarme eres mi esposo y seremos padres

-. Lo único que la prensa hace es destruir y...

-. Y nada ¿Acaso crees que tu madre está feliz por cómo te has ocultado tras su muerte convirtiéndote en un empresario frio y calculador? – inquiero – eres más que eso Diego, además lo que tu hermano y tu han hecho todos estos años es admirable, criar a una pequeña solos y protegerla para que viviera una infancia feliz pero tarde o temprano cuando crezca deberán decirle la verdad y sabes tan bien como yo que es mejor que lo sepa por ustedes y no por la prensa, así lo que han hecho no sería para nada

-. Lo se Ali pero entiende que quiero evitar que Mell sepa que fue fruto de una violación – asiento y lo abrazo – me molesta que te quieran comparar con mi madre, ella fue una gran mujer pero tú no eres igual a ella, tu jamás permitirías que... - se corta y comienzo a entender cuál es su verdadera frustración

-. No, tú no eres como él y a mí no me importa lo que piensen yo te amo y jamás llegaríamos a ese punto porque sé que tu jamás me golpearías así que no te tortures ni te compares con el – le doy un casta beso y luego hunde su rostro en la base de mi cuello.

***

¿A QUIEN LE GUSTARIA LA HISTORIA DE NUESTRO SEGUNDO WEST?

Eras Tú - EditandoOn viuen les histories. Descobreix ara