II. TEN CUIDADO DE LO QUE LE HACES A TU HERMANA MAYOR

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Se despertó porque sintió movimiento junto de él, entonces recordó lo que hizo la noche anterior: ¡Conan kun se había acostado con su Ran neechan! Eso definitivamente no era algo bueno. Además podía apostar que no traía sus lentes y no recordaba donde los había dejado. Así que fingiría hacerse el dormido hasta que ella dejara la cama, eso no sonaba muy hombre de su parte.

Giró un poco su cabeza hacia la izquierda para ver que hacia la chica de sus sueños, por el rabillo del ojo logró apreciarla que estaba sentada recargada sobre la cabecera de la cama y también pudo notar que su mirar estaba perdido en la nada, ¿en que estará pensando?

Tal vez ella se sentía culpable porque acababa de cometer un acto de pedofilia, pero él sabía muy bien que eso no era cierto, teóricamente su edad mental era de veintisiete años, la misma que la de ella, no había nada de qué preocuparse, en cierta forma. Además de que fue él quien se aprovechó de la situación y la condujo a que terminara de esa forma.

Cuando eran novios, hace más de siete años, ella le dio muchas indirectas que quería pasar una noche juntos, tal vez no en el sentido que ellos lo acaban de hacer sino para pasar el rato conviviendo pero nunca se lo pudo cumplir ya que los antídotos cada vez duraban menos y no sabía cuándo podría convertirse en niño frente a sus ojos. Así que siempre era Conan con quien compartía lecho después de que le repartía su cariño cuando ella se sentía decaída.

Nunca había reclamado nada y ni se sentía en el derecho de hacerlo. Compartían muchas cosas pero él nunca consideró volver a ser su novio en ese cuerpo, puede que ella lo viera como incesto porque siempre lo consideró su hermano menor, pero ya ni lleva la cuenta de cuantas veces la besó aprovechándose de esa relación que llevaban.

Porque él sabía que ella lo veía como un consuelo, uno para olvidar a ese odioso detective que nunca volvió pero que literalmente nunca se apartó de ella. Le rompió su corazón como Shinichi y Conan se encargaba de arreglarlo, ya van más de siete años que lo hace.

Ese tipo de relación empezó cuando Conan tenía diez años. Haibara al notar que el antídoto duraba menos en su cuerpo solo podía significar una cosa: se estaba haciendo inmune a él. Eso significaría que tal vez Kudou nunca regresaría. Así que tomó inmediatamente la decisión de terminar con su hermosa novia karateka, que ya se encontraba estudiando el segundo año de la licenciatura en derecho, ella quería se abogada como su madre pero el campo al que se enfocó fueron niños, ya que son las principales víctimas en unos casos y casi nadie se toma el tiempo en escucharlos; y actualmente se desenvolvía muy bien en ese campo.

Terminó su relación de la manera más cobarde posible: una llamada telefónica. Lo prudente hubiera sido tomarse un antídoto y hacerlo en persona, pero su corazón no podía, tal vez al verla se echaría para atrás en su decisión, haciendo que tal vez, hasta el día de hoy ella aún lo esperara.

Ya llevan tres años de una bella relación, así la sentían ellos, pero a ojos de la sociedad era verdadera relación inestable con solo llamadas como su medio de comunicación y que ella nunca supiera donde realmente se encontraba, cuando siempre se mantuvo a su lado. Pero ambos estaban cegados por el amor hacia el otro que no les importaba llevarla de esa forma. Viéndose una vez cada mes y llamando todos los días donde solamente ella era la que hablaba para contarle sobre su día.

Cuando la llamó, para llevar a cabo su cobarde decisión, pudo notar un gran tono de felicidad en su voz, si recordaba le había contado a Conan que ese debía presentar un proyecto que dependía su estancia en la carrera y por lo que podía deducir le había ido bien. Pensar en arruinar esa felicidad le quebró aún más su corazón. Dejó que ella hablara, era lo que siempre hacía, pero después de que le contó lo que había hecho para estar de buen humor él habló. Se encargó de destruir su corazón, de convertir buenos momentos en malos, de arruinar todos los hermosos recuerdos juntos. Pero al final ella no pudo más y terminó la llamada con un "Te amo Shinichi, no lo olvides", su voz denotaba que en cualquier momento iba a ponerse a llorar. ¿Cómo podía ser tan buena? ¿Cómo aún después de todo eso le dijo que le amaba? ¿Por qué no podía odiarlo como él lo hacía?

A veces no vemos lo que tenemos en frenteDove le storie prendono vita. Scoprilo ora