— Tendría que irme dos años al vaticano y eso es algo que mi miedo a estar sola no podría soportar. Necesitan otro exorcista mientras Draco trabaja solo. Creo que pediré mi traslado a Homicidios— murmuró Hermione.

Todos nos quedamos mirándola extrañados. A ella le gustaba ese trabajo, pero era demasiado peligroso. No quería que la dañaran de ninguna manera.

— Olvídalo... ve a investigaciones, tal vez Ryddle te ayude.

— No me gusta investigaciones, son unos flojos.

— ¿Perdón? — dije ofendido—, te recuerdo que mi lugar de origen es Investigaciones y que cuando necesitaron a un exorcista me pidieron a mí que viniera a paranormal. Que fue... 4 años antes. Dios, qué viejo estoy— murmuré recordando.

— Sí— confirmó mi novia sonriendo. Besé el tope de sus risos mientras seguíamos esperando. Theo me miró interrogativo y yo lo miré igual al ver que estaba de la mano con Luna. Ninguno dijo nada.

— No vayas a homicidios— dije luego de un rato.

— Ven conmigo— dijo mirándome esperanzada.

— ¿Y qué hago con los fantasmas que veo?

— No los mires— dijo riendo, recuperando su buen humor.

La puerta del ascensor se abrió. A nuestro lado llegaron Pansy y Ginny justo cuando se escuchaba la conversación desde adentro.

Señor, por favor, recapacite.

Está claro, señor Potter, Manifest se cierra.

¿Pero y los agentes, toda la gente que trabaja aquí?

Se trasladará entre homicidios e investigaciones.

Cuando Tom Ryddle salió, nos quedó mirando con sus ojos azules penetrantes y su calva reluciente.

— ¿Qué es todo esto?

— Solo... queremos saber qué ocurrirá con la agencia, señor— dijo Luna.

— Se cierra. Ustedes serán colocados en investigaciones u homicidios dependiendo de sus capacidades. Los que no cumplan con los requisitos, serán despedidos.

A este me lo cargo yo— dijo Fred volando hacia Ryddle.

— ¡Fred, no! — llamó Ginny mientras Lunita se tapaba la boca.

El fantasma pelirrojo se metió dentro de Tom Ryddle. El hombre, impresionado por la punción en su pecho, abrió los ojos de nuevo y algo cambió.

Miró hacia el lobby. Por sus ojos, pudimos deducir que vio el montón de personas y fantasmas en los pasillos, y abrió la boca impresionado.

— ¿Por qué hay tanta gente? — preguntó en un susurro.

— Son fantasmas— dije firme.

— ¿Y por qué ahora los veo?

— ¿Qué diablos hizo Fred? — preguntó Harry, pálido.

— Se metió en el cuerpo del señor Ryddle, jefe— dijo Ginny preocupada. Harry solo se tocó con una mano los ojos, levantando en el proceso sus lentes.

— Lo voy a desintegrar— murmuró—. Fred, sal de ahí, te lo ordeno— dijo.

La cabeza de Fred salió del cuerpo del subdirector Ryddle y lo miró fijamente, asustándolo.

Puede verme, supongo— dijo Fred con el ceño fruncido—. Todas esas almas están igual o peor que yo. Lo único que quieren es un poco de paz y los agentes se encargan de ellos... Ahora, si nos cierra, todas esas almas, incluyéndome, rondaran por la calle, exponiendo a otros inocentes a su tristeza y su dolor— dijo mientras yo le trasmitía lo dicho por Fred a Hermione y a Theo—. Si nos cierra, ninguna de esas almas desesperadas tendrá descanso.

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