El Aficionado

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¿Ser alguien? ¿Se llega a ser alguien o siempre se ha sido alguien? Estas cuestiones y otras tantas resonaban en mi cabeza, me encontraba agobiado no de cansancio sino por cuestiones personales, tome la decisión de renunciar a mis amigos, aquellos amigos que en su momento agradecía el haber encontrado en mi vida, el renunciar a algo que por derecho merecía, así se evitara el sufrimiento pensé, es mejor emprender el camino propio de manera solitaria, es para probar mi capacidad, esas y otras frases surgían para afirmar mi decisión, de igual manera había optado por renunciar al amor, ese amor del cual hablan todos los poetas y ha sido un tema inagotable desde que el ser humano creo el arte.

Dentro de mi ser debo reconocer que existen diversos sentimientos y emociones, mayormente me encuentro acompañado del sentimiento de indiferencia y desdén hacia mis semejantes que desconozco y hacia los que conozco no hay más empatía y solidaridad. Es extraño encontrar a personas que en verdad se reconozcan por lo que hacen y no por esa falsa idea que ellos tienen sobre sí mismos. En mi caso se lo debo a la filosofía que ha sido ese motor de curiosidad, llevándome a descubrir lo magnifico, bello y sublime del otro lado de la moneda, ¡Exacto! Con eso me refiero al pesimismo, nihilismo y existencialismo, a pesar de que la filosofía y otras ciencias se encuentran plagadas de "ismos", estas son las que me sedujeron, no porque me inclinara al mal pero si porque identificaba la vida como un sin sentido, un absurdo o en caso de haber alguno, un camino de sufrimiento.

Sí, así es sufrimiento, todos sufren de alguna u otra forma pero en mis primeros años de vida en el cual carecía de conciencia parcialmente, el dolor, la tristeza, tragedias, sufrimiento, tenían que ser evitados a toda costa, era mi forma ingenua y rosa de ver la vida, claro en ese entonces la vida para un niño de 3 o 4 años mayormente se encuentra llena de alegrías y jubilo.

Aun en esta nueva etapa de mi vida adulta conservo ese pensamiento de evitar el dolor no en mí persona claro, yo lo acepto como parte de mi vida sino para las personas que amo y aprecio, ya que desde un momento en cual amo, sufro, mi espíritu se quiebra y mi alma cada vez más pierde sensibilidad, me hayo en el dilema de ser un insensible debido al sufrimiento de los que quiero, me corroe una culpa y una ira. La ira se muestra violenta hacia mi persona, haciendo que me deteste por mi ausencia y mí falta de actuar para evitar el sufrimiento de mis cercanos, lejos de calmarse ahí, ella prosigue con odio a los que aprecio, haciendo que no solo a me deteste a mí sino también a ellos.

La ira al menos como se enseña en las doctrinas teológicas, la he reconocido como mi pecado capital, me ha acompañado desde mi niñez haciendo de mí un blando en mi ser más externo aquel que se muestra amable y atento, detrás de ello está la ira en su forma más apacible, formando en mí un ser inmutable casi mítico.

Debido a mi agudeza me considero una persona un poco arriba del promedio en cuanto a conocimiento, cultura, etc. Suena arrogante, lo sé, pero en un país donde la gente no tiene un plan de vida y hace de su vida un miserable espectáculo de improvisaciones, no encuentro forma alguna de ellos por tener una trascendencia más allá de sus vástagos. Así como realizo esta crítica debo reconocer que es admirable encontrar casos excepcionales de personas en las cuales no hay más educación, sólo aquella impartida en casa llena de principios morales, casos así hacen creer que es mejor ser un obtuso que no vea más allá de su nariz para encontrar felicidad.

El que individuos así triunfen en la vida donde se comen los unos a otros es una mitología moderna del hombre luchando contra los dioses, o al menos rebelándose a ellos, en este caso se deben reconocer los dioses como los diversos sistemas a los que cada individuo se encuentra sujeto, sea el político, económico, social, etc.

Debe admirarse de esos hombres rebeldes que a pesar de su lucha y esfuerzo no lograran una victoria, sólo agotamiento, prefiero ser un disidente, reconocer los hilos que hay detrás de las marionetas en las obras, no por ello quiere decir que tenga la obligación de realizar un cambio o algo por el estilo, encuentro una gran afición en observar, en estudiar a los sujetos y ¿Por qué no? También ser el sujeto de estudio.

Considero afición a la vida porque en esta no hay algo que no me provoque la sensación de preferir la nada, esta realidad brutal, llena de mentiras, fraudes, robos, vejaciones, humillaciones, insultos de los unos a los otros. Le parecerá que hago ensalce de la negatividad que tiene el hombre y la verdad es que en lo más profundo de mi condición humana me duele reconocer que sea verdad, existe aún bondad, amistad, gratitud, benevolencia, estos y muchos otros sentimientos que provocan la esperanza, aquella esperanza que no es más que un espejismo, aquel espejismo que se produce en lugares muy cálidos, la esperanza no es más que el alargamiento del sufrimiento pero retomando el hecho de que existen estos dos grupos de sentimientos humanos, se debe reconocer que un conjunto es más grande que el otro.

Así como en las matemáticas se clasifican los números, existe la clasificación de los racionales y los irracionales, ambos conjuntos que tienden a ser infinitos pero se dice que hay infinitos más grandes que otros, esto sucede con los irracionales que hay mayor cantidad de irracionales que racionales, así es para mí los sentimientos humanos, siempre presentes pero unos abarcan mayor parte de la realidad que los otros.

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