Cody le sonrió y sacudió su cabello. Cody sólo quería que pasara un buen rato. Porque a pesar de que su amigo no le contara nada, tenía fe en que esa mala espina se le vaya.


Y claro, tenía fe en superar su récord de igual manera.





*




Otto y Cleo estaban como chicle en un videojuego de autos. Él le sacudía el cabello y ella respondía con pequeños besos en su mejilla. Sin duda eran la pareja de una película del momento. Sólo que no era muy querida por el público. Y en eso entra Marlon.


Le sorprendía que aún no se dieran cuenta de su mirada en ellos. ¿Qué tenía Otto? Quizás era una parte de algún negocio. O quizás era simplemente la realidad que no quería asumir.


Cuando ellos celebraron el primer lugar en la carrera, alguien puso una soda al lado de Marlon.


Bruna se sentó a su lado y dirigió su mirada al punto que él veía. Era obvio, no esperaba menos de Marlon y su extraño amorío.



—¿Debo asumir que te gusta Otto? —preguntó, burlesca.


—Me fascina, no puedo negarlo.



La rubia soltó una pequeña risa. Aunque realmente no se sentía así. Sabía que no miraba a Otto, claramente. Y sabía que reírse no cambiaría nada en su ser. Pero en situaciones así realmente extrañaba a Marlon, quien a pesar de ser un sin humor ella se reía siempre de lo que decía.



—¿Caíste de nuevo por Cleo?


Marlon volteó y la observó. Estaba seria y podía ver como se mordía su labio inferior —No lo sé, Bruna. Realmente no lo sé.


—Sí lo sabes, Marlon. Los ojos nunca mienten —desvió su mirada a los tórtolos frente a ellos —Y como la miras es admirable.


—No es ninguna ciencia —volvió a la rubia —¿Ves? Te estoy viendo de la misma manera.



Para Bruna eso fue devastador. Sabía que Marlon era algo incapaz de reconocer las cosas y que quizás el haber estado con él no haya sido lo mejor. Pero lo quería. Demasiado para dos meses.

1990.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα