Capítulo 1

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I

A veces, se sentaba sobre su mesa y lo observaba en completo mutismo con los brazos abiertos en canal.

Se sentaba muy rígida, sin ni siquiera zarandear las piernas. Podía oír, en cambio, cómo retumbaba la madera con los pequeños golpecitos que daba con sus dedos. De uno en uno, los levantaba y luego los dejaba caer, y luego pasaba al siguiente dedo. El espacio entre un golpecito y el siguiente era casi siempre el mismo. Como si estuviera cronometrado. Tac. Tac. Tac. Tac. Tac. Cambiaba de dirección al llegar al pulgar. Tac. Tac. Tac. Tac. Tac. De nuevo.

Sabía que estaba a punto de marcharse cuando el tiempo entre los golpecitos aumentaba paulatinamente. Y luego desaparecía.

Existía un patrón. Solo se sentaba sobre su mesa cuando estaba solo en casa. O cuando todos estaban sesteando. Cuando nadie más que él podía verla. Y él solía darle la espalda.

Y el resto de veces, siempre y cuando Dylan no estuviera en la silla, le sonreía con los pies cruzados sobre ella. Pero solo era una sonrisa a medias que nunca llegaba hasta los ojos. A la que estaba habituado. Esas veces sí que se movía, se balanceaba e incluso le seguía a la calle para pasear o para sentarse sobre su mesa en el instituto o para observar cómo trabajaba. Entonces era complicado darle la espalda e ignorarla.

Quizás, lo mejor de las vacaciones de Navidad era alejarse de la ciudad y dejar atrás ese acoso tan particular. Aunque no estaba muy seguro de si no lo seguiría hasta York.


II

Aquel día tuvieron que despertarse a las seis de la mañana. La noche anterior, se habían encargado de preparar las maletas, exceptuando los neceseres y la bolsa de Molly, que prefirió hacerse la loca y atrasar la tarea hasta exactamente cinco minutos antes de salir por la puerta.

-¡Mamáaaaa! ¿Has visto mis gafas?

Corría de una habitación a otra. Sally O'Ryan estaba bajando los paquetes a la camioneta, por lo que no la podía escuchar. Scott estaba recogiendo unas bolsas de patatas fritas para el viaje y Mark se dedicaba a evitar que Dylan saliera corriendo escaleras abajo. Matthew, en cambio, estaba a punto de perder los nervios.

-¿Por qué leches no has dejao todo listo?

-Estuvo con el móvil en la cama y se quedó sopa –Mark la incriminó desde la distancia.

-¡Mentira! Joder, joder, mis gafas...

Scott se limitó a decir que en la cocina no estaban y el más joven de todos pasó olímpicamente de las preocupaciones de su hermana.

-Molly, te voy a matar.

La pelirroja le dedicó una peineta a su hermano mayor y se escabulló a revisar por enésima vez las estanterías del baño. Él la siguió y ocupó el hueco de la puerta para evitar que saliera corriendo hasta la otra punta de la casa.

-¿Pero a ti qué te pasa?

-Dirás qué te pasa a ti. Te vas a matar como vayas a esa velocidad y con esa miopía. Y además llevas las gafas en la cabeza.

Se escuchó una carcajada desde el otro lado del pasillo. Mark. Y luego un grito. También Mark. Y su madre. Dylan había aprovechado el momento para precipitarse por las escaleras.

-¿Qué coño hace este perro aquí fuera a estas horas? ¡Que va a despertar a los vecinos!

Su hermana le golpeó el estómago para deshacerse de él entre insultos y Matt tuvo que tomarse medio minuto para intentar relajarse sin mucho éxito. Los vecinos debían estar despiertos desde hacía lo menos media hora. De lo contrario, los envidiaba. Ojalá tener un sueño tan pesado como para seguir durmiendo a pesar de tener un terremoto de pasos y carreras y gritos sobre ellos.

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⏰ Ostatnio Aktualizowane: Dec 03, 2023 ⏰

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