1. ¿Primera cita?

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Escribir una historia no es fácil. Y más aún cuando estas escribiendo tu propia historia.

Esta soy yo. Una típica chica, ahora cursando el primer grado de Bachillerato. Etapa difícil, cambios, blah blah blah... Estoy harta de eso.

Me levanté de mi cama, temprano, con mucha energía, como cada vez que inicio un nuevo ciclo escolar. Iré al colegio de mi ciudad, al que mis padres sin consultármelo me han inscrito. No estoy nada de acuerdo. ¡Quería irme! Quizás sea egoísta, pero por primera vez quería sentirme independiente... Libre.

¿Ventajas de ir a ese colegio? Sólo una. Mi mejor amiga Jaz iría conmigo. Pero aunque ella esté ahí y me de cierta seguridad, yo quería empezar desde cero. Cursé toda la primaria con Jaz, pero después nos separamos cuando entramos a la escuela secundaria. Aún separadas seguimos en contacto enviándonos mensajes de texto.

Hice mi rutina diaria vestirme, pasar por varios intentos fallidos peinándome para finalmente optar por llevar mi cabello castaño suelto, rara vez me rizo las pestañas pero no pude evitar hacerlo hoy por que, aunque no quiera ir a ese colegio quiero dar una buena impresión, desayunar lo mismo que cada día: fruta picada y jugo de naranja, pues mi madre insistía en que llevara una buena alimentación. Posteriormente me dirijo al auto, el viejo y rojo Jetta, era de mi madre. Mi padre me había comprado una camioneta nueva Xtrail verde obscuro, pero mi madre lo convenció de que no era lo suficiente responsable para cuidar de ella así que tuve que conformarme con el Jetta mientras mi madre disfrutaba de la nueva camioneta.

Antes de irme a la escuela me despido de mis dos hermanos Charlie y Megan, es el primer día de Charlie en la escuela secundaria y quiero desearle suerte ¡Aunque claramente no la necesita! Casi todos sus amigos asistirán al mismo colegio que él y siempre logra hacer amigos con facilidad. Megan comenzaría a cursar el cuarto grado de primaria, tenía varias amigas y era un poco madura para su edad. Ambos tenían el cabello negro como mi madre y solo Megan tenía pecas en su rostro como mi padre. Mientras que yo, tenía los ojos color avellana de mi padre y su cabello castaño aún que también tenía la nariz pequeña y afilada de mi madre además de el cabello demasiado lacio.

En cuanto hube hecho eso subí al carro y encendí mi iPod, ya que el estéreo no funciona. Llegaría a tiempo, llegaría 30 minutos antes del tiempo marcado. Había quedado con Jaz llegar temprano. Estaba cantando mi canción favorita cuando me di cuenta que no llegaría puntual a mi primer día de clases. A dos esquinas de llegar al colegio me topé con un accidente. Un vehículo se había estrellado contra un hidrante y había quedado de tal forma que no permitía el paso en esta calle con dos carriles que iban en un solo sentido. Tendría que esperar que lo movieran. Durante este tiempo me sentí como las chicas que llegan tarde su primer día de clases en las películas o los libros. Frustrada, enojada y un poco asustada pero, quizás no sea tan malo, siempre les va bien. Su primer día es desastroso, eso es típico, pero después todo continúa de maravilla y terminan teniendo novio. Aunque yo no quiero novio, sólo quiero que este tiempo me sirva para mejorar mis notas, nunca he reprobado, pero aún así me gustaría conseguir una beca en alguna universidad lejos de aquí, espero que mis padres me lo permitan.

Sólo habían pasado 10 minutos cuando llego la grúa. ¡Si! Llegare a tiempo. Me sentía entusiasmada. ¡Cuánto tiempo sin ver a Jaz! Solo enviarnos textos, por que aunque le pedía que nos viéramos, misteriosamente ella siempre tenía algo que hacer, no la culpo. Sus padres le habían prohibido salir durante la semana para que cumpliera con sus tareas y los fines de semana los aprovechaba para adelantar proyectos y tareas aunque tenía permitido salir era muy cumplida, además se quedaba sola todos los días en casa pues su madre salía y daba conferencias en diversas ciudades ya que era ambientalista y su padre diseñador gráfico, ambos siempre llegaban tarde a su casa. Pero a veces pensaba que no me decía la verdad porque ¡Por Dios, nadie puede estar ocupado todos los días de su vida! ¡Y ¡menos una chica de 15 años!

Como yo veo al mundoМесто, где живут истории. Откройте их для себя