Capítulo 1 | Rutina

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-Diablos por eso creen que somos novios.- la voz falsamente irritada de Wilbur le causó aún más gracia.- ¿Qué tal el nuevo apartamento? ¿ya te instalaste?

-Es lindo, algo viejo pero tiene potencial.- se dejó caer en la cama, en el techo aún habían viejas estrellas que parecían estar listas para brillar en la oscuridad.- Aunque mi ventana da directo a la ventana de mi vecino... O vecina.

-¿Crees que sea una chica linda?- escuchó el sonido de los instrumentos siendo conectados.

Wilbur estaba de gira desde hace un tiempo, por lo que sus ensayos eran más recurrentes de lo habitual.

-Yo creo que es una anciana o un viejito rabo verde.- hizo una mueca.- Ojalá sea una chica linda.

-O un chico lindo.- escuchó murmurar al otro lado de la línea.

Quackity cerró los ojos y soltó un suspiro exasperado.

-Wilby basta, sabes que no salgo con chicos.- dijo con un tono del cual no estaba orgulloso, el dolor era palpable en su voz.

-Q, no puedes estar así todo el tiempo. Tu y yo sabemos que no eres exclusivo de sentir atracción por mujeres.- podía escuchar el cuidado en las palabras del castaño, no quería herirlo.- Vamos, tuvimos sexo, te gustan los hombres.

-Eres mi mejor amigo, es diferente.- gruñó avergonzado por recordar aquel momento. Tenía un pacto con Wilbur, solo tenían sexo cuando de verdad sentían la necesidad.

-No es diferente.

-Ya wey, no está a discusión.- lo detuvo antes de que continuara tratando de convencerlo.

-Esta bieeen, tengo que irme Q.- escuchó que dijo algo a alguien al otro lado.- No olvides comer bien que me se tus manías, tampoco olvides la inyección, pon una alarma o algo que tienes memoria de cacahuate.

-Pendejo.- gruñó dirigiéndose a su maleta pues tenía razón.- Gracias, te quiero Wil.

-Yo a ti, Pato.

La llamada terminó dejando a Quackity parado junto a la maleta que abrió con pesadez. Una cajita metálica fue abierta por sus manos para dejar a la vista lo que necesitaba para inyectarse; sacó la aguja y la preparó, para después agitar el pequeño frasco al cuál ya estaba acostumbrado.

Testosterona.

Hacía poco más de un año que había comenzado con el tratamiento de "T" como él solía llamarle, su cuerpo había cambiado bastante aunque no como le hubiera gustado, seguía teniendo la complexión delicada y en ocasiones había sido molestado por eso. Su voz era más ronca y gracias a una fundación dedicada al apoyo de la comunidad Trans había conseguido hacerse una mastectomia, estaba felíz con los cambios pero era jodido tener que inyectarse cada dos semanas.

Dio golpesitos a la jeringa para sacar el aire y la acercó a su muslo donde la introdujo liberando rápidamente el líquido. Limpió nuevamente con alcohol notando la pequeña gota de sangre que había salido. Una bandita de tonos azules cubrió la marca rojiza, así si alguien preguntaba solo diría que se había lastimado con algo.

Tomó el celular y colocó un recordatorio en el calendario, no le entusiasmaba demasiado los cambios de humor que tendría en el transcurso de las dos semanas antes de la nueva inyección; dio un bostezo y se dejó caer a la cama no sin antes mirar de reojo la ventana de su vecino o vecina, le causaba curiosidad, se preguntaba si algún día se encontrarían.

Sus ojos se volvieron pesados y él gustoso se dejó llevar por el sueño.

Unos golpeteos extraños fueron despertandole poco a poco, al principio creyó que era algún vecino martillando, o alguna construcción afuera de los edificios

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Unos golpeteos extraños fueron despertandole poco a poco, al principio creyó que era algún vecino martillando, o alguna construcción afuera de los edificios. Pero esas ideas fueron descartadas cuando de la ventana frente a su habitación escaparon gemidos agudos de una mujer, parecía un perro pariendo o agonizando, le recordaba al chihuahueño de su prima al que una vez pisó sin querer.

-Lo que me faltaba.- gruñó levantándose para cerrar las cortinas junto a la ventana. Los alaridos aún atravesaban el cristal, se limitó a rodar los ojos ante aquellos sonidos que a su parecer eran más que actuados, ninguna mujer gemia así a menos que la pareja supiera lo que hacía.
Aunque si que le sorprendía que los golpeteos de la cama resonaran hasta su habitación, quién sea que estuviese haciéndola gritar así debía ser muy bueno en lo que hacía.- Que envidia.- murmuró a si mismo mientras encendía el celular.

Miró por un instante la pantalla y los gemidos cesaron. Tal vez debía conseguir a alguien que lo entretuviera un rato, una chica linda a la que no le importara que su pareja sexual no tuviese pene; con la cabeza perdida en sus pensamientos le pareció buena idea buscar una aplicación de citas que le solucionara sus planes.

Una en específico le llamó la atención, un nombre ridículo junto a un logo de tono azul. "Inter-conectados" se leía, creado por una empresa llamada karmared. Te aseguraban conectar con personas compatibles a ti después de contestar una encuesta, no era partidario de las aplicaciones para citas pero estaba aburrido así que era una buena opción.
Minutos después de instalar la aplicación y contestar la encuesta se dedicó a crear su perfil, fotos recientes de él con su beanie favorito y una breve reseña:

"Me gustan los gatos, dormir mucho y odio a los vecinos ruidosos."

Era una estupidez por lo que no le puso mucho empeño.
Se estiró en la cama con aburrimiento mientras deslizaba entre los perfiles de muchachas, la mayoría con cabello castaño, piercings o algún tatuaje. No sabía que esos fuesen sus gustos, o al menos no que fuese tan obvio. Puso mala cara cuando empezaron a aparecer chicos, su error había sido no especificar que no estaba interesado en ellos; con pesadez pasó de la mayoría, nadie se veía lo suficiente interesante como para invitarlo a hacer match.

Y de repente, como si de una luz frente a una polilla se tratase apareció un chico en su pantalla. Le llevaba solo 4 años, con el cabello hasta los hombros en un wolfcut y unos preciosos ojos rubíes.

¿De verdad existía gente así de apuesta?

Miró un poco más la foto y la biografía sin terminar, parecía que, o era una broma de alguien que fingía ser él o simplemente lo habían obligado a hacerlo. Rió ante la idea, no se veía como alguien que necesitara una app de citas. Tamborileo los dedos en el borde del celular pensando en si era buena idea salir de su zona de confort. No necesariamente tenían que ser pareja, solo podían ser amigos, se veía que era alguien agradable.

Se mintió a si mismo.

A decir verdad se veía como alguien bastante coqueto, la sonrisita ladina y los ojos pesados le provocaban un cosquilleo en el estómago. Iba a ser imposible no ceder; presionó el pequeño corazón en el costado derecho para después bloquear el aparato y lanzarlo al otro extremo de la cama. Podía escuchar su propio pulso en los oídos. Estaba bien, solo serían amigos.

Ni siquiera sabía si harían match.

Vio como las luces de la habitación frente a la suya se apagaban a través de las cortinas, de fondo una película ambientaba el silencio.
Comenzaba a causarle conflicto que el vecino fuese tan ruidoso.

-Otro sueñito no hará daño.

Cerró los ojos arrullandose con la película de fondo.

Esa noche no soñó nada, como todos los días.

¡Hey, aquí Bast!

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¡Hey, aquí Bast!

Esta vez es algo diferente, cómo una persona que pertenece a la comunidad Trans tenía ganas de tocar este tema en alguno de mis fics de manera seria.

Espero que les guste, le quiero echar muchas ganas.

¡Lxs amo! <3

Amar(T) en el Alfabeto | Luckity - Chaosduo.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz