Un presidente maduro y posesivo, su guardaespaldas inocente y un amor que trasciende universos...
El presidente de los Estados Unidos, Vincent Maslow necesitaba protección urgente en la calle y un joven sumiso en la cama. Su guardaespaldas Cody cump...
¡NUEVO CAPÍTULO! ¡LOS COMENTARIOS SON COMBUSTIBLE QUE ME IMPULSA A ACTUALIZAR MÁS SEGUIDO Y RÁPIDO! :D
-.-.-.-.-.-.-
"Letargo"
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
<<<<
[Hace 14 meses]
CODY ABRAMOV
Cody ganó.
De entre tantas pruebas y tantos prospectos... Cody ganó.
Excepto que esto no se sentía para nada como una victoria.
Se sentía como una maldición. Se sintió así mientras caminaba entre los cuerpos sin vida de sus camaradas, se sintió así mientras sus pies descalzos chapoteaban entre charcos de sangre y esperanzas perdidas.
Las puertas se abrieron frente a él y subió por los escalones, estaba ascendiendo, pero sentía que sólo se hundía, cada vez más con cada paso que daba.
Hundiéndose en la oscuridad.
Hundiéndose en un destino que no quería pero que no podía evitar.
Alcanzó la cima y vio más allá de las sonrisas y los aplausos, sus ojos entrecerrados, apenas tolerando la luz del reflector. En aquella cabina, todos los espectadores estaban alabando su fuerza, su capacidad de su presencia y su habilidad para matar.
Cody no sentía nada, ni dolor, ni asco. Estaba seguro de que si se golpeteaba el pecho con los nudillos sólo escucharía un eco.
Finalmente, una alta sombra tomó la forma de un hombre, y ese hombre tomó la forma de nadie más que el individuo que orquestó todo esto, el que construyó esta organización y este evento desde cero con sus propias manos.
El regente de NightSky.
Zero Marvolo Abramov.
Su padre.
Cody alzó la mirada y se encontró con esos ojos grises que se sentían tan ajenos como suyos, aquella mirada que, aunque le doliera admitir, compartirían para siempre.
El hombre era alto, una característica que le habría gustado haber heredado, tenía cabello negro ondulado y peinado con meticulosidad, una barba de candado alrededor de su sonrisa que, de no conocer al hombre, habría calificado como cálida y encantadora.
Con zapatos de vestir, pantalones negros y camisa blanca, el hombre era la imagen de la elegancia y la letalidad, como una rosa llena de espinas, como una explosión que podía encantar tus ojos a la distancia correcta peor que, de cerca, podría aniquilarte.
—Ven aquí —ordenó con esa autoridad característica en su voz. Su voz era profunda y penetrante, Zero Abramov no necesitaba alzar la voz para poder intimidad o imponer, sus palabras cargaban la fuerza suficiente para ser obedecidas por cualquiera que las escuchara.
