─Te amo, Maegelle ─musitó en voz baja─, estoy muy orgullosa de ti.

La mano que antes apretaba la de la princesa con fuerza, se volvió débil y cayó sobre la cama, Maegelle observó el pecho de su madre dejar de subir y bajar, se detuvo al mismo tiempo que soltaba su último aliento.

La princesa la abrazó con fuerza y sollozó aferrada a ella. Las nodrizas y septas allí, bajaron su cabeza escuchando el llanto desconsolado de la menor. Quién no había compartido nada de tiempo junto a la mujer que extrañó día y noche, deseosa por volver a oírla reír o simplemente oírla hablar.

La puerta se abrió, revelando a Rhaegar y su ceño se frunció cuando la escuchó llorar; allí, en la cama, su madre estaba sin realizar ningún movimiento y su hermana se encontraba soltando un alarido de dolor que rompió su corazón. Manchada por la sangre de su propia madre, Maegelle estaba rota en ese momento.

Se acercó hacia ella y la tomó de la cintura, rápidamente se negó, peleando con él para no ser separada de Rhaella. Maegelle gruñó y sollozó aún más alto, alertando rápidamente a sus hombres, quiénes no esperaron por intentar avanzar aún con Barristan y Arthur en las puertas, dispuestos a pelear contra ellos para que no eviten la acción del príncipe.

─Mae... ─intentó llamarla dulcemente, pero se negaba a oírlo. Se negaba a aceptarlo.

─Cállate ─musitó, dolorosamente.

─Lo lamento ─murmuró Rhaegar─, lamento no haber llegado antes.

Pero ella no respondió, dejó de forcejear y se quedó quieta, permitiéndole moverla de la cama. El Maestre Pycelle se acercó a la reina, quién lucía en paz. Maegelle bajó su cabeza, y antes de que pueda soltar otra lágrima, el lloriqueo de un bebé los hizo voltear.

Se acercó hacia la nodriza que sostenía a su hermano en brazos, y no pudo evitar sentir una leve emoción de alegría al ver un par de ojos iguales a los suyos verla. El bebé lloró una vez más, quejándose de los brazos que la sostenían y Maegelle no pudo evitar reír por lo bajo, la tomó con cuidado y la apretó contra su pecho.

─¿Madre ha escogido un nombre?

La nodriza negó, apenada. Rhaegar asintió entendiendo, se acercó hacia Maegelle, quién, estaba totalmente absorta por la recién nacida que había dejado de llorar cuando un par de brazos familiares la rodearon.

─Es una niña, princesa ─musitó la nodriza, viéndola.

─Daenerys ─dijo, el cielo se iluminó y un estruendoso trueno hizo que Maegelle posara su mirada sobre la tormenta que azotó King 's Landing violentamente─, Daenerys de la Tormenta.

─Es hermoso, Mae ─musitó Rhaegar. La nodriza asintió y los demás no tardaron en concordar.

─Asegúrense de que le quiten la sangre y le den leche tibia ─musitó la princesa─. ¿Dónde se encuentra mi padre?

Las mujeres negaron con incertidumbre, y ella observó a Rhaegar.

─Iré a buscarlo ─musitó ella. Rhaegar negó.

─Iré yo. Tengo una leve idea de en dónde puede estar.

Ella asintió. Daenerys fue puesta en brazos de una de las nodrizas que lucía un poco más amigable y pese a que se movió levemente, no se quejó. Pronto, sólo quedó ella junto a su madre y el Maestre en los aposentos de la reina. La observó y mordió su labio.

─Maestre... ¿Cree que mi madre descansará en paz?

El Maestre Pycelle alzó su mirada del cuerpo de la difunta, viendo los ojos más inocentes que él, con su edad, vió. Dándose cuenta de que, la cría ante él podría ser heredera, ya había cumplido la mayoría de edad, pero jamás se percató de cuán injusto y cruel es el mundo. Al menos cuando concierne a su familia.

call of silence.       robert's rebellionNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ