𝐂𝐀𝐒𝐀 𝐄𝐌𝐁𝐑𝐔𝐉𝐀𝐃𝐀

43 2 0
                                    


—Dean, debes de jugar, son las reglas —se encontraban de nuevo en aquella vieja casa abandonada cerca de la casa de Castiel, los dos mejores amigos se divertían haciendo cosas un tanto extrañas.

—No quiero, Cas, me voy a morir — exhaló mientras ponía una mano sobre su pecho intentando que su corazón no saliera de sí.

—Eres un miedoso, Dean ¡es mejor Steve! — dijo sabiendo que aquello haría que su amigo cumpliera las reglas, aunque no puede negar que le gustaba molestarlo.

—¡Está bien, lo haré! Pero recuerda esto, Castiel, Steve es un idiota — todos sabían que Steve era el peor idiota de todos.

Steve, cómo describirlo, ese chico acosaba a todas las chicas que se le pasaban por enfrente, de un tiempo para acá y tras su salida del "closet", comenzó a pretender a Cas, llamándolo casa 5 minutos, peor aún, llegando inesperadamente cuando Dean y Castiel salían a cualquier lugar.

Ese chico no traería nada bueno para Cas, y mierda, Dean lo sabía, digamos que él solía ser uno de aquellos que buscaban aventuras casi a diario y no le importaba establecer nada serio.

Dean se puso de pie y caminó hacia el segundo piso, se colocó frente al gran espejo que estaba en el baño mientras sostenía una veladora y comenzó a decir el nombre de aquella leyenda: "Bloody Mary" —sostuvo la respiración para que la voz no se le quebrara.

—Bloody Mary — tenía miedo —Bloody Mary — abrió los ojos esperando a que algo dentro del espejo lo atacara, pero no pasó nada, tal vez solo era una tontería. Apagó la vela y bajó. —Listo, niño — sonrió victorioso.

—No es tan malo ¿lo ves? — aún no comenzaba la verdadera diversión.

—No pasó absolutamente nada, creo que tu estúpida leyenda es una basura, Castiel — se acercó al menor y lo tomó de la cintura mientras el castaño pasaba sus brazos rodeando el cuello del mayor —Si te soy sincero hubiese preferido el castigo — sonrió mientras se aceraba para besarlo.

—Pues para tener dieciocho años eres bastante miedoso, Dean. Tienes que admitirlo— dijo evitando que sus bocas se tocaran, sabía que eso enfurecía a su amigo.

—Claro, soy un miedoso, pero solo ese defecto tengo— se alejó unos pasos rompiendo el contacto que tenían.

—¿Lo crees? — dijo Castiel mientras acomodaba su cabello.

—¿No lo crees tú? — sonrió haciendo casi imposible para Castiel estar lejos de él.

—¿Dean? — dijo más como una duda.

—¿Qué pasa?— preguntó mientras se sentaba en el borde de uno de los sofás, atrayendo consigo al menor para poder estar cara a cara

—¿Nosotros somos amigos?— lo que hacían no era de unos simples amigos y Cas se estaba enamorando, tanto que le dolía que Dean no pudiese admitir que lo quería.

—Claro, Cas— sostuvo sus manos entre las suyas, se sentía tan bien.

Castiel debe admitir que Dean es un tanto distraído y que al parecer las indirectas no le iban muy bien, pero también debe admitir que él no es la persona más valiente del mundo para atreverse a decir algo.

El menor se separó y caminó un poco para alejarse de Dean, estaba triste. ¿Por qué él no podía tener un romance como todos los demás? Dean lo notó y fue directo a abrazarlo por la cintura apoyando su mentón sobre su hombro.

—¿Qué pasa, Cas? — susurró en su oído mientras pegaba aún más sus cuerpos. —¿No quieres ser mi amigo, bonito? — sonrió mientras dejaba un pequeño beso en el cuello de éste.

—No— respondió Castiel con la voz en un hilo, Dean no esperaba esa respuesta para nada.

—¿No? — volteó el cuerpo de Castiel para poder mirarlo a los ojos, pero sin romper su abrazo.

Estaban por seguir con la plática, pero un sonido en el segundo piso los hizo voltear con preocupación, de acuerdo, las leyendas no son reales, pero ¿qué había sido eso?

—¿Deberíamos de revisar? — preguntó Castiel escondiéndose detrás de Dean. —Sí, deberías de ir a revisar — reafirmó cuando otro golpe sonó.

—Oh, mierda. Eh — se detuvo un momento para pensar, en realidad no le daban miedo esas cosas, pero tampoco quería ir a echar un vistazo ¿y si era algún asesino que quería su lindo rostro? No podía arriesgarse. —Deberíamos de irnos.

—No puedo porque dejé mi mochila arriba — dijo Cas con una sonrisa ladina —Vamos, iremos ambos — dijo tomando la mano de Dean y dirigiéndose hacia las escaleras.

—Está bien — susurró el más alto cuando se vio obligado por su pequeño ángel, si no lo quisiera tanto lo hubiese dejado abandonado ahí.

Cuando llegaron al segundo piso se podía ver con claridad algunos destellos de luz saliendo del cuarto de baño. La casa no tenía electricidad desde hace varios años.

—Bien, aquí no hay nada. Vámonos — habló de nuevo Dean y tomó un poco fuerte la mano del menor intentando jalarlo hacia las escaleras de nuevo.

—No, debemos de ir a ver — soltó su agarre y caminó hasta estar en la puerta del baño, dio un paso adentro y soltó un grito.

Dean no lo pensó mucho y corrió hasta donde estaba el chico, entró, pero todo estaba oscuro de nuevo, no podía ver nada.

—Castiel — dijo mientras movía para un lado la cortina que cubría la regadera, cuando lo hizo sintió calor, ese típico calor que una persona desprende.

Las luces se encendieron y Dean logró ver a Castiel en la bañera, cubierto completamente de lo que parecía ser sangre. Quedó paralizado por unos momentos, hasta que reaccionó y comenzó a buscar alguna herida en su chico, pero al no sentir nada se percató de que éste estaba respirando y solo bastaron un par de segundos para que soltara una carcajada.

—Vete a la mierda — soltó el más alto dándose la vuelta, dispuesto a salir de aquella casa e ignorar a Castiel por el resto de su vida, o tal vez por el resto del día.

—Espera, Dean — dijo el ojiazul. —Era solo una broma — se seguía riendo y eso solo hizo enfadar al mayor.

Dean tomó a Castiel por la cintura y lo colocó encima del lavabo, quedando cara a cara. Estaba bastante enojado, pero ninguno de los dos habló.

—¿Qué quieres de mí, Dean? — habló por fin Castiel, mirándolo con esos hermosos ojos color cielo haciéndolo enloquecer.

—Todo, Castiel, quiero todo de ti— se detuvo para admirar sus mejillas sonrojadas — Te quiero para siempre en mi vida, que quiero tomarte de la mano cuando vamos por la calle y quiero gritarle al mundo que tengo al novio más hermoso del mundo. —Mi ángel— suspiró sobre sus labios —¿Quieres ser el novio de este idiota?

—Déjame pensarlo— sonrió. Lo atrajo para besarlo otra vez —Sí, sí, definitivamente sí— ambos se sonrieron, pero no por mucho pues en un rápido movimiento algo tomó a Dean por la espalda empujándolo fuertemente fuera del cuarto de baño y las luces se apagaron.

Las manos de Castiel temblaban, esto definitivamente no era parte de su broma.

Se escuchó un fuerte ruido y un grito de Dean que le hubiese helado la sangre a cualquiera. Castiel recordó que aquella vieja leyenda muchas veces se había vuelto realidad, que aquel espíritu buscaba aquellas almas valientes, o tal vez muy estúpidas, que se habían atrevido a llamarlo.

Lo único que pudo razonar el ángel fue hacer el reto para que de alguna manera ese espíritu se enfocara en él y no en matar a Dean, al menos eso creía. Cerró los ojos un momento y suspiró, tomó el valor y comenzó a decir ese nombre tres veces: "Bloody Mary". La puerta fue azotada fuertemente y un par de manos le cubrieron los ojos, mierda, iba a morir, estaba aterrado.

Una carcajada se escuchó nuevamente, pero esta vez fue de Dean.

— No pensaste que te saldrías con la tuya, ¿verdad, bonito? — sonrió lamiendo sus labios lentamente.

— Te odio, terminamos. 

𝐂𝐀𝐒𝐀 𝐄𝐌𝐁𝐑𝐔𝐉𝐀𝐃𝐀Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang