__ Ronald tenía una bodega, la cual usaba para guardar todo aquello que representara peligro, valioso o importante para él. - comienza Abraham. Su hijo está recostado en una esquina con un vaso de licor, en lo que yo solo sentada frente a su escritorio - La presumió en una de sus borracheras, lo recordé cuando dijeron que murió y me di a la tarea de buscarla.

Recuerdo haber escuchado un rumor  de su existencia que se originó.

__ Recorrí sus propiedades, bodegas e incluso solo era una parte minorista de quienes la buscaban, por lo que quien la encontrara primero sería el dueño. - se levanta, largando un suspiro cuando busca entre sus papeles hasta desplegar un mapa sobre la mesa - Encontré este sitio.

Su dedo golpea sobre una región alejada de la ciudad.

__ Creí que era una bodega real, pero solo era el nombre del sitio. Un convento - revela. Me intereso en lo que dice - En cuanto entré supe que pertenecía a él, tenía su sello en la puerta. Solo que la madre superiora se puso renuente a colaborar por las buenas.

__ ¿Que le hiciste?

Preveo su respuesta y ese presentimiento similar a una aguja se incrusta en el estómago.

__ Tuve que interrogarla hasta que me lo entregó. - señala - Su diamante gris. Eso es lo que cuidó estos años y lo que presumió no es un tesoro sino quien puede conseguirlo con solo salir ante los ojos de quienes creen caída la pirámide. Ese crío, es el futuro de la pirámide.

__ ¿Como sabes que no es sólo un señuelo? Algo que solo te va a entretener para no buscar la verdadera bodega.

__ Porque Antonia Crackstone lo confirmó. - declara dejándome anonadada con la respuesta. Ese nombre. Ese maldito nombre regresa.

La mujer que Braulio dejó se incluyera en la familia, siendo la responsable de mi entrenamiento para luego convertirse en su prometida. No era más que una distracción para que no se diera cuenta de cómo pasaba información a Ronald.

Tengo deudas con ella y me recuerdo que debo realizar una búsqueda para saber dónde se encuentra.

__ La viuda reafirmó que ese niño es su tesoro.

Su revelación me deja atónita. No sé qué decir. No comprendo como nunca supe de su existencia. No entiendo aún porqué es el heredero de esa pirámide si los líderes fueron los Hunt y los Castel.

Braulio Castel, mi padre aseguró que solo una unión de sangre podría ser superior a cualquiera. Si ese niño es hijo de Sabine tendría sentido, de no ser porque ella una vez afirmó no poder embarazarse.

Todo me da vueltas. Lo que dice no tiene sentido.

__ Ese niño no puede ser hijo de mi hermana. - les recuerdo. - Ella no podía...

__ Eso fue lo que dijeron siempre. Pero hace muchos años se supo de la existencia de un hijo suyo. - me cuenta Abraham. Cada dato tiene menos sentido.

__ Eso es imposible. Ella sería muy joven.

__ Ahí radica el pecado. Nadie podría saber que ella tuvo un hijo siendo tan pequeña. Lo escondieron - asegura.

__ ¿Quien te dijo eso?

__ ¿Cuántas posibilidades hay de que ese niño sea hijo del heredero perdido? - quiere saber Dylan desde su puesto. También espero la respuesta cuando Abraham me detalla.

__ Muchas. - suelta sin quitarme los ojos de encima. Un escalofrío me recorre, saber eso me deja con más dudas que con aciertos aclaratorios. Esto es un enredo que debo investigar ya que significa que ese ser puede hacer que la pirámide regrese a lo que fue un día, devolver el poder a los Castel y por fin desbancar a quienes osaron en confabular contra...

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