hurricane 🜚 james potter ✓

🐍 •.✶˚▍𝗯𝗼𝗻𝘂𝘀 𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿. black brothers

Regulus siempre había estado celoso de sus amigos. Celoso de la forma en que James rodeaba con sus brazos a Olivia, celoso de la forma en que Molly y Arthur compartían miradas cómplices, celoso de la forma en que Remus apartaba a Samuel por fastidio.

Pero era algo con lo que había aprendido a vivir. El dolor y la nostalgia se habían convertido en una parte tan importante de él como sus piernas y brazos.

Y suponía que era mejor que no tener que experimentar nunca un amor tan fuerte que pudieras sentirlo en cada átomo de su cuerpo.

Un amor tan fuerte que ni siquiera el tiempo mismo pueda embotar el dolor.

(...)

Sirius Black nunca cerraba las puertas.

Las mantenía abiertas, dejando siempre un pequeño resquicio en su habitación.

Siempre había una silla frente a la puerta, una mesita al lado y, en la oscuridad de la noche, se le veía sentado allí, con los ojos escudriñando un libro o entreteniéndose con la magia.

Los niños solían preguntar por qué. Por qué prefería la incómoda silla a la cama o por qué se quedaba toda la noche mirando lo que estaba abierto.

Sirius Black estaba esperando.

Estaba esperando una carta que nunca llegaría, una persona que nunca llegaría, una mujer que nunca volvería a ver.

Pero seguía esperando. Diecisiete años después de la muerte de Katherine Summers, seguía esperando.

A veces se arrepentía. A veces desearía haber huido con ella, al diablo, y haberlos dejado luchar en la guerra.

Entonces se asomó a la ventana y vio a Huxley lanzando arena contra Amara. Observó cómo George se doblaba de risa cuando Mari comenzó a perseguir al hombre lobo. Vio a Fred y a Max a unos metros detrás de ellos, con las manos fuertemente entrelazadas, con los cuerpos temblando de risa mientras veían a Amara tropezar, cayendo de cara a la tristeza.

Sin molestarse en levantarse, la chica se limitó a sentarse con la pierna cruzada en la arena, cruzando los brazos y haciendo un mohín mientras miraba a los cuatro hombres hasta que Huxley finalmente se disculpó y la ayudó a levantarse.

Sirius no pudo evitar la sonrisa en su rostro al ver la escena y se dio cuenta de que valía la pena.

Habían luchado y habían perdido pero habían ganado.

Kat conocía el coste de quedarse, de luchar en una guerra y, sin embargo, había luchado hasta no poder más. Había luchado con su vida por una causa en la que creía.

Murió para que la generación siguiente pudiera vivir y Sirius está casi asqueado de sí mismo por haber querido robarle ese acto heroico.

Sirius vivía una vida feliz. Estaba rodeado de gente que quería, de gente que lo quería. Y eso era más de lo que otros eran capaces de decir.

Sin embargo, cuando el sol se puso y la casa empezó a tranquilizarse lentamente y todos comenzaron a irse a la cama, él volvió a colocar una silla frente a la puerta, con el té calentándole los dedos.

Cuando la puerta se abrió, no era a quien esperaba. En su lugar, su hermano pequeño le sonrió y colocó su propia silla junto a la suya.

Y juntos, los dos esperaron.

Esperan a que el dolor se apagara, al momento en que pudieran finalmente cerrar la puerta.

Sin embargo, sabían que nunca llegaría.

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