𝟥𝟩. 𝑀𝒾 𝒹𝑒𝓈𝒶𝓈𝓉𝓇𝑒

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- ¿Todo bien cariño? -ella pasa uno de sus brazos por mis hombros y yo entrelazo el mío por su cintura

- Si, mamá. Estoy bien, no te preocupes

- Necesito que te quedes en la recepción unos minutos. Estamos esperando que lleguen los clientes de la última reserva y tengo que bajar a la bodega

- No te preocupes. Yo me quedo lo que haga falta -mi madre deja un pequeño beso en mi frente que recibo gustosa.

Le dije que no a Aless. Evidentemente no pude ni quise irme con él. No podía complicar mi vida más de lo que está. Y sinceramente, no siento ni podré sentir nada por él cuando mi corazón lo ocupa completamente Carlos.

Aless me pidió una oportunidad, y no pude dársela. Huí. Si que lo hice. Salí de Le Castellet en cuanto terminó la carrera. Darcy me echó una mano. Mientras buscaba un taxi, ella lo gestionó todo para que un avión me llevara directamente a Madrid, y de ahí a La Gomera, con mi madre y con Lisa, su novia. Ni me lo pensé. Necesitaba y necesito a mi madre. Darcy se encargó de excusarme con el equipo argumentando que estaba enferma y que me había pedido unos días libres.

Mi teléfono echó humo, pero, en cuanto llegué a la isla, lo apagué, lo metí en un cajón, y ahí sigue. Le dije a Darcy que si pasaba algo, llamara a Diana que ella me localizaría. Y no ha debido pasar nada cuando no tengo noticias suyas.

Entro con mi madre en el pequeño establecimiento rural que regenta con su pareja. Son apenas diez habitaciones de una casa que ellas dos restauraron y acondicionaron, siendo un éxito en cuanto a turismo se refiere. En la época alta, siempre está lleno. Parejas o personas solitarias que buscan un rincón donde disfrutar del entorno natural de la isla sin ser el típico viaje turístico.

Mientras mi madre baja a la bodega, la cual está en la parte de atrás de la casa, yo me sitúo detrás de la recepción. Compruebo si ha entrado alguna reserva, y de las que hay, las imprimo para guardarlas. Estoy tan entretenida, que a pesar de escuchar la puerta de la entrada abrirse, soy aún incapaz de alzar la mirada. La tecla de enter me tiene ocupada.

- Perdone, tengo una reserva en este hotel

Trago saliva mientras siento un enorme escalofrío atravesar todo mi cuerpo. Tengo que sujetarme a la encimera de la recepción cerrando mis ojos pensando que cuando los abra, todo será sólo un sueño. Mis dedos tiemblan y mis nudillos se ponen blancos de lo fuerte que estoy agarrando la madera. Cojo aire con fuerza sintiendo los fuertes latidos de mi corazón. Me atrevo a abrir mis ojos, y no, no es un sueño, Carlos está ahí delante.

 Me atrevo a abrir mis ojos, y no, no es un sueño, Carlos está ahí delante

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Intento mantener la compostura. Pero, es muy dificil. Sobre todo cuando sus ojos caramelos me miran con anhelo. Como si el mundo se hubiera parado y sólo estuviéramos él y yo. Lleva ropa informal. Unos pantalones lisos y una camiseta de manga corta blanca que se ajusta a su cuerpo como una segunda piel. El pelo lo tiene recién cortado, aunque parte de su flequillo le cae por la cara. Esboza una ligera sonrisa al mirarme y tengo que seguir conteniendo el aliento.

55LOVE (Runner 1)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt