Un fotógrafo, un nadador y un artículo de revista. Interactuar con las personas a su alrededor nunca fue fácil para Haruka Nanase, y mucho menos lo es ahora cuando un optimista fotógrafo se cruza en su camino. Un inicio con el pie izquierdo es capaz...
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I. THE BOY IN THE WATER
Febrero 2, Tokio.
Está nervioso, ¿cómo no va a estarlo? Es su primer encargo como fotógrafo en una revista tan prestigiosa como lo es ésta. Por dos años, ha levantado por sí solo un estudio independiente. Ésta es una gran oportunidad, tal vez éste trabajo atraerá a más gente al negocio. Es algo nuevo, un soplo de aire fresco. O quizás lo sería si no fuese 5 minutos tarde.
Se mira una última vez en el espejo antes de salir, tratando de cuidar su imagen para causar una buena impresión (seamos honestos, la primera impresión es importante en este tipo de cosas). La mochila rebota contra su espalda mientras corre a toda velocidad por las calles de Tokio.
—Mierda—musita.
Entra caminando con una velocidad impresionante por los vestidores del centro de nado, hasta finalmente llegar a la piscina, donde Mikhail, el jefe de la revista donde se publicarán las fotos, lo espera. El hombre rubio revisa su reloj una vez más, hasta que ve al pelirrojo ingresar.
—En serio lamento llegar tarde—apoya las manos sobre sus rodillas, tratando de recuperar el aliento. Su respiración es entrecortada. Gracias a los dioses se ha mantenido en forma para correr semejantes distancias en tan poco tiempo. Mikhail niega con la cabeza, divertido.
—Sólo han sido 5 minutos tarde, no te preocupes. Supongo que debe ser nuevo para ti, teniendo un negocio independiente—dice aquello, dándole una palmada amistosa en el hombro. El chico sonríe, aliviado por la comprensión del mayor.
El sonido de un chapoteo llama la atención del pelirrojo, quien lleva sus ojos hasta la piscina. Hay alguien nadando ahí. Lo hace de forma tan... libre, que es imposible desviar la mirada. Una calidez familiar se hace presente en su pecho.
—¡Hey, Nanase! ¡Sal de ahí! —el joven da un respingo al escuchar la fuerte ordenanza de un hombre de mediana edad. Éste no tarda en acercarse a Mikhail y al fotógrafo, frustrado—. Este tipo no sabe lo que es escuchar órdenes.
Talla su sien, intentando encontrar la paciencia que claramente no tiene. Suelta un largo suspiro cuando el chico nadador sale del agua y llega a su lado, secando su cabello con una toalla.
—Finalmente se ha dignado a aparecer... —el hombre pasa su mano por la cara, para posteriormente voltear a ver al pelirrojo—. Tú debes ser el fotógrafo del que Mikhail nos habló. Mi nombre es Ryuji Azuma, su entrenador. Un gusto.
—Rin Matsuoka, encantado—otorga una sonrisa amable.
—Escuché mucho sobre ti antes de que Mikhail me hablara sobre el trabajo de la revista... —entrecierra los ojos en su dirección.
