Capítulo 10

73 5 0
                                    

Allison

—Si quieres que te bese solo tienes que decírmelo— me susurra Nate, pegado a mi oído y con su mano aún bajo mi mandíbula.

Ugh, este señor me pone de los nervios.

Ya, pero en este caso son otro tipo de nervios.

Me le quedo mirando unos segundos en los que parece que se ha acercado aún más de lo que creía físicamente posible. Si moviese mi cabeza unos centímetros más adelante nos estaríamos besando. Pero obviamente no pasa eso. En cambio, me echo bruscamente para atrás, rompiendo todo tipo de contacto con él, y le propino una bofetada.

—¿Pero a ti qué coño te pasa?—me grita confundido.

—¿Y me lo dices tú?—le respondo de la misma manera, en este punto todas las personas presentes nos están mirando, anonadadas.—¿Tan mal te ha sentado la derrota que tienes que buscar otra manera de sentirte algo bien contigo mismo?—continúo, contemplando como sus cejas se van juntando cada vez más a sus párpados—A ver si te entra en tú minúsculo cerebro, idiota, te lo diré despacio para que lo entiendas. No. Todas. Las. Chicas. Quieren. Estar. Contigo. ¿Captas la idea?

—Es cierto, no todas las chicas quieren estar conmigo— dice evaluando mi expresión con la mirada, como si disfrutara del momento—pero tú sí—termina con una pequeña sonrisa de satisfacción.

Uuuyyyy este pedazo de experimento fallido se está me- tiendo en un camino muy pantanoso. Casi puedo notar como mi sangre empieza a hervir, convirtiéndose en ira líquida.

—Bueeeenoooo,—me interrumpe Brooke antes de que pudiese siquiera llegar a soltar la cantidad de apelativos poco cariñosos que me estaban viniendo a la mente sobre el deficiente mental que tengo delante—a mí me parece que por aquí ya está bastante caldeadito el ambiente, ¿no os parece?—sigue atrayendo la atención de la gente que se había mantenido en silencio, observando la situación—¡Qué siga la fiesta!—grita haciendo que sorpresivamente todo el mundo se dispersara y creara nuevas conversaciones, eso sí, sin olvidar echarnos alguna miradita a mí o al idiota.

En mi caso, aprovecho y huyo hacia mis amigos.

—¿Sabías que eso iba a funcionar?—le pregunto a Brooke, quién está junto a Tyler.

Demasiado juntos diría yo.

—Ni de coña.—me dice con total sinceridad—En las pe- lis, cuando hay una situación incómoda en una fiesta, siempre hay alguien que termina rompiendo el silencio y gritando "¡Qué siga la fiesta", así que decidí probar.—dice sonriendo —Y ahora, ¡me explicas qué narices acaba de pasar!—termina con un tono ligeramente expectante.

—Te lo explicaría si lo supiera—le digo arrastrando un poco las palabras—Mi opinión es que ese idiota, no sabe encajar la derrota y busca sus propios medios para que las personas caigan rendidas a sus pies. Si no puede admitir que le he ganado, que se joda y que deje sus truquitos para quien los quiera.

—No voy a decirte que no sea así, porque con la mirada que estás poniendo parece que le podrías meter un bocado a alguien—empieza Tyler, tanteando—pero Al, te hemos visto acercarte a él también.

—Bueno, pero eso es por la intensidad del momento—añado, pero, aunque no dicen nada, puedo ver que no me creen, sinceramente, yo tampoco me lo creo.

***

Es viernes por la tarde, ya hemos terminado todas las clases de la semana y ahora estamos a punto de comenzar un entrenamiento. Mientras esperamos a que aparezca el entrenador, nos entretenemos tirando a canasta o practicando algunos cambios de mano o pases.

El silencio entre nosotrosजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें