Una dulce espera

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Eran las siete de la noche en la ruidosa Tokio por lo que una multitud de personas se amontonaban en las paradas de autobuses y en la estación de metro tal como es de esperarse en las horas pico de una gran ciudad. En uno de los vagones un alfa de origen ruso con cabellos color plata y ojos azul océano cabeceaba al arrullo del suave vaivén del vehículo mientras abrazaba la mochila que llevaba sobre sus piernas, estaba fatigado por la larga jornada laboral pero aún asi se levantó con rapidez cuando sintió el vagón detenerse en la estación Shinbashi que se encuentra en el centro. Al salir vio su reloj y se dio cuenta de que debe darse prisa si quiere llegar a tiempo al sitio planeado, caminó de prisa y al dar la vuelta a una esquina vio con alegría que un gran negocio de ropa seguia abierto por lo que entró de inmediato.

--Bienvenido.-- lo recibió una amable empleada.

--Gracias señorita, ¿me podría indicar por favor en que piso se encuentra la ropa infantil?.-- preguntó con la intención de ahorrar minutos en buscar en la inmensa tienda.

--Tercer piso al fondo.--

--Muchas gracias.-- agradeció haciendo una reverencia.

Al instante subió por una amplia escalera eléctrica hasta el tercer piso y se dirigió al fondo donde grandes hileras de colorida ropita de bebé esperaba por los felices compradores que ven aquellas prendas con el corazón lleno de alegría.

--¿Le puedo ayudar en algo?.-- se acercó una chica.

--Eh...¿podría mostrarme conjuntos como para gemelos?.--

--Con mucho gusto, pero dígame, ¿es para niños o niñas?.--

--Es una niña y un niño.-- contestó con cierto orgullo.

--¡Ya entiendo!, sigame por favor.--

La empleada lo guió hasta un mostrador donde le mostró varios conjuntos para ambos sexos en colores diversos ideal para futuros papás que como él espera a un par de mellizos.

Eligió diez piezas, cinco para cada bebé teniendo cuidado en que armonizaran perfectamente entre si al ser similares pero a la vez adecuado para cada sexo. Antes de pasar a la caja la sección de maternidad le llamó la atención asi que se dirigió hacia allá para inspeccionar un traje de dos piezas de color azul en delicada lana de cachemira convenientemente amplio para la comodidad de un omega embarazado. Lo vio con detenimiento y tras comprobar que efectivamente era de la talla correcta lo puso en la canasta junto con un par de pantuflas, dos pares de botines de tela para bebé y un par de toallas con capucha en forma de osos.

Unos minutos después salió triunfal de la tienda con su paquete de compras para a toda prisa volver a la estación y asi dirigirse a su hogar el cual se encuentra en los suburbios de Tokio cerca de una zona llena de graciosas tiendas de té y de ramen que suele visitar con su esposo japonés los fines de semana aunque en los últimos meses esto ha sido poco frecuente ya que las náuseas han sido una constante en el embarazo de Yuuri Katsuki un omega de 24 años casado con Víctor Nikiforov desde hace tres años.

Al salir de la estación caminó a paso rápido las tres calles que lo separan de su pequeña vivienda de dos pisos rodeada de un hermoso jardín cuidadosamente cultivado por ambos esposos. Al entrar dejó sus zapatos en el vestíbulo y se puso unas cómodas pantuflas de casa no sin antes acariciar la cabeza de un gran caniche que reclamaba atención, enseguida se adentró a la sala donde su amado omega reposaba sobre un sofá vestido con un camisón blanco y holgado que no obstante dejaba ver su prominente vientre tal como era de esperarse en alguien que llevaba a dos pequeños seres dentro de el.

--¡Al fin estás en casa!.-- exclamó con alegría el japonés abriendo los brazos para recibir a su esposo.

--¡Lo siento pero hoy tuve demasiado trabajo, el señor Yamada nos ordenó revisar las cuentas de la semana.-- contestó mientras besaba la frente de su pareja.

Una dulce espera Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz