Hanahaki

¿El Fin?

ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝓐 𝓹𝓪𝓻𝓽 𝓸𝓯 𝓶𝓮 𝔀𝓲𝓼𝓱𝓮𝓼
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝓘 𝓬𝓸𝓾𝓵𝓭 𝓳𝓾𝓼𝓽 𝓯𝓮𝓮𝓵 𝓼𝓸𝓶𝓮𝓽𝓱𝓲𝓷𝓰.
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Se encontraba en aquel salón iluminado por una intensa luz blanca; sentía frío en todo su cuerpo mientras estaba recostado sobre la gélida camilla.

El día en que se desmayó a causa de la asfixia lograron llevarle a un hospital para salvarle la vida, sin embargo, eso no sería por mucho tiempo. La enfermedad avanzaba a pasos agigantados y era cuestión de días, tal vez incluso horas, para que hubiese acabado con él.

Pudo ver la cara destrozada de sus padres mientras el médico les explicaba su diagnóstico: la enfermedad de Hanahaki. Tan ridículo como podía parecer ese mito, era real y la única forma de curarse era logrando la aceptación sincera de aquel que era el objeto de sus deseos y sus sentimientos.

Pero ambos señores Tokoyami se negaban a dejar a su hijo morir, por lo que si no había reciprocidad en los sentimientos tendrían que recurrir a una operación para extirpar todas las flores de raíz, el problema era que con ello extirparían también su capacidad para sentir, jamás podría volver a experimentar un sentimiento, amor, odio, miedo, enojo, alegría, simplemente sería una cáscara vacía.

¿Sería mejor eso a estar muerto? No estaba seguro, pero al final la operación procedió.

Despertó en ese momento y miró hacia la ventana como lo haría un robot, entonces la puerta se abrió de pronto, dejando ver a algunos de sus compañeros de clase.

—¡Tokoyami, despertaste! —exclamaron, incluso vio entrar a aquel causante de su enfermedad, aquel por quien había dado todo, pero no sentía nada.

Absolutamente nada.

Ignoró el saludo y volvió su vista hacia la ventana, dejando al resto con la sensación de que algo muy malo estaba por suceder.

Y no se equivocaron, después de ese día Tokoyami Fumikage dejó de ser él, incluso para una persona tan hermética, ya no hacía aquellos típicos comentarios "cool" o misteriosos rayando en lo melodramático, tampoco tendía su mano a nadie, era como si su compañero hubiese sido reemplazado por un robot autómata que simplemente estaba ahí para ocupar un espacio; rara vez hablaba y cuando lo hacía era para alejar a los demás.

Desde ese día nada fue igual y aquel chico por quien dio todo un día, siempre se arrepentiría por no haber llegado a tiempo para decirle que sus sentimientos siempre habían sido correspondidos.

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Cuenta la leyenda del Hanahaki que la única cura en caso de no poseer el amor correspondido es extirpar las flores, sin embargo, la consecuencia más grande es la extracción de los sentimientos del enfermo.

No pensaba continuarlo y tengo la idea de subir un... ¿Good ending? Pero lo pensaré, ya que no tengo una idea clara para ello.

¡Gracias a todos por sus comentarios! Realmente los aprecio mucho.