-Pídelo bien.-le dije sabiendo que en cualquier momento iba a pegarme.

-Okey, ¿Sabes que te la estás buscando?

-¿Qué cosa?-pregunté mientras tragaba saliva ruidosamente.

-No me hagas perder tiempo y arma tus valijas.-volvió a gritarme.

-No Cole.

-¿Qué dijiste?

-Dije...-respiré hondo y hable.- No Cole.

-Tú te la buscaste.-dijo levantando la mano. Pero antes de que pudiera accionar fui yo quien le di una cachetada en la mejilla. Me moví de su lado y cuando el volteó a verme, corrí y me encerré en el baño.- Ya me abres.-dijo golpeando la puerta con fuerza.

-No quiero.-dije recargando mi peso sobre la puerta para poner el seguro. El seguía golpeando.- Ve a dormir y mañana cuando no estés tomado hablamos bien.-pegué un grito ahogado.

-Me abres si no quieres que tire la puerta.-dijo. Resbalé hasta el suelo con la espalda apoyada en la puerta, acerqué mis piernas a mi cuerpo y las abracé.

-Tírala.-dije con un tono bajo de voz.

-¿Qué dices?-dijo girando la manija, pero nada logró porque estaba con seguro.- Repítelo.

-¡DIJE QUE LA TIRES!-le grité sin miedo alguno. Sentí que pegó un puñetazo a la puerta. Me acerqué más a mis piernas y coloqué mi cabeza sobre mis rodillas.- Si la tiras, me haces daño, estoy sobre la puerta.- volvió a dar un puñetazo sobre la madera. Debo aceptarlo, tenía mucho miedo.

No volví a pronunciar palabra alguna, él tampoco lo hizo. Inconscientemente mis ojos se cerraban, pero no podía quedarme dormida, estaba apoyada sobre la puerta del baño y detrás de esta, estaba Cole borracho.

Desperté con dolor de cabeza y columna, me hice hacía un costado y caí golpeándome contra el suelo.

-Mierda, olvidé que no estaba en la cama.-murmuré tallando mis ojos con mis puños.

Me puse de pie y pegué mi oído a la puerta, no se escuchaba absolutamente nada. Con cuidado de no hacer ruido, rodé la llave y quité el seguro de la puerta, abrí lentamente. La cama estaba vacía, caminé en silencio, sentí un ruido y volteé a ver. Cole estaba durmiendo contra la pared al lado de la puerta.
Su camisa celeste a medio desprender, su cabello revuelto y sin zapatillas, estaba totalmente desastroso. Sus ojos estaban cerrados y su rostro en paz. Me acerqué un poco a él y me senté en frente suyo. Esperé unos minutos a que abriera los ojos pero me cansé y me decidí a pedir el desayuno. Me puse de pie y lo mire una vez más. Di media vuelta y sentí su voz ronca.

-No te vayas.-me dijo. Volteé a verlo y vi como abría sus ojos con cierta pesadez.- Por favor.- dijo casi suplicando.

-Voy a pedir el desayuno.-le informé temerosamente. No había olvidado lo de la noche anterior y como había querido pegarme.

-No lo pidas.-me dijo. Ignorándolo volteé de nuevo y me senté en la cama junto a la mesa de noche, tomé el teléfono.- No lo pidas.-insistió. Lo miré.

-Tengo hambre.-dije. Se puso derecho e hizo una mueca de dolor.- Me pediré solo para mi.-le advertí viendo cómo se ponía de pie. Tenía miedo de que me quisiera pegar por esto.

-Pero no pidas nada, ni para ti, ni para mí, ni para nadie.-dijo dirigiéndose a la cama. Respiré hondo conteniendo el miedo. Se tiró sobre la cama, boca abajo, volteó la cabeza y me miró.- ¿Puedo llevarte a desayunar?

-No Cole, no quiero.-dije. Sabía que me estaba por ganar un golpe.

-¿Por qué no?

-No tengo ganas de salir, aparte solo mírate, estas hecho un desastre y tienes un olor a alcohol que no se soporta.

La Bella y la BestiaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz