𝑀𝑖 𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 || (𝐼𝑔𝑢𝑟𝑜 𝑂𝑏𝑎𝑛𝑎𝑖)||

Capítulo 9

—No tengo muchas ganas de ir hoy —hizo una mueca.

—No seas agua fiesta, vamos.

—¡Bien! —exclamó en un tono bastante desesperado ante la angustia de querer terminar su trabajo, pero no querer acompañar a Uzui—Pero que no sea un lugar ruidoso como la última vez —lo sentenció y señaló con su dedo.

—Sí, sí, le avisaré a Gyomei.

Iguro se estiró en su asiento y soltó un bostezo mientras se ponía de pie y apagaba su computadora guardando todos los archivos y acomodo un poco su espacio de trabajo. Al realizar todo, se movió en busca de su maleta de trabajo y la tomó haciendo señas a Tengen para que saliera de la oficina junto a él.

—¿Qué te dijo, irá con nosotros? —preguntó a Uzui.

—Si, dice que está cerca del lugar donde le dije.

—Bien vamos.

Ambos se dirigieron a sus autos y subieron a ellos, manejando hasta el bar que habían decidido, al llegar ambos se estacionaron y bajaron en la entrada de él bar se encontraba Gyomei esperándolos, traía puesto un enorme abrigo, pues el clima estaba cada vez más helado.

—Buenas noches, por fin hay tiempo para vernos, no es así Obanai —Gyomei giro a verlo y rio un poco dejando a Iguro confundido ante la mirada que le había dado.

—Si supongo, entremos ya, hace frío y no traigo guantes.

Los tres entraron al bar y se sentaron en una mesa en la segunda planta donde era más apartada del resto, Tengen luego de unos tragos se fue a bailar sólo, y cada que una chica se le acercaba a hablar el la alejaba diciendo que tenía una hermosa esposa, quedando solo Obanai y Gyomei. Ambos tomaban en silencio.

—Escuché por boca de Uzui que cambiaste la empresa en la que invertías antes, ¿cómo es la nueva?

—Si, fue hace casi dos meses, es la empresa de la familia Rengoku, por el momento las cosas son de muy buena calidad no ha habido fallas, toda va bien en ellas —dio un trago a su bebida.

—Ya veo, yo de la misma forma quiero invertir en otra empresa, y esa empresa me parece interesante, deberías de presentarme al presidente.

—Bueno, un día será —esperaba que nunca pasara— ¿Cómo está tu esposa? No hemos sabido de ella casi.

—Sabes que no es necesario llamarla "mi esposa" —rodó los ojos un poco molesto.

—No creo que sea correcto que dejes que ande con otro hombre, ella es muy despistada, puede ser descubierta en cualquier momento y ambos pagarán consecuencias.

—Lo siento, pero no tenemos nada amoroso, solo nos une un papel. Tampoco puedo negarle la felicidad con ese hombre, no te preocupes por eso.

Gyomei solo dio un fuerte suspiro en desacuerdo.

—¿Cómo van los procesos de adopción? Ser padre soltero no será fácil Gyomei.

—Ha sido difícil por el hecho en que no estoy casado y por ser hombre, pero las cosas van bien, dentro de poco seré padre de dos niños.

—¿No era sólo uno? —preguntó Iguro.

—Si, era un niño, pero tiene una hermanita que parece que no pueden separarse y hablaron conmigo y termine aceptando, los niños pequeños son lindos.

—Te admiro, yo no los soporto, no podría lidear con un hijo, menos con dos.

—¿Qué pasaría si tuvieras un hijo Iguro? —Gyomei sabía que no debía preguntar esto, pero la curiosidad era grande.