Sadie logro mantenerse de pie con la ayuda de Jacey luego del tercer intento. Caminaron lentamente hacía el baño, Sadie deteniéndose a respirar profundamente algunas veces. Luego de hacer sus necesidades fisiológicas, cepillar sus dientes y lavar su rostro, Jacey decidió que no sería mal para Sadie tomar un baño.

Lentamente Sadie se desvistió con ayuda de su hermana, aunque se negó a quitarse su ropa interior durante al menos cinco minutos, pero termino por ceder al darse cuenta de que la discusión no iba a tener ningún tipo de final si seguían así.

El agua tibia abrazo su piel en cuando esta la toco. Se sentía bien. El dolor de cabeza desaparecía lentamente, al igual que los mareos. Relajándose, cerro los ojos.

Jacey: Sadie... -La llamo. La chica abrió los ojos y la miro, no a los ojos pero lo hizo- Tal vez sea un mal momento, pero... ¿Qué fue lo que te hizo entrar en pánico ayer?

Fue entonces cuando las palabras de ________ llegaron a la mente de Sadie, haciéndola sentir como basura que creía ser.

"¡Eres una estúpida! ¡Lo estas arruinando todo con tus rutinas! ¡Me gustas, y yo soy solo una cosa que tienes que hacer para que tu vida se sienta en control!"

Una lágrima resbalo por su mejilla y sus dedos comenzaron a chasquear bajo el agua tibia.

Sadie: No... no quiero... no quiero hablar de eso -Sollozo.

Jacey simplemente asintió y limpio la lágrima que había resbalado por la mejilla de su hermana.

Jacey: ¿No te hiciste daño en la fistula durante el ataque? -Jacey sabía que la única forma de evitar que Sadie sufriese un ataque en ese preciso momento era desviando su atención.

La chica de ojos azules miro su brazo izquierdo cuidadosamente. Miro aquel pequeño bulto, ese que parecía una vena dilatada. Lo observo fijamente hasta que estuvo completamente segura de que estaba bien.

Sadie: Sin daños -Susurró.

Jacey: Que bien -Suspiro aliviada. El ataque había sido prevenido.

Unos minutos más tarde Sadie ya estaba de nuevo sobre su cama, vestida con unos pantaloncillos negros, una camiseta del mismo color y calcetines azules hasta la rodilla.

Luego de comer el desayuno que Mitchell había preparado para ella tomo los analgésicos. Unos quince minutos después comenzó a sentirse mucho mejor y fue capaz de salir de su cama y sentarse al lado de sus hermanos, intrigada por lo que los estaba haciendo reír.

Sadie: ¿Juegan Club Pengüin?

Jacey: Estamos viendo videos de gatos, Sadie... Ya nadie juega Club Pengüin.

Sadie: ¡Eso no es verdad! ¡Yo aún lo juego!

Mitchell: Estas loca -Se burlo, pero luego al ver que su hermana se había ofendido debido a esto agrego:-. Solo bromeo, Sadie -Ella asintió. Por supuesto. La gente normal solía bromear de esta forma todo el tiempo-... ¿Aún tienes el oso blanco que te regalo papá? Ya sabes, el malvado oso de la isla que se llama... No lo recuerdo, pero...

Sadie: ¿Herbert?

Mitchell: ¡Si!

Sadie sonrió y asintió. Estaba escondido en su armario, allí en el rincón donde guardaba cosas que la hacían vulnerable.

Jacey: ¡¿Es enserio, Sadie?! -La chica de ojos azules solo se encogió de hombros. Sadie quería parecer una chica ruda ante los demás, pero lo cierto es que amaba los peluches, Bob esponja y la película de Lego. A veces disfrutaba viendo viejas películas de Disney, o leyendo cuentos infantiles. De vez en cuando también coloreaba, aunque no los típicos libros de dibujo, sino lo que ella dibujaba con sus propias manos- ¿podrías mostrármelo?

La Chica De La Ventana (Sadie Sink y Tú)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ