Celia

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Mientras bajábamos por las escaleras de mármol nos cruzamos con Natasha, la mujer que lo dirigía todo en casa. La jefa de todos nuestros empleados.
Una mujer de corpulencia ancha rubia con la melena ondulada de unos 40 años. Siempre viste con trajes muy coloridos.
A su lado había una chica bastante intimidada por la presencia de las tres.
-Venus, ya que te veo fuera de tu habitación quería presentarte a una nueva empleada que verás bastante a menudo.
-Oh genial Nat, yo soy Venus y él es Hugo, también lo verás a menudo. ¿Cuál es tu nombre?
- Yo soy Celia- Dijo dudosa y extendiendo su mano.
Ambos se la estrechamos acompañada de una sonrisa.
-Bueno Nat, nosotros íbamos hacia la cocina.

Celia y Natasha se quedaron allá hablando y nosotros seguimos nuestro camino hacia las tortitas.
David el chef nos hizo las tortitas rapidísimo y las comimos allá. Al acabar dejamos las cosas al lado del lavavajillas y nos marchamos de nuevo a mi habitación a ver una película mientras el aire acondicionado nos hacía estar más cómodos en pleno agosto.

Narra Celia:

Natasha mi ahora nueva jefa me estaba explicando los sitios donde no podía entrar, donde dormiría, el trabajo del que me encargaría dentro de un par de días.

Hacía menos de 5 minutos nos habíamos encontrado a Venus la hija de los propietarios de esta mansión, una chica preciosa. Rapada, con el piercing bridge en la nariz bastante bajita en comparación a su novio que la tenía rodeada por la cintura. El chico también era precioso, tenía un par de piercings el industrial y el de la lengua que son dos bolas. Alto, musculado y prácticamente le sacaba dos o casi tres cabezas a su novia.

Natasha me sacó de mis pensamientos cuando le empezó a sonar el teléfono.
-¿Señor Lamet? Un placer volver a hablar con usted como siempre. Si, le diré a su hija. -Colgó.
-Celia tengo que ir a buscar a Venus, ves mirando la casa.
-Si, vale.

Me moví por el pasillo y abrí la primera puerta que vi a la derecha. Parecía que allí hacían fiestas a menudo. Era un salón muy amplio con globos de diferentes colores por todas partes y una gran mesa alargada llena de cubertería brillante y rosácea.

Seguí recto y subí unas escaleras, me tropecé y maldije en mi interior haber nacido tan torpe. Una vez arriba de esas escaleras abrí la segunda puerta a la izquierda. Y al hacerlo me quedé bloqueada y avergonzada.

Venus y Hugo estaban en la cama besándose muy juntos a oscuras mientras veían una película de fondo.Venus me vio en la puerta pero Hugo no.



Pero como te llamas...Where stories live. Discover now