The Worst of All

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—¿Podrías dejar tus sucias manos de conformista fuera de mis cosas por un momento? —Bufó mientras retomaba su labor de dar los últimos detalles al maquillaje de Tweek.

Su ceño se fruncía con molestia, y murmuraba por lo bajo lo estresante que era Fucker, sin notar los quejidos de molestia que se escapaban de los labios del chico delante suyo.

—Henrietta... —murmuró el menor.

El agarre a su mentón le incomodaba; más aún cuando las uñas postizas de la gótica llegaban a clavarse por accidente sobre esta zona, mientras ella empezaba a difuminar bruscamente la sombra sobre su párpado superior.

—Me estás...

—Tweek, no es que me queje. —Craig interrumpió—. Pero, ¿Que no había una opción más decente a la cual pedirle ayuda? Tomando en cuenta que aquí solo hay una niña quejosa y malcriada. —Espetó, como si cada palabra fuese un golpe intencional a la única chica en la pieza.

—La verdad... —titubeó el blondo.

—Pues no había mejor persona que yo para este tipo de asuntos. ¿No soy yo aquí la que sabe del tema? ¿Acaso no soy yo la que conoce a Pete desde hace mucho y reconoce qué le gusta?

—La verdad no estoy muy seguro de que est-

—Bueno. ¿Y qué es lo que te hace mejor que los otros dos? Cualquiera que opinara diría que ellos están en las mismas condiciones. ¿No? —Se impuso el azabache.

La voz de Tweek era fácilmente opacada por la disputa, a pesar de que toda esa situación era a causa suya.

Aunque en su interior anhelaba que los sucesos de aquella noche se desarrollaran como lo planeado, no le parecía que el plan de Henrietta y Craig fuese el mejor de todos a seguir. ¿No resultaba algo irónico y vacío ante todo lo que había estado buscando durante aquellos años?

Había estado toda la tarde eligiendo el mejor vestuario, leyendo y escuchando atentamente los explícitos resúmenes de la cultura gótica y todo lo que aquello abarcaba, según Henrietta. Porque ella decía que de esa manera las cosas funcionarían, ya que de todas formas tenía a favor años de relación con Pete, y este abiertamente declaraba su molestia a todos aquellos chicos que denominaba conformistas. Tweek sólo se dejaba guiar por los nervios que le nublaban la mente, impidiéndole hablar o actuar con la mayor coherencia posible aunque lo intentase.

Aún recordaba el rostro confundido de Pete cuando había inventado una excusa muy poco convincente para evadirle durante la hora de estudio, pero para el pobre cafeinómano eso había sido inevitable. Al fin y al cabo, en los últimos meses temía terminar siendo demasiado obvio, y asimismo, temía cómo pudiese reaccionar Pete. Como si no fuese más que una chica puberta de secundaria a la cual le avergonzara gustar de alguien que probablemente estaba fuera de su alcance.

—Ni siquiera tienes la capacidad de responderme porque sabes que no tienes la razón. —Se regodeó Craig.

— ¡Cállate, Starbucks! —La voz chillona de la joven regordeta provocó que el de cabellos alborotados regresara de sus pensamientos—. ¿Quieres una prueba de que soy mejor que ellos? ¡Pues estoy segura de que ellos nunca habrían logrado esto! –Las manos de Henrietta se posicionaron bruscamente sobre el rostro del rubio, obligándole a girar hacia el espejo.

Y Tweek no podía estar más sorprendido por el resultado; era evidente como la sutil sombra gris difuminada en su párpado superior hacía resaltar sus ojos sumándole la ayuda del delineador negro, el cual estaba aplicado cuidadosamente en el contorno. Y asimismo, el maquillaje se esforzaba en acentuar las partes de su rostro que más le beneficiaban: como las pequeñas pecas que se distribuían delicadamente sobre su nariz y mejillas.

The Worst of All [Petweek]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang