Desde que Eirene fue llevada por su nuevo Señor, Mozart Neptune, a la mansión Neptune, no ha parado de escuchar espantados gritos y una opera escalofriante, proveniente de una habitación de la segunda planta. Aquello despierta y genera un miedo agudo, como una curiosidad innegable en Eirene. Ella sabe que ese es un lugar prohibido. Que lo que sea que encuentre allí, no será agradable. Pero sí muy magnético, eso lo descubrirá sin ni siquiera planearlo.