-¿Qué haces? -le pregunté la primera vez que la vi así: con sus piernas de espuma extendidas cuan largas eran y los talones pulidos apoyados en el borde del bidé. -Me depilo, Nico -me dijo ella-. Es fascinante lo llorones que son los hombres cuando se trata de unos cuantos pelos en el cuerpo de una mujer.