-¿Estás bien?- preguntó una chica muy bonita. Era humana, sentía su olor. -Perfecto, gracias- contestó el vampiro con su mejor sonrisa. La humana le ofreció una mano para que se pudiera levantar, que tierna. Pero, por cortesía, la tomó. Una vez de pie, la humana volvió a hablar. -Soy Marie Swan- dijo cortésmente. -Soy Stefan Salvatore.- contestó el inmortal.