Todos tenemos mochilas, muy pesadas, con las que cargamos durante nuestra vida. A veces, hace falta que te tomes un descanso, y le saques un poco de peso para poder seguir caminando. Así lo hago yo, que lloro con cada poema que escribo; y en cada uno de ellos mi mochila se descarga y hace más liviano el camino para seguir avanzando.
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