Nunca imaginé que un chico que conocí una mañana de abril en la casa de mi mejor amiga se iba a convertir en el amor de mi vida. No sé cómo ni cuándo, pero ese desconocido joven se metió en mi mente y en mi corazón de una forma inexplicable, marcando mi vida, dándome un nuevo motivo para sonreír día a día. Ahora, lamento decir que los recuerdos entre él y yo solo quedan en mi mente. Pero, el destino es impredecible y quizás más adelante nos dé una nueva oportunidad, quizás nos volvamos a cruzar con mas experiencia, menos miedos y la madurez que hoy nos falta.