Relato 001

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La mirona


Ahí estaba yo en casa de mi novia sentado en el sillón mirando la televisión. Detrás de mí una ventana polarizada de tal manera que de afuera no se pueda mirar por dentro. Hacia un momento estaba con ella en las escaleras sentado en el escalón besándonos muy acalorados de tanto tocarnos sin poder meternos a la casa a coger porque pronto llegarían sus padres. Mientras nos besábamos con los uniformes de la escuela puesto, le besaba y mordía la oreja avisándole con mi mano que la metería en dentro de su pantalón.

Baje con mi mano de su espalda lento hasta la orilla de su pantalón acariciándola y jugando con su cintura, luego forzando mi mano metiendo primero dentro de su pantalón sobre su ropa interior. Masturbándola, se sentía suave su vagina mientras comenzaba a jadear y mis dedos se iban humedeciendo al tiempo de su encaje.

Su lengua se ponía viscosa, su saliva se sentía más caliente. Saque mi mano para ahora meterlo por debajo del pantalón y de su ropa interior. Aunque era un poco incómodo porque estaba apretado, volví esta vez sentí completamente mis dedos resbalando en sus labios vaginales, casi penetrándola sin querer por la humedad que tenía. Se podía escuchar como mis dedos de movían por su lubricación. Ella estaba pidiendo parar, ya que podían vernos al estar en la terraza de su casa, pero no me saco la mano. Metí uno, luego 2 dedos. Acelerando mi brazo para meter y sacar más rápido. Le agarre su mano para ponerlo sobre mi pantalón y que sienta como estaba de excitado, por fuera duro, pero dentro del pantalón mi glande estaba igual de lubricado como su vagina. No habría ninguna resistencia si intentara penetrarla, resbalaría tan rico y suave como si metiera un dedo en una barra de mantequilla.

Estaba gimiendo más rico, mientras me abrazaba para disimular mis movimientos. Al momento que escuchamos un ruido en la entrada, era su hermana que nos había mirado. Saque mi mano rápido disimulando, no sabemos qué tanta abra mirado. Pero su cara demostraba que había mirado un poco de lo que hacíamos. Nos detuvimos, mi mano estaba mojada y un poco arrugada por el tiempo que mis dedos pararon dentro de ella. Olía muy rico y sabia mejor.

Ella se fue a su cuarto, unos minutos a cambiarse mientras yo fui adentro al sillón donde empezó el relato. Aún estaba excitado por lo que se me marcaba el pene en mi pantalón, no podía evitar frotármelo sobre de la ropa porque la excitación que tenía. No podía evitar las ganas de sacármelo, y de masturbarme hasta acabar. Mientras me frotaba me di cuenta que detrás de mi estaba su hermana, mirando cómo me estaba frotando. Al estar el vidrio polarizado ella no podía ver que yo la estaba mirando. Me dio tanto morbo verla como se la estaba saboreando, eso parecía por cómo estaba con la boca abierta y sus ojos sin despegarla de mi verga, sin parpadear.

Decidí seguir con el juego así que seguí apretándomelo y haciendo que se me marcara más en el pantalón, estaba considerando sacármela y ver su reacción. Estuvimos así de unos 5 a 10 minutos, entonces cuando iba a sacarlo ella camino para entrar a la casa, por lo que dude y solo deje de hacerlo. Ella al entrar lo primero que hizo fue mirarme las manos pues las tenía sobre mi pantalón aun, pero sin frotármelo. No sé qué hubiera pasado de a verlo sacado. Desde entonces siempre que estaba en su casa mantenía mis erecciones marcadas en mi ropa para que pueda mirar cómo se me ponía dura, y yo ver sus ojos como no los despegaba de mí.

Como hubiera deseado que al a ver entrado a la sala, se hubiera arrodillado frente a mí, me sacara el pene brilloso de lo lubricado que lo tenía y se la metiera a su boca chupándolo y saboreándolo como sus ojos y su boca aparentaban cuando me estaba mirando. Ella tiene unos labios gruesos y unos pechos que siempre escota con sus ropas, apretándolas aún más con su brassier.

Esta es una de las historias que este personaje tiene para ustedes.

La mironaWhere stories live. Discover now