Te necesito

La miro sin saber muy bien qué decir. Es un diario sobre los nueve meses que estuve en su vientre, en el que describía cómo se sentía; cómo iba creciendo su barriga; cómo luchaba por no derrumbarse; cómo se aferraba a mí como fuerza de vida. Hay fotografías de cada uno de los meses, mostrando como su barriga crecía y, al final, un collage de todas. También hay ecografías, incluso un CD donde se escuchaban los latidos de mi corazón, los cuales ella llevaba tatuados en la espalda.

Lloro en cada mes igual que ella hace, la misma que me acaricia y limpia mi cara como una dulce caricia de viento de primavera. Cálida y llena de amor.

Te amé sin saberlo.

Me amaste a primera voz.

Nos amamos a primera caricia,

y nunca un corazón,

volvió a latir tan veloz.

***

Aferrados a nuestras manos

y a nuestro dulce amor,

aquel que seguiría vivo

aunque no estuviéramos los dos.

***

Lucha siempre

y no te dejes vencer,

porque el pobre nace rico

y eso, hijo mío, lo hace el querer.

***

Vuela alto,

sin miedo,

sin pausa.

Vuelta alto,

aunque ya no esté.