Corre...

183 10 12
                                    

Corría, corría con todas mis fuerzas, todo a mi alrededor era negro y desconocido, solo oía el sonido de mi corazón bombeando a una velocidad estrepitosa y la velocidad de mis pasos. No sabia por que corría, solo sabia que él venia.

¿Cómo había llegado aquí? Solo recordaba el hecho de la yerba chocando sobre mi cara e ir hacia ninguna parte, con un miedo en mi interior que me comía de dentro hacia afuera. Sabia que me estaba acechando, sentía su presencia detrás de mí más no me atrevía a mirar hacia atrás.

Mi mente en esos momentos era primaria; correr,  ese era mi único faro de luz, mi esperanza de vida, mi segunda oportunidad, mas sabía que esa luz era tan débil como el último rallo de sol en el último crepúsculo.

Llegado un momento mis piernas, ya destrozadas y  sobre cargadas, empezaron a protestar por tal sobresfuerzo, y aunque ordenaba con todas mis fuerzas que siguieran, el cansancio por fin llego al extremo mas intolerable y tropecé conmigo misma y caí al suelo.

Boom boom, boom boom, era la banda Sonora que  en ese momento gobernaba en mis oídos, hasta que de pronto fui consciente del entorno que me rodeaba. Como pude, sintiendo dolor en todo mi cuerpo, logre levantarme,  y me di cuenta del silencio sepulcral del bosque, del que no tenia consciencia de como había llegado. Ni el viento rozando las ramas, ni el sonido de los búhos… parecía que la naturaleza aguantaba la respiración.

En seguida recordé el motivo de mi incesante huida, él. Sabia que no se había dado por vencido, seguía por aquí, observándome tal predador observa a su presa, podía sentirlo.

De pronto me percate de que apenas respiraba, por lo que me acerque al tronco de un árbol  y me apoye en el, buscando un mínimo de alivio, sin dejar de observar cada rincón que la luz de la luna me permitía ver, teniendo la esperanza de hallar algún rastro de actividad humana en los alrededores.

Llegue casi a relajarme al no observar movimiento alguno, pensé que estaba salvada al fin y al cabo, que solo había sido fruto de mi paranoica imaginación, hasta que oí la rotura de una rama; demasiado bueno para ser cierto, pensé. Al instante mi cuerpo se tenso de tal manera que juraría podría hacerme pasar por una estatua mal situada en medio de toda esa vegetación.

Se acercaba, lo sabia y mi miedo aumentaba más, si era posible, con la consciencia de ello.

Se había cansado de jugar al ratón y el gato, quería su recompensa en ese momento y era consciente de que yo era la recompensa.

De repente, veo dos perlas rojas entre la vegetación que tengo en frente. ¿Sera un animal?

No estaba muy alejada de la realidad, pues finalmente, él sale de su escondite. Un cuerpo imponente de dos metros, oscuro y con un aire de peligro alrededor suyo y dos ojos con un brillo rojo me están mirando y se queda parado a unos siete metros de mí.

Me quedo sin respiración. Sé que está disfrutando de mi ansiedad y esta observando mi reacción. Da un paso hacia mí, otro paso, y otro… poco a poco se acerca hasta llegar hasta mí.

Siento que mi corazón se me sale del pecho y por fin observo su rostro. Contra todas mis sospechas, observo el rostro más bello que pude llegar a imaginar. Me esta mirando con una sonrisa sarcástica, con aires de superioridad y de confianza en si mismo. Sabe, al igual que yo,  que tiene el control y que ha obtenido su premio.

De repente acerca su mano hacia mi rostro y cierro los ojos esperando el golpe final. Sin embargo no es un golpe, sino su caricia la que siento y hace que me estremezca.

Abro los ojos por la sorpresa y lo observo. No hay nada más alrededor mio; Solo él.

-Por fin te encuentro, pequeña mariposa- Dice mientras acaricia mi rostro.

Me observa muy detenidamente, como queriendo entrar en mi mente y saber lo que estoy pensando.

En mi mente miles de preguntas me golpean. ¿Me conoce? ¿Por qué no me ha matado aún? ¿Por qué no acaba ya con este juego?

Sonríe. ¿Me habrá leído la mente? Mi cuerpo no resiste más y caigo sin fuerzas, pero antes de tocar el suelo noto como él me abraza por la cintura y no deja que caiga apretándome contra él.

Mi cuerpo tiembla sin parar al ser consciente de su cuerpo contra el mio. Ignorando el cansancio logro decir.

-Por favor, acaba ya con esto y mátame- Al instante noto su risa interna ¿Se está riendo?

-¿Matarte?-dice sonriente- He estado siglos esperándote. No voy a dejar que te me escapes así de fácil…-

 E inmediata mente caigo en la inconsciencia

Corre...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora