Capítulo 6

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El capitán de la guardia de Nox, Shamus Calhoun, había sobrevivido a la guerra con apenas un rasguño. Se decía que tenía suerte, habilidad e inteligencia. Además, por supuesto, de la protección de la magia negra de Nox. Especialmente, de la bruja de Nox.

Oh sí, había muchos rumores de que los dos líderes del pueblo de Nox en la batalla, Laraine y Shamus, habían estado estrechamente relacionados, incluso prometidos. Eso, hasta que el rey había ordenado que Laraine se casara. Algo que Shamus no había aceptado del todo, o eso decían los rumores.

–Capitán Calhoun –Laraine ignoró deliberadamente las murmuraciones a su alrededor. Se acercó con paso firme y se plantó ante él–. Buenas tardes.

–La regente de Nox –hizo una media reverencia, esbozando poco a poco una sonrisa–. ¿A qué debo el honor?

–Lo sabe bien –musitó, sin perder la compostura. Él tampoco se inmutó–. ¿Fue usted? Si es así, le pido que se detenga.

–¿Fui yo? ¿A qué se refiere?

–Lo sabe bien. –repitió.

–Y si fuera así, ¿qué?

–Deténgase –ordenó con firmeza.

–¿Por qué? ¿Quiere casarse, Laraine?

–Eso no es asunto suyo, Shamus Calhoun. Y, preferiría que no se refiriera a mí con tanta libertad.

–¿Por qué no?

–Es mejor que me escuche. No vuelva a amenazarnos.

–No he pretendido hacerle el menor daño a usted, señora.

–Cualquier amenaza a una persona que pertenece o vaya a pertenecer a mi casa la tomo de manera personal, capitán.

–Estoy para servirla y proteger a la gente de Nox. Creo que está confundida.

–Mejor para los dos si lo estoy. Eso es todo lo que tenía que decir –giró, dispuesta a marcharse. Él la detuvo con sus palabras susurrantes.

–¿De verdad? ¿No le interesa saber de él? ¿De su futuro esposo? –repitió, en voz más alta.

–Es irrelevante –dijo, pero no se movió.

–No resistirá. Es débil. Podríamos continuar con nuestros planes, Laraine.

–Usted no... –Laraine se tensó. Shamus se puso frente a ella, bloqueando su huida–. Déjeme pasar.

–Piénsalo, Laraine. Nada habrá cambiado. Pronto serás viuda, tendrás el control de Nox. Contigo a mi lado, serás invencible.

–No me interesa ser invencible –lo empujó con firmeza. No habría podido apartarlo si él no hubiera querido, pero se lo permitió– únicamente olvidar –musitó, alejándose con rapidez, aunque no con la suficiente celeridad como para huir de los recuerdos que se atropellaban en su mente. Y los remordimientos. Oh sí, de esos tenía mucho.


***


–Entonces, el entrenamiento...

–He escuchado que estuviste cerca de mi nieta –interrumpió Atherton, jefe del Consejo de Ancianos de Nox, al capitán de su guardia. El hombre lo miró sorprendido–. ¿Es cierto?

–Señor...

–¿Es cierto?

–Vino por respuestas.

–Ah. ¿Y se las diste?

–No.

–¿Por qué no?

Cuatro Momentos (Drummond #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora