Recuerdas aquella plática, la discusión y la necedad mía de querer que te quedarás conmigo?
Ese regreso que en mí significaba un vengo para quedarme y nunca irme, ese regreso que me costó una lucha que veía interminable, una tras otra lágrima que no podía contener, esas noches sin dormir preguntándome si de verdad quería toda una vida junto a ti, incontables discusiones con toda aquella persona que me suplicaba la huida de ese lugar que tanto hacía daño, tal vez nunca estuve para reprocharte porque después de tanto tiempo me di cuenta que necesitaba perder todo para descubrir que al final me tenía sólo a mí, perder todo para poder comenzar de nuevo y superarlo, que nunca supiste lo que tuve que hacer para llegar a ti, y aún así, con todo lo bueno que pude dar, con todo el amor más sincero que tenía para sanar nuestras heridas nunca pudiste ver ni una sola de esas cosas que tenía para ti.
Regresé y entendí que de nuevo intentabas seguir tu vida, sin mí pero con alguien a tu lado, cómo siempre, cómo nunca pudiste dejar de hacerlo, que de nuevo intentabas llenar esos vacíos tan profundos con cualquier presencia, y que con nada han de llenarse, pedí que tu mano me acompañara por el resto de mis días, quise arremeter contra lo imposible, y ¿qué recibí? Que no podrías dejar todo para estar conmigo, que de pronto volvía sin previo aviso y con maletas que no podías cargar y ¿qué decía yo? Si nunca pedí que dejaras todo por mí, que cargaras mis maletas, que yo sólo quería que demostraras el amor genuino que decías tenerme, cuando en silencio sabía que yo lo había perdido todo, con tal de tenerte a ti, qué error tan más grande había cometido.
Dolió, si, y mucho, ese "Dame tiempo que yo regresaré a ti"... Como tantas veces lo habías hecho, sin saber cuánto tiempo, sin saber si debías, un mes, tal vez dos, tal vez un año, yo no sé, pero necesitabas terminar lo que habías comenzado.
Hubo un tiempo en el que pensé que el amor lo podía todo, claramente hoy sé que no es así, se necesita de mucho más que sólo un amor que se sostenía de un sólo lado, que yo podía sentarme en aquella banca de aquel parque al que aún suelo ir, donde tú fuiste quién me pidió perdón tantas veces que ya no puedo ni contarlas, donde me pediste que te dijera si realmente yo te quería conmigo.
Pude haberte esperado toda una vida, pero me cansé de tener que darle a alguien más la decisión de permanecer o no, de elegir sobre mí, hoy me elijo y elijo a todo lo que tuve que pasar para ser la mujer que soy ahora, me cansé de esperarte, de esperar que algún día te dieras cuenta de lo que valgo, de lo que soy capaz y del amor que tengo para ofrecer, me cansé y ahora ya no puedo ni mirar atrás, porque ya no soy lo que antes fui, ya no veo lo que antes vi en ti, tal vez este amor aún no se ha ido, porque ese amor me inundó toda el alma, pero si se transformó, se transformó en un amor que ya no duele, un amor que puede ver de lejos y desea ser feliz y mucho de ese amor pude rescatar para dármelo, para quedármelo porque no sé cuánto fue el que perdí para ir siempre detrás de ti.
Y me voy, sabiendo que te amo pero teniendo la certeza que algún día ya no lo haré.
