Inmarcesible

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La perfección y la belleza eran encarnadas por Candy White envuelta en un precioso vestido de novia. Desde su tersa piel cubierta de pecas, hasta lo brillante de sus ojos esmeralda, la joven parecía irradiar felicidad al contemplarse en el espejo de su habitación y comprobar que todo estaba como lo había imaginado. Planear su boda le había llevado varios meses de estrés y duro trabajo, pero por fin había llegado el ansiado día.

Tanta era su felicidad que no había notado que de un momento a otro, ya no se encontraba en su habitación, sino que estaba de pie en medio del jardín de la Mansión de las Rosas. Desde el primer momento en que sus ojos vieron ese jardín, se había enamorado de ese lugar que parecía tener algo mágico.

Cada una de las rosas y flores de ese jardín eran únicas y bellas, pero pronto una especie en particular captó por completo toda su atención, y como si estuviera hipnotizada, camino hasta ellas. Blancas y en pleno florecimiento, las rosas Dulce Candy le trajeron varios recuerdos que le quitaron toda su felicidad en un suspiro, dejando en su lugar un sentimiento de soledad y vacío. Ese sentimiento que siempre se hacia presente al evocarlo en sus pensamientos.

-Anthony...-.

Su nombre se escapó de sus labios antes de que pudiera evitarlo, sintió una punzada en su pecho con el dolor que ese nombre le causaba. Instintivamente su mano fue hasta su cuello, donde como siempre descansaba atada a un collar una vieja moneda, la moneda de su primer paseo, el recuerdo de la promesa que nunca pudo ser cumplida.

No importaba cuantos años pasaran, el saber que le había perdido, siempre le causaría un inmenso dolor. Pese que había aprendido a vivir la vida con su ausencia, y que en algunos momentos de ella su recuerdo fue su fuerza, él dolía, dolía más de lo que podía aguantar. Desde que él no estaba, algo andaba mal, no importaba cuanto se negara a verlo. Había evitado por todos los medios posibles detenerse a pensar en él desde que había iniciado su compromiso, pero ya no había manera de seguirlo evadiendo.

-Desde la primera vez que desperté y tu no estabas, desde ese momento ya me hacías falta. Después de eso, cada paso que daba, cada cosa que me ocurría, siempre me preguntaba como hubiera sido si tú hubieras estado, supongo que se volvió un hábito. Así que..., al ser el día de mi boda, es imposible que no me detenga a pensar en que creerías de mi al verme aquí, como hubiese sido si tú no ... yo... Anthony... ¡porqué me dejaste!- exclamó la joven con el corazón destrozado.

No lo soportó más tiempo, de sus ojos se desbordaron cristalinas lágrimas que cubrieron sus mejillas. Pronto su llanto se volvió tan doloroso que tuvo que arrodillarse mientras se cubría la cara con las manos, en un intento vano por detener las lágrimas. Solo deseaba poder estar con su amado amigo y confidente una vez más, que esa condena de cadena perpetua a no verle más, se detuviera solo unos instantes,solo unos segundos.

-No llores por favor pecosa... eres mucho más hermosa cuando ríes que cuando lloras-.

Candy detuvo su llanto en cuando escuchó aquella voz. Secó sus lágrimas para poder ver hacia la persona que le había hablado, y al mirar se quedó sin aliento.

Alto y vigoroso, rubio y hermoso, su príncipe de las rosas la miraba de pie a unos cuantos pasos de ella. Petrificada lo vio acercarse hasta donde se encontraba, para luego agacharse hasta su nivel y con delicadeza limpiar los últimos vestigios de lágrimas que quedaban en sus mejillas. La mirada de él estaba tan llena de amor y dulcera como la recordaba, y cuando este extendió sus manos hacia ella para abrazarla, por fin reaccionó y sin dudarlo un solo segundo con desesperación se refugió en su pecho. No pudo describir lo que sintió al volver a ese lugar en el que siempre se había sentido segura, pero si debía dar una descripción, diría que volver a abrazar a Anthony, había sido como volver a respirar después de estar mucho tiempo bajo el agua. Fue como si por fin pudiera volver a respirar. Solo en ese momento Candy fue capaz de entender la medida en que realmente lo había añorado.

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⏰ Last updated: May 16, 2020 ⏰

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