Las alas del hada

Hace mucho tiempo existió un desesperado y deshonrado caballero, pues a su reino sin ganancias había llegado.

-Por favor-desesperado rogó-sólo necesito unas cuantas monedas, ¡mi próxima cruzada los volverá ricos!-pero los reyes, ya hartos de sus excusas lo echaron del reino sin dudar, pues demasiadas oportunidades le habían dado ya.

Le dieron una carreta y un poco de dinero para que pudiera instalarse en otra parte, pero el ahora ex caballero lo había gastado todo apostando en reinos vecinos. Se había hecho de la fama de estafador por lo que no se quedaba mucho tiempo en un lugar,

En uno de sus viajes se percató de que no tenía nada de comida, y obviamente tampoco contaba con dinero, su caballo estaba sediento así que se detuvo junto a un río, se dispuso a descasar sobre el césped mientras se lamentaba de su suerte diciendo: "pobre de mí, me echan después de tantos años de servicio y ahora no tengo ni para comer, tal sólo me gustaría tener un vil pedazo de pan", casi de inmediato apareció un bulto en su mano, al abrirla descubrió un generoso trozo de un panecillo blanco. El joven se alarmó, pero tanta era su hambre que no se preocupó del origen del pan y se lo comió de un bocado. A los pocos segundos apareció lo que le pareció la silueta de una chica, pero se alteró en cuanto vio dos alas salir de la espalda de esta.

-¡No te alarmes, por favor!- le pidió la joven- te he visto lamentándote de tu suerte, y mi deber como hija del bosque es ayudar a quien lo necesite. Querías un pan y te lo brindé, ahora dime tus caprichos y los cumpliré hasta llenarte y cuando estés satisfecho me marcharé.

-¿Cómo piensas hacer eso? Y antes que nada ¿qué eres?, pues antes hubiera dicho que eras humana, justo como yo, pero vi brotar esas láminas de tu espalda de manera tan irreal que no dudaría que esto es un sueño- preguntó en un tono aún desconfiado el joven.

- Como ya antes dije soy hija del bosque, y se me encomienda ayudar a los que yo juzgue como almas pobres, para mí es posible hacerlo porque en lo que tu llamas láminas- cuyo nombre real son alas- yace la esencia del bosque, me da poder para volar y para materializar lo que en mi mente llevé, mi prueba para confiar es, el bolillo que ya te has comido. Y ahora, me nombró tu esclava para jurarte fidelidad y que sea tu satisfacción la que me libere.

Aún si poder creerlo, el chico aceptó los términos, pero quería poner a prueba al hada, así que le dijo- ¡oh! Pobre de mí porque he estado vagando este tiempo y ahora estoy moribundo sin un techo.

Observó detenidamente a la joven pero ella permanecía quieta y con los ojos cerrados, los abrió de repente sobresaltando al chico y le dijo: atrás de ti.

Este obedeció y se encontró con una humilde pero preciosa cabaña de madera. A continuación le pidió múltiples cosas, primero eran pequeñas y sencillas pero al poco tiempo sus pedidos fueron más y más extravagantes.

Se le ocurrió cambiar de aspecto y dirigirse al reino más cercano, con ayuda del hada, volvió a estafar a la gente pera esta vez sin ser descubierto gracias al hada, por lo que rápidamente acumuló riquezas, engañaba a los nobles y estos a cambio le daban sirvientes, doncellas y grandes porciones de tierra. Pronto se convirtió en el hombre más poderoso, siendo superado únicamente por el rey.

Ahora con finas túnicas y con un gran barba, ya no se parecía en nada al joven de antes, todos lo llamaban gobernante, pues el nombre de rey todavía le pertenecía a otra persona, desde el principio arrastró al hada con él, la vistió con finos vestidos que escondían sus bellas alas y la hizo pasar por su esposa, para no levantar sospechas, recibían invitaciones para grandes e importantes bailes y todos los días tenían deliciosa comida caliente. Pero aun así el hada no era feliz, cada noche, a la hora de la cena el preguntaba al autonombrado rey:

-¿Ya estás satisfecho? ¿Ya puedo volver al bosque?

Como siempre el gobernante le respondía sin interés- todavía no, aun no es suficiente -Esto se había transformado en una rutina.

La chica perdía la esperanza pues cada vez le era más difícil escuchar al bosque, se estaba alejando. Finalmente se cansó, cuando el chico la llamó como siempre le dijo: ¿sabes? He estado pensando un tiempo y creo que es tiempo, esto ilusionó a la chica por un momento hasta que este continuó- es tiempo de volver a viajar, encontrar otro reino y ampliar mis territorios, tengo demasiada gente para cuidar de mis tierras.

El hada estaba sorprendida y decepcionada pero sobre todo furiosa, pensaba que ya había soportado demasiado así que se le levantó y dijo firme: No.

Esto hizo que el muchacho casi se cayera de su gran silla. Se incorporó molesto y dijo- tu misma te encomendaste a mí, te llamaste mi esclava, no puedes simplemente decir no.

-Es cierto que hice todo eso que señalas y mi condición fue abandonarte hasta que tu hambre fuera saciada, me he dado cuenta de que incrédula fui, debo ayudar a almas pobre, pero la tuya-replicó con una risita- es la peor de todas y me temo que la carga es demasiada para mí, pues para lo que otros es motivo se gratitud para ti es sólo una obligación mía, volveré al bosque pero me quitarán mis alas-al no recibir respuesta, angustiada continuo- me has dado un muchas cosas, pero las hijas de bosque pertenecen a la naturaleza, no al hombre.

El gobernante lentamente alzó su rostro- tú me dijiste que ustedes las hadas sirven para ayudar a los demás, pero si te rehúsas ¿mereces ser llamada hada?

-No entiendo a qué quieres llegar.

No hubo respuesta, sólo se acercó a la chica con un pequeño puñal que siempre llevaba bajo la capa-¡Guardias!- estos acudieron al llamado- llévense a esta traidora. Acataron la orden algo sorprendidos, de tener que llevar afuera a la que antes había sido su señora, aún sorprendida por lo repentino de lo sucedido sólo dirigió una sonrisita hacia el gobernante- disfrútalo, mientras dure.

Pensando que sólo estaba jugando con él se fue a dormir tranquilamente, pero al cabo de unas horas fue despertado por uno de sus sirvientes- ¡amo! Todo se está desmoronando, hay que salir de aquí! Después de haber salido todos sólo podía contemplar como su castillo caía en pedazos. Después de esa noche lo perdió todo, la servidumbre sin entender mucho se marchó, dejando solo al ahora pobre gobernante.

Sin el hada a su lado tenía que conseguir dinero de la manera tradicional, hizo algunos trabajos y tuvo suficiente dinero para mudarse de nuevo, sólo que esta vez lo hacía con otra intención, no quería perder lo poco que podía reunir, así que después de conseguir trabajo en una granja se casó con una pueblerina que conoció, su esposa dio a luz a mellizos, y luego de unos años tuvo su propia granja, donde vendía sus productos.

Un día se le acercó una joven y pidió de sus productos más frescos, el granjero la atendió alegremente hasta que le vio el rostro, no podía articular ni una palabra. La joven fue quien habló:

-Cuántos años, ¿no?

-No has cambiado nada- dijo con esfuerzo.

-Y tú, ahora tienes canas, y pensar que un día nos creían esposos, tiempos nostálgicos- se rio un poco al ver la expresión de su contrario- no me veas así, que no soy fantasma, ellos no son tan simpáticos como yo,

-¿Qué haces aquí?

-¿Acaso no puedo?

Parecía que se estaba pensando la respuesta, meditó un poco y finalmente dijo- yo...lamento lo que hice.

-Mi alas, lo he superado, al final sin ellas no he podido regresar al bosque, pero tampoco me he podido mezclar en totalidad con los humanos, pues...- sólo hizo un gesto hacia su rostro- primero sólo corría de pueblo en pueblo, me casaba un par de años y volvía a huir, o así era hasta que encontré a alguien como yo. Señalo la ventana donde se podía ver a un hombre dando de beber al caballo.

-A él igualmente se cortaron las alas, en muchos sentidos.

Después de pagar por los productos se reunió por el y desaparecieron de la vista del granjero.

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Este es un cuento que escribí para mi examen de periodo de lenguaje, la verdad la idea me gustó sin embargo no estoy satisfecha en como lo desarrollé.