Día 1 - 11 de marzo

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La Academia Wincey, era un lugar de esos que crees que solo existen en los libros, un edificio grande, de ladrillo oscuro, muy alto, si no supiese qué era, bien podía pensar en él como un convento religioso o de alguna secta de hace 50 años. Esa fue la primera impresión que me llevé del lugar donde pasaría los próximos seis años. El interior tampoco era muy acogedor que se diga, enormes pasillos empapelados de color granate con réplicas de cuadros famosos que le daban un aire aún más tenebroso y recargado, así era el edificio principal donde se encontraba la administración y dirección además de alguna que otra sala de estar y sala de conferencias.

Llegué el día 11 de marzo a la residencia de la academia, mi padre me trajo en su viejo coche rojo, lo había lavado el día anterior para intentar dar una buena apariencia, algo que no creo que sirviese de mucho pues el coche estaba viejo y se notaba que se le habían cambiado varias piezas originales para repararlo. No somos una familia pobre, pero tampoco tenemos tanto dinero como para comprar un coche de alta gama, no como los otras familias de la academia. Sí, esta academia, o mejor dicho, internado, es para hijos de familias adineradas que o bien tienen un mal comportamiento o no cambiarán el mundo por su inteligencia, en otras palabras son ''una deshonra'' por no llegar a lo que sus familias esperan de ellos.

Os preguntaréis qué hago entonces yo aquí, pues realmente no lo sé, mi padre recibió una carta de aprobación a la solicitud de ingreso a la academia que enviamos en el verano más en broma que otra cosa, ésta decía algo así como "su hijo ha sido aceptado con una beca en la Academia Wincey para cursar los próximos años escolares...", todavía no comprendo por qué me aceptaron si no tengo ninguna habilidad ni nada especial que destaque, pues éste era otro de los requisitos, además de ser rico y ser una deshonra debías tener algún talento o habilidad que pudiese dar fruto, así la academia se aprovechaba y conseguía tener un alto número de prodigios para la graduación después de explotarlos durante seis años, como comprenderéis el porcentaje de desertores y expulsados era muy alto.

Siempre he sido de los que sacan buenas notas aunque no estudien pero no lo suficiente buenas para estar aquí, y aunque tengo mal carácter y la mayoría del tiempo soy bastante irascible, no soy alguien violento y la sociedad tampoco espera nada de mí. Por este motivo mi padre no pudo negarse a la oferta de admisión en esta prestigiosa institución educativa y me mandó aquí sin dudar.

Por mi parte, como es normal, me opuse a la idea de que me encerraran en una escuela de ricos malcriados durante seis años, ¿a qué adolescente le gusta la idea de que lo encierren en una residencia a las afueras sin la capacidad de salir a libertad y siendo de lo más bajo entre los residentes? Aunque también he de decir que me fascinaba la idea de alejarme de mi padre y mi hermana. Cada vez discutía más con ellos, a la hora de comer esperábamos cualquier comentario por parte del otro para discutir y poder irnos de la mesa cuanto antes, pues ya no queríamos ni hablar entre nosotros. Hasta que mi padre nos dejó comer separados ninguno de los tres nos podíamos ver, mi madre no vivía con nosotros, ella era la única de mi familia que intentaba entenderme, pero después de que se separaran mi padre tomó nuestra custodia y ella se desentendió de nosotros. Nombrarla estaba prohibido, era una de esas normas que aunque nunca se digan están ahí y aunque no entiendas el porqué y quieras desobedecer, no puedes. Yo sí quería hablar de ella, no me gustaba que mis padres tomaran las decisiones y no me explicaran nada siempre diciendo que era muy pequeño o que no lo entendería, creo que esto es un motivo del porqué nunca he entendido a los adultos.

Mi padre fue a aparcar el coche, yo me quedé esperando frente a la enorme puerta de madera que yacía al final del jardín, inmóvil como si en décadas no hubiese sido abierta. Ya habíamos regresado de hacer el papeleo de la inscripción y después de aproximadamente una hora nos dieron la llave y número de habitación donde había sido asignado. Habían pasado cinco minutos desde que mi padre había ido a aparcar el coche, así que decidí ir a buscarle porque no tenía pensado entrar a ese edificio solo ni por todo el dinero del mundo, no es que tuviera miedo, cómo podría tenerlo, era solo un edificio, pero simplemente era uno de esos momentos donde piensas que si te quedas solo te vas a perder o a hacer algo que no debes. Después de un par de minutos di con él, ya había conseguido aparcar el coche después de tener que dar varias vueltas. Aunque el jardín era muy grande tenía pocos sitios donde aparcar, volvimos al edificio, y esta vez sí entramos para buscar la habitación en la que dormiría durante el próximo año.

Mi padre cargó las bolsas con mis pertenencias y yo llevé las dos maletas de ruedas que había traído con ropa, el edificio tenía cuatro plantas, se encontraba en buen estado en el interior pese a la apariencia que podía dar desde fuera, al llegar al último piso me dirigí al número 413, en el edificio los dormitorios de los diferentes cursos se dividían de la siguiente forma, en la planta baja estaba la zona común, unos baños y la habitación del conserje además de la habitación de la limpieza y una biblioteca, en la primera planta estaban los estudiantes de cuarto curso, en la segunda los de tercero, segundo y primero respectivamente. Primero y segundo de Bachillerato se encontraban en un pequeño edificio aparte, no muy lejos de este, a unos cinco o seis minutos, este aunque era mucho más pequeño, era bastante más nuevo, creo que en un principio no contaban con esa formación y por eso se construyó posteriormente al resto.

La habitación tenía dos literas al fondo a la izquierda, un escritorio debajo de la ventana y una pequeña mesa con cuatro sillones en la parte derecha de la sala, también pude ver una pequeña silla cerca de la puerta, la habitación no era pequeña, de eso no me puedo quejar, solo habría pedido que hubiese más de un escritorio pues la biblioteca siempre estaba llena.

Después de que llevásemos las maletas al cuarto y conociese a Eliott y Yuri mis dos compañeros de cuarto, mi padre se fue. Eliott era medio británico, como yo, y medio alemán por parte de madre; Yuri era japonés, y aunque llevaba en el país con su familia desde que tenía siete años su pronunciación era extraña, como si llevase un par de meses solo viviendo aquí.

Después de las presentaciones ellos se fueron a ver un partido de fútbol a la sala común, yo decidí quedarme a ordenar y colocar las cosas que había traído, al poco tiempo me quedé dormido, el viaje me había dejado agotado.

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⏰ Last updated: Apr 06, 2019 ⏰

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